Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar
(ENDES) 2014, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INEI) a nivel
nacional, la desnutrición crónica afectó al 14,6% de niñas y niños menores de
cinco años. Se presenta principalmente
en zonas rurales (21.9%) y en menor proporción en lugares urbanos (5.8%). La
anemia, a nivel nacional, afecta al 46.8% de niñas y niños menores de tres años
de edad. Se presenta con mayor frecuencia en áreas rurales (57.5%), a comparación
con la zona urbana (42.3%).
A pesar de su inmensa riqueza marina, este porcentaje
de niños sufren de desnutrición crónica, consecuencia en gran medida de la
escasa disponibilidad de alimentos nutritivos. Por ello, entre otras razones,
somos un país obligado a conocer el mar y sus recursos, para priorizar acciones
orientadas a atender las necesidades primarias de alimentación y nutrición de
nuestra población. O para exigirlas.
Mientras esto no se resuelva, no podremos crecer con
equidad y con inclusión. El modelo nos lleva a considerar que el producto
pesquero es más rentable cuando se exporta. La necesidad de otros países es una
fórmula mágica que lo transforma todo en oro.
Nos jactamos, groseramente, del éxito económico que significan los
volúmenes de proteína exportados tanto en forma de harina de pescado como de
productos hidrobiológicos congelados y en conservas, mientras niños peruanos
padecen hambre. Lo censurable es que la exportación se subsidia y se incentiva,
mientras que la venta de pescado al mercado nacional no tiene ningún beneficio
ni apoyo estatal. No se compite con equidad por ambos mercados.
La actual contribución de la pesca a través de
derechos de pesca e impuesto a la renta de tercera categoría es insuficiente e
inequitativa. No es inclusiva ni redistributiva. Los índices de distribución
del canon pesquero son errados: distribuyen escasos recursos en forma
ineficiente. La exportación de nuestros recursos pesqueros no beneficia sino a
una pequeña porción de la población.
No se puede proteger lo que no se conoce, por eso hay
que conocer el mar y la pesca. No se puede distribuir lo que no ha sido
cobrado, por eso hay que cobrar derechos de pesca justos. No se debe explotar
recursos naturales sin compensar adecuadamente a la sociedad. No debe existir
desnutrición en un país con tanta abundancia de proteína proveniente de
recursos pesqueros. Por eso debe someterse a debate la necesidad de una mejor
participación de la Nación en la bonanza de la pesquería del Perú, cuyo
paradigma dominante es el de una pesquería mono específica que desembarca los
volúmenes más grandes de recursos pesqueros del planeta, sin generar beneficios
adecuados para la sociedad peruana.
Utilizar los recursos pesqueros para la alimentación
nacional en forma prioritaria, debería ser un objetivo nacional fundamental en
la elaboración de una Política de Estado para la pesquería peruana.
La pesquería no es solamente un tema de exportación,
ni de sus empresarios o trabajadores, ni de los pescadores. Debe ser,
fundamentalmente, una actividad que focaliza su atención en el ciudadano, que
es el consumidor final. Debemos procurar que este sea, prioritariamente
nacional y no extranjero.
“El derecho a
pescar debería basarse en criterios ambientales y sociales”
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones
que tienen por objeto exponer la necesidad de hacer sostenible la extracción de
los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad
alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a DICIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.