EL TEMA DE FONDO
El tema actual es,
si la información que se expone a continuación, que es una parte muy pequeña de
la historia de la pesca peruana, está siendo conservada y/o preservada.
Todo lo actuado en
la pesquería, desde la creación del Ministerio de Pesquería, tuvo como componente
básico la participación y la actuación de personas.
Muchos laboraron en
el sector público que administró y administra la pesquería, muchos se
retiraron, algunos tal vez continúan y otros ya murieron. Fueron ellos los que
hicieron la historia, pero ¿alguien la escribió para guardar su recuerdo y su
memoria?
Hoy se hace esta
pregunta más relevante que nunca en la medida que los funcionarios más antiguos
se han ido retirando, o los han ido retirando y se ha venido contratando nuevas
personas sin un relevo ordenado que asegure, no solo la transmisión del cargo,
sino de la memoria institucional.
Gran parte de los
funcionarios actuales del sector no conocen el sector, ni provienen de la
pesca, por lo tanto carecen del recuerdo o de la memoria de los hechos que han
conducido a la pesquería al lugar donde se encuentra en este momento de la
historia.
Por otro lado, la
alta rotación de funcionarios ha perjudicado al sector de diversas maneras, una
de las cuales es el olvido o el desconocimiento de lo anterior al momento actual.
La elaboración de
nuevas normas se dificulta, no solo por el hecho de contar con funcionarios
inexpertos, sino también por el hecho de desconocer los antecedentes. Poco a
poco las nuevas generaciones de funcionarios del sector pesquero habrán perdido
de vista por completo la historia normativa, estadística y general de la
pesquería peruana.
El relevo
generacional y de funcionarios debiera tener un cierto sentido de orden que
contemple la transmisión de la información y de la historia.
La pesca peruana no
se hizo ayer ni en un solo día, y eso debe ser recordado.
Extracto de la
séptima edición del libro Historia de la República del Perú, 1939, de Jorge
Basadre.
Por lo tanto, el pasado no puede ni debe ser olvidado, pues de lo contrario no habría nada que asimilar al presente. Entre otras cosas, muchas personas no deben ser olvidadas ni desaparecidas de la memoria sectorial.
“La creación del Ministerio
de Pesquería el 16 de diciembre de 1969, la reafirmación de la defensa
irrestricta de las 200 Millas marinas peruanas, la preservación de los recursos
ictiológicos, la creación de EPCHAP (Empresa Pública de Comercialización de
Harina y Aceite de Pescado) y EPSEP (Empresa Pública de Servicios Pesqueros) el
5 de Mayo de 1970, la dación de la Ley de Pesquería en marzo de 1971, la
creación de la Comunidad Pesquera en abril de 1973, la creación de PESCA PERU
el 7 de Mayo de 1973, entre otras, fueron piezas claves del cambio que la
pesquería peruana experimentó durante el gobierno revolucionario de la Fuerza Armada.
Al mismo tiempo, hizo jugar a IMARPE un papel más relevante en su misión
investigativa y científica para la preservación de las especies marinas. Por
eso, durante estos años la población pudo gozar de pescado abundante y barato y
el Estado pudo obtener ingresos mayores al que recibe actualmente por la
actividad pesquera.
Cuando el Ministerio de
Pesquería entró en funciones en 1970 con el General Javier Tantaleán Vanini
como ministro, la política pesquera estaba orienta a la producción de harina,
la pesca de consumo humano no tenía el mismo nivel de priorización.
ALGO
DE HISTORIA
La mayoría de las empresas
de harina de pescado tenían elevados endeudamientos que las hacían vulnerables
durante los períodos cortos de caída del mercado; dado que, dependían de su
rápido crecimiento para pagar sus deudas y obtener una ganancia. En 1963, entre
un 60% y 80% de los activos fijos totales y capital de trabajo de la industria
estaba financiado por préstamos, fue justamente en ese año que el sector
atravesó una severa crisis; más por factores de índole local que por factores
externos:
En diciembre de 1962, se
estableció un impuesto de 25 soles por cada tonelada de pesca destinada a la
industria, ante lo cual los dueños de las empresas pesqueras reaccionaron con
un paro patronal en enero de 1963. Esto a su vez condujo a una huelga de las
tripulaciones pesqueras que duró un mes; y, cuando se iniciaron nuevamente las
actividades los mejores meses de pesca habían pasado y muchas de las compañías
enfrentaban grandes dificultades en sus flujos de caja. En mayo de 1963, los
bancos comerciales alarmados ante las perspectivas de un mal año para la
industria, anunciaron restricciones en la disponibilidad futura de crédito para
las compañías pesqueras. Luego, a mediados de año, este recorte crediticio
coincidía con montos de pesca desacostumbradamente bajos; y, en consecuencia,
quebraron un gran número de firmas.
En 1964, la actividad
pesquera reanudó su crecimiento; pero, el número total de plantas de harina de
pescado se había estabilizado en unos 150; y, de 1967 en adelante, comenzó a
bajar hasta llegar a alrededor de 100 en 1972.
Es necesario recalcar que
si bien se logró continuar la expansión de la producción por medio de la
introducción de un nuevo grupo de bolicheras grandes y de mejores técnicas en
el proceso de elaboración de la harina de pescado; la producción de harina de
pescado comenzó a hacer peligrar la población de peces de la corriente del
Humboldt ya que ésta no era ilimitada y la captura máxima de peces que podía
sostenerse a largo plazo estaba condicionada por la capacidad reproductiva de la
anchoveta.
El gobierno de Prado, entre
1956 y 1962; mientras permitía el desarrollo de la pesca de la anchoveta, había
intentado condicionar el crecimiento de la industria mediante un sistema de
licencias; pero tuvo como resultado un aumento de la corrupción y de la
especulación con este sistema que fue abandonado en 1962.
A mediados de los años
sesenta aparecieron señales de sobrepesca en el Norte y en el Centro del país y
el crecimiento de la industria después de 1963 se concentró en las zonas
pesqueras de la costa sur, que habían sido menos explotadas.
En 1965, debido a
disturbios de las corrientes oceánicas, conocidos en el Perú como el fenómeno
del Niño; se origina una severa mortalidad entre las aves marinas y una caída
de la producción de harina de pescado.
Los biólogos del gobierno
recomendaron limitar la captura anual de pescado a siete millones de toneladas
mediante una temporada de veda y la imposición de cuotas limitadas en la
captura total; sin embargo, en 1966 el gobierno; dada la intensa oposición de
la industria, decretó sólo una veda de tres meses e indicó que la captura anual
estaría restringida a menos de ocho millones de toneladas.
Por otro lado, la
industria, que tenía una capacidad suficiente para procesar no menos de 16
millones de toneladas anualmente, había invertido fuertemente en la compra de
nuevos barcos pesqueros. Esta secuela de inversión deliberada, que producía un
exceso de la capacidad pesquera; originó que hacia 1970 - 1971 la industria
tenga una capacidad para capturar 30 millones de toneladas anuales (asumiendo
un año de 300 días útiles).
El resultado fue la
imposibilidad de mantener el límite de captura de los ocho millones de
toneladas y el que los tres meses de veda fueran ineficaces como recurso para
limitar la producción. En 1968, la captura anual alcanzó más de 10 millones de
toneladas y la población de aves marinas, que ascendió a más de 15 millones a
principios de los sesenta, había caído por debajo de los cinco millones.
Es así que, en 1970, una
misión de la FAO advirtió que el promedio de la captura a largo plazo no podía
sostenerse durante mucho tiempo en niveles superiores a las 9.5 millones de
toneladas. Se decretó un límite oficial de 10 millones de toneladas. Sin
embargo, la industria no respetó este tope y la captura durante este año
ascendió a más de 12 millones de toneladas.
Hacia fines de 1972; surge
una nueva perturbación en las corrientes oceánicas, que originó la desaparición
de la harina de pescado en la lista de los principales productos de exportación
peruanos”.
Fuente: http://www.monografias.com/trabajos6/sepe/sepe2.shtml#ixzz3c6iDOu7L
“La comercialización de la
producción pesquera para el mercado externo, a partir de las reformas del
gobierno de Velasco, se venía realizando a través de dos entes: el sector
privado y el Estado.
Hasta inicios de 1981 el
sector privado solamente se dedicaba a la exportación de conservas y la
industria de congelado; sólo después del 21 de Marzo de 1981, con la
liberalización de la comercialización de Harina de pescado, se creó un canal
privado paralelo al del Estado. Y a partir de ese entonces el sector privado
tomó un rol más importante en la exportación de este producto.
La participación del Estado
en la comercialización externa de los productos de la pesca tuvo mayor
incidencia en la harina y aceite de pescado a través de EPCHAP (Empresa pública
de comercialización de harina y aceite de pescado) y Pesca Perú.
En la década de los 80s la
comercialización de los productos pesqueros a excepción de pescado fresco
siguió estando dirigida al mercado externo. En 1981, 1982 y 1989 se dio mayor
énfasis a la exportación, logrando una participación dentro del consumo total
de 63%, 62% y 72% respectivamente.
La harina de pescado
constituyó, como en épocas pasadas, el principal producto exportado tanto por
la empresa Estatal Pesca Perú como por los agentes privados.
La caída, en 1982, del
volumen exportado de harina de pescado se debió a la mayor competencia de la
harina soya, al incremento en la venta de harina de pescado por parte de Chile
y a la baja en la demanda en el mercado mundial.
En 1983 se agudizó esta
disminución, debido básicamente a dos factores:
·
Paralización de Pesca Perú por problemas
laborales y financieros.
·
Menor disponibilidad de recursos de
Anchoveta.
A partir de 1984, la
comercialización externa se recuperó siguiendo una tendencia creciente en
términos de volumen hasta 1989, año en el cual se logra exportar 1’190,700 Tm; es
decir, un incremento de 147% y 157% respecto al año 1985 y 1980.
La exportación de conservas
se incrementa hasta 1982 luego tuvo una declinación del 64% en 1983 debido a la
contracción del mercado Sudafricano y al efecto de las políticas
proteccionistas adquiridas por Reino Unido y Sudáfrica principalmente.
Otro factor que afectó, fue
la menor producción por la preferencia de los empresarios privados por producir
harina de pescado en vez de conservas.
Esta situación continuó
durante el resto de la década, disminuyendo de 1’120,215 Tm comercializadas en
1981; a un mínimo de 16,669 Tm en 1986; vale decir, un decremento del 85%.
En relación al consumo
externo de pescado congelado, la demanda externa a nivel mundial es creciente.
El producto congelado mantiene un nivel importante de exportación.
El consumo de curado
procedente del Perú, es todavía limitado
Financiamiento del sector
pesquero:
Durante la década del
ochenta el sector financiero nacional se encontraba en crisis y era difícil
obtener créditos del exterior; debido a ello, los sectores productivos
experimentaron una carencia de financiamiento. El sector pesquero se vio
afectado debido a la urgente necesidad de renovar la flota de equipos y
plantas, siendo muy obsoletos para su uso.
Las fuentes de financiamiento
estaban constituidas por:
·
las líneas de créditos ofrecidas por la
Banca Nacional e Internacional,
·
la generación de recursos propios de la
actividad productiva,
·
el aporte del Estado
·
el crédito de proveedores y terceros
·
los agentes productivos dueños de la
empresa.
En relación a los recursos
otorgados por el Sistema Financiero, el Banco Industrial ha sido principalmente
el que ha otorgado créditos al Sector Pesquero.
Entre 1985 y 1988 fue de
31% aproximadamente. Su destino fue para financiar la elaboración de pescados,
crustáceos y otros productos marinos. En segundo lugar, fueron los préstamos
otorgados a la pesca de altura y costera; y, por último, los dirigidos a la
actividad langostinera.
Los créditos otorgados al
sector se contrajeron en los dos últimos años de la década del ochenta debido
al proceso recesivo y la disminución de flujos financieros en el Sistema, como
se observa en el cuadro.
El crédito para la
elaboración de pescados, tanto en la mediana como en la pequeña empresa, son
los rubros que han captado los mayores préstamos. En contrapartida a la pesca
artesanal que ha tenido siempre un reducido financiamiento. Sin embargo, cabe
destacar que, en los años 1980 y 1981, los créditos estuvieron dirigidos
principalmente a la actividad conservera y a la pesca artesanal. Sin embargo,
el crédito estaba concentrado en pocas empresas.
A nivel general, el número
de créditos otorgados al sector pesquero tuvo un auge en los años 1986 y 1987;
a partir de siguiente año, los créditos otorgados por el Banco Industrial
registraron una tendencia descendente.
En 1986 se creó el Fondo de
Reactivación de la Flota Pesquera con un monto de 421’000,000 intis con la
finalidad de destinarlos para la reparación, reequipamiento y adquisición de
redes de las embarcaciones pesqueras dedicadas a la pesca de consumo humano
directo e indirecto.
De otro lado ese mismo año,
se creó un fondo con un monto de US$ 10 millones para destinarlos a otorgar
apoyo financiero a empresas pequeñas del sector público y privado dedicados a
la extracción y transformación, con el fin de atender la alimentación de la
población.
En la práctica no se
utilizaron con la finalidad deseada, debido al problema de disponibilidad de
recursos y al mal manejo administrativo; ambos factores le quitaron fluidez al
accionar del fondo vinculado a la flota.
En el caso del crédito
otorgado a la pesquería por la Banca Comercial y de Ahorro, la captación ha ido
incrementándose en los últimos cinco años de la década del ochenta;
especialmente en 1988, donde significó el 3.9% del total colocado como se
observa en el Cuadro Nro. 17. Pero su participación es poco significativa
respecto a sectores como: Industria, Comercio y Minería que captaron en
conjunto más del 70%.
También se otorgó líneas de
crédito a través de COFIDE. Durante 1980 y 1981 COFIDE concedió apoyo para el
desarrollo de proyectos tales como envasado de conservas, instalación de
frigoríficos etc., pero casi la totalidad se convirtieron en deudas morosas.
Los créditos superaron a los del Banco Industrial durante 1987 y 1988; sin
embargo, es de considerar la tendencia decreciente de sus colocaciones durante
la década del ochenta, como se observa en el Cuadro Nro. 18.
En conclusión, las
inversiones realizadas producto del financiamiento durante esa década hacia
plantas de Harina de pescado, procesadoras de conservas y flota dieron como
resultado dos fenómenos muy marcados:
·
La subutilización de la capacidad instalada.
·
La presión por ampliar los montos de
captura.
Sin embargo, en los últimos
años se ha perfilado dos nuevos campos de inversiones, la producción de
procesados de pescado y la Harina desgrasada y, nuevos productos para consumo
humano directo, así como inversiones en Acuicultura de Conchas de Abanico y
Langostino”.
Fuente:
http://www.monografias.com/trabajos6/sepe/sepe.shtml#ixzz3c6iclFEC