Una salida para peruanos en la pobreza
El
Perú tiene uno de los mares más ricos del mundo y, sin embargo, comer pescado es
un privilegio de pocos, pues hoy cuesta 40% más que hace cuatro años. Los niños
en Piura y Ancash siguen sufriendo de desnutrición, mientras que su mar cuenta
con los recursos que necesitan para su desarrollo. La industria atrae la
atención de inversionistas, entretanto buena parte de los 44 mil pescadores
artesanales ganan menos de S/500 mensuales.
Los
30 millones de peruanos – dueños del mar del Perú – merecen más del sector
pesquero nacional. La riqueza del mar debe llegar a la mesa de las familias a
precios asequibles y beneficiar la economía de los pescadores artesanales. Para que esto ocurra, hay que proteger a la
anchoveta – en las diez millas que el Gobierno ha reservado para los pescadores
artesanales y los de menor escala – porque esta es el alimento que asegura que
especies como la lorna, el jurel, la merluza, el bonito, la caballa, el bagre,
la corvina, el lenguado, el perico, entre otras, crezcan y se multipliquen.
Proteger
a la anchoveta en las diez millas también es bueno para la industria pues
asegura la sostenibilidad del recurso. Hacerlo liberará el enorme potencial
acuícola del país, que hoy pasa inadvertido. El Perú no participa
significativamente en el segmento más importante del sector pesquero mundial
(pescados, crustáceos y moluscos), un mercado con un tamaño de más US$100 mil
millones por año y que en promedio crece 7% anualmente. La industria harinera,
en lugar de integrarse con empresarios acuícolas para forjar el liderazgo del
Perú en esa categoría, está ayudando a otras potencias a consolidarse en el
segmento acuícola.
Los
números son elocuentes: hoy se paga por derechos de pesca US$12 por tonelada de
harina y luego se vende a US$2,000, lo cual genera un gran negocio particular.
Esa tonelada de harina son 4.5 toneladas de anchoveta cuyo valor transformado
para el consumo, en la acuicultura y como alimento de otras especies, podría
aumentar el valor obtenido hasta US$4,000 pero esta vez repartido entre
pescadores artesanales, de menor escala y consumidores peruanos.
Equiparar
la cancha podría aumentar el valor del sector sobre los US$2,500 millones; hoy
está en US$3,800 millones. Así de enorme es el potencial del mar del Perú.
¿Cómo
convertir ese potencial en realidad? ¿Cómo recuperar el mar para todos los
peruanos y sus familias?
Primero, el manejo de políticas públicas que
afectan el sector debe seguir modernizándose con una legislación de vanguardia
y una supervisión de clase mundial. Su objetivo principal debe ser asegurar la
sostenibilidad y el uso eficiente de los recursos pesqueros y el acceso a ellos
de todos los peruanos.
Segundo, hay que salir de la trampa del
corto plazo. Se trata de dejar en el pasado el modelo de crecimiento centrado
en una sola pesquería y donde la mayor protección tiene que ver con la próxima
cuota. La industria puede abrazar una nueva forma de hacer empresa en el sector
pesquero. Los peruanos merecen un sector con empresas responsables, modernas,
eficientes, comprometidas con generar cadenas de valor que fomenten la
redistribución de oportunidades y que respeten la regulación.
No
salir de esa trampa del corto plazo ha costado a otros países la sostenibilidad
de sus recursos y eso explica la tendencia mundial hacia la reducción de los
niveles de extracción y el crecimiento de la acuicultura. Han depredado sus
mares.
En
el Perú, el rostro de esa trampa son los miles de pescadores a lo largo del
litoral que no encuentran en la pesca el sustento para sus familias, debido a
la presión que se ha hecho sobre el mar, y tratan de refugiarse en otras
actividades como la extracción de algas, sin darse cuenta de que muchas
especies desovan en los varaderos de algas. Como resultado de ello, la
afectación al ecosistema es mucho mayor, pero la desesperación es grande.
Tercero, hay que superar las prácticas
asociadas a la pesca de juveniles, a dejar envejecer las multas, a desactivar
el control satelital para entrar en zonas de reserva, entre otros que han
multiplicado las sanciones existentes para la industria y que hoy están
judicializadas. Pero los empresarios de menor escala también tienen la
oportunidad de dar el salto y participar mejor en el mercado. Para ello,
tendrán que dejar de sacarla la vuelta a las normas o desviar su pesca hacia
otros objetivos.
Cuarto, todos los peruanos, desde nos toque
actuar, debemos unirnos para proteger ese recurso, que puede ser el boleto de
salida para peruanos que hoy están atrapados en la pobreza.
La
opinión pública merece ser alertada de que no se trata del Decreto Supremo 005
o de una franja en el mar. Lo que está ocurriendo es que mientras el futuro
para todos los peruanos está tratando de abrirse paso, hay quienes se aferran
al pasado.
Gladys
Triveño
Ministra
de la Producción
Fuente:
Diario
El Comercio del 18 de marzo 2013
NOTA DE PESCA
Esta
declaración de la Ministra, hecha pública a través del Diario El Comercio, es
un actitud totalmente inédita en la historia de la pesquería peruana. Por un
lado representa la afirmación pública y valiente de una nueva corriente de
opinión al interior del gobierno que pretende transformar una situación de
fondo que ha dominado por décadas al sector pesquero. Por otro lado la Ministra
transmite el sentir del pueblo peruano que exige y necesita una pesquería más
participativa e inclusiva, concordante con el mensaje Presidencial.
Si esta
nueva línea de manejo de la pesquería peruana cuenta con el absoluto respaldo
de Palacio de Gobierno a la gestión de la ministra, se abre la posibilidad de
que de aquí al 2016 la pesca en el Perú sufra una verdadera transformación y se
desplace el eje del poder, del administrado, hacia el Ejecutivo, quien
representa los intereses del pueblo peruano.
Tradicionalmente,
de una forma u otra, un importante
sector de los administrados ha tenido influencia y manejo relevante en la
administración de la pesquería, constituyendo factor importante en el estado
actual de la misma, que es eminentemente poco inclusiva y poco distributiva. Se
evidencia la intención de este gobierno por trasladar el poder al legítimo
administrador de los recursos pesqueros, que es el Ministerio de la Producción.
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