Cada cinco
años los peruanos asistimos a la posibilidad de renovar Presidente de la
República y Congreso.
Elegimos,
bien sea por emotividad o por simpatías personales; pero creo que muy pocos lo
hacen en función al análisis de la oferta electoral que se plasma en un plan de
gobierno. Y esto se debe básicamente a que estamos perdiendo, si es que no lo
hemos perdido ya, el hábito de leer y la capacidad de interpretar lo que se
escribe. Estamos en la era del título, del mensaje corto, de la ayuda memoria, del
resumen, de la manipulación de nuestras mentes por los medios y de la pérdida
de identidad y capacidad de análisis.
Claro que
también es cierto que los planes de gobierno no necesariamente se cumplen. La
mayoría de las veces no dejan de ser declaraciones líricas, carentes de
realismo y endulzadas con ofertas para engatusar a la gente o hacerles creer
que existe a posibilidad de acceder a un mundo ideal, que por lo general nadie
tiene la menor idea de cómo construir. Quizá por eso no interesa leer los planes
de los candidatos. ¿Para qué si nos mienten siempre?
Lo bueno
es que la indiferencia y la flojera de leer no son enfermedades incurables.
Todo depende de la voluntad personal para salir del facilismo y del letargo en
el cual la internet y las redes sociales nos han hundido. Tenemos que
reaccionar porque somos los responsables de elegir a quienes nos deben gobernar
debidamente.
El
problema es que no existe norma alguna en el país que obligue a un candidato a
la presidencia de la República a cumplir lo que promete durante la campaña
electoral ni a ejecutar lo que ofrece como Plan de Gobierno. Tampoco para sus Ministros. La figura
personal del candidato presidencial no es suficiente garantía para anticipar lo
que se vendrá en materia de administración y regulación de la pesquería.
Los planes
y programas así como las ofertas hechas en tiempo de elecciones, son solamente
eso: ofertas.
Una
muestra de la intención de cumplimiento y/o un indicador de lo que se viene
para el sector pesquero, se podría ver en la conformación de los equipos de
trabajo que asumirán funciones ejecutivas después del 28 de Julio. Pero
generalmente llegan a la quincena de junio sin haber definido el equipo de
gobierno, lo que aumenta la incertidumbre, en especial si es un candidato nuevo.
El sector
requiere de políticas de largo plazo que estén en manos de funcionarios
competentes, comprometidos con una idea y con experiencia en el sector.
El voto
pesquero debería orientarse hacia quien ofrezca la mejor idea en materia de
ordenamiento y reforma del sector con el mejor equipo humano posible.
Los planes
de gobierno y las políticas nacionales tienen una base legal y un formato
establecido por la Autoridad Electoral en el primer caso y por el CEPLAN en el
segundo.
Estas
metodologías pueden ser muy técnicas y estar basadas en la mejor concepción
académica del arte de la gobernabilidad y la gerencia política; pero adolecen
de un defecto que las hace poco viables, electoralmente hablando: están
diseñadas para ser entendidas por personas diestras en ese lenguaje y que
comprendan cosas que el común de los ciudadanos no conocen ni tienen por qué
conocer. Son, o pueden ser, documentos técnicos, pero por un lado nadie
garantiza que se ejecuten una vez el partido ganador asuma el poder y por otro,
no está garantizado que alguien los lea. Por lo general son documentos extensos
que a nadie le importa, en especial si se trata de pesca.
En este
contexto, el plan de gobierno debería ser de diseño propio, político y dirigido
al ciudadano, en especial a aquél que no sabe de pesca y/o no le interesa.
Porque en el fondo sí le afecta y porque es ese ciudadano el que vota y designa
al ganador. No votan solamente los pesqueros.
El diseño
del plan de gobierno es un reto: debe ser corto, sencillo de entender, fácil de
ejecutar y responder a necesidades propias del sector. Pero por sobre todo debe
estar concebido para servir a la gente, al país y a las mayorías.
Hay muchas
ideas, muchas necesidades y muchos problemas en el sector. ¿Se pueden abarcar
todos en un solo período de gobierno? Lo más probables es que no.
Se
necesita entonces elegir algunos problemas para poder elegir cuáles de ellos
deben ser materia de atención de acuerdo a la ideología del partido que los
diseña.
¿Pero
quiénes son los responsables de elaborarlo y quiénes ejecutar el plan si es que
ganan?
Deben ser
expertos en el tema, que comulguen con las ideas del partido y del candidato
para que luego asuman los cargos que les permitan ejecutarlo. Es la mejor
receta para hacer algo serio realmente. Deben conformar un equipo técnico con
ideas comunes y capacidad de trabajo en equipo.
Pero
generalmente no ocurre así. Puede ocurrir que personas honestas y con
convicción diseñan el plan; pero que termine en manos de otras personas que no
creyendo en el mismo, ni entendiéndolo, asumen los cargos por decisiones
políticas de conveniencia, no necesariamente para el sector.
También
puede ocurrir que asumiendo el poder quienes diseñaron el plan, se encuentren
con un aparato burocrático y legal que les dificulta hacer lo que deba hacerse.
En todo
caso, es Palacio de Gobierno quien tiene que crear las condiciones para que se
facilite la ejecución de lo ofrecido en la campaña electoral.
También
pueden ocurrir miles de cosas más. La aleatoriedad en el escenario político es
enorme, por lo cual se requiere de un liderazgo fuerte y efectivo desde
Palacio.
Los invito
cordialmente a leer el suplemento de la Revista Pesca que presenta el tema de
las elecciones presidenciales y la pesca en el Perú.