“Los recursos marinos son un bien público, no un
recurso privado. Por tanto, el derecho de explotar esos recursos debe asignarse
con arreglo a criterios que garanticen que la pesca contribuya lo máximo posible
al interés público”
Los números que se exponen a
continuación no necesitan mayores comentarios. Evidencian una injusta
participación de la Nación en la explotación de los recursos pesqueros.
El cuadro resumen global indica cifras
pobres, pero los cuadros de distribución a las Municipalidades reflejan un
escenario injusto, inadecuado e inapropiado y por lo demás absurdo.
Los derechos de pesca
representan una contribución que no se exhibe públicamente.
Es necesario entender que el impuesto a la renta se
aplica sobre las utilidades obtenidas en el ejercicio. Sin embargo el nivel de
eficiencia de una y otra empresa puede ser tan diferente como para producir
estados financieros completamente distintos. Así puede ocurrir que en el
supuesto de que dos empresas extraigan, por ejemplo, 500 mil toneladas de
anchoveta cada una, la primera tenga pérdidas financieras y la segunda arroje
utilidades pobres. Por tanto su contribución con el impuesto a la renta puede
ser nula o pobre.
Ocurre que la extracción de 500 mil TM de anchoveta produjo un impacto sobre el ecosistema, independientemente de que haya generado utilidades o no. Ocurre que procesar 500 mil TM de anchoveta para convertirlas en harina ha generado un vertido de contaminantes al mar procedente de las embarcaciones y de las plantas, independientemente de que haya generado utilidades o no. Y la contaminación atmosférica también se genera con o sin utilidades.
La Ley de Canon pesquero vigente, establece que su constitución es:
• 50% del impuesto
a la renta de las empresas dedicadas a la extracción comercial de pesca de
mayor escala de recursos naturales hidrobiológicos de aguas marítimas y
continentales lacustres y fluviales
• 50% de los
derechos de pesca de las empresas dedicadas a la extracción comercial de pesca
de mayor escala de recursos hidrobiológicos
• 50% del
impuesto a la renta de las empresas que además de extraer los recursos
naturales hidrobiológicos se encarguen de su procesamiento industrial.
Información disponible a partir del 2003
Al no existir información disponible sobre la recaudación de derechos de pesca, se toma como fuente la transferencia que hace el Gobierno Central a los Gobiernos locales y regionales provenientes del 50% de los derechos de pesca y del impuesto de renta para conformar el canon pesquero.
Por deducción
simple, el doble de las transferencias provenientes de los derechos de pesca se
convierte en el total de los mismos. Igual con el impuesto a la renta.
Esto
ocurre solo a partir del 2003 y se evidencia que estos ingresos son pequeños en
relación a los ingresos del sector.
El canon pesquero, tal como está actualmente, lo único que hace es dispersar y atomizar recursos financieros exiguos de inicio.
El país no conoce el monto recaudado por derechos pesca, quiénes pagaron, quiénes deben y en qué se ha empleado esta recaudación.
Produce es el ente responsable de esta recaudación.
Transfiere el 50% al MEF para alimentar el canon pesquero y retiene el 50%.
¿En qué ha empleado este porcentaje en los últimos 5
años? La única información pública de la cual se puede deducir el monto
recaudado es la transferencia de canon pesquero que efectúa el MEF. Al ser el
50% se deduce cual es la cifra retenida por Produce. Pero la autoridad de
pesquería no exhibe la información en forma transparente.
Los siguiente cuadros son una muestra de la distribución del canon proveniente del impuesto a la renta, que evidencia la ineficiencia de la distribución a través de los índices que elabora el MEF. El primero es de los 22 de mayor recepción y el siguiente de los 20 de menor recepción:
Estos cuadros no muestran el movimiento del mercado interno, porque o no existe esa información públicamente o es complicado encontrarla. Solo muestran exportaciones y renta, lo que permite presumir que los ingresos del sector son obviamente mayores. Por tanto la proporción entre los ingresos brutos del sector y su impuesto a la renta de 3ª. Categoría será mucho menor aún.
Por más que se pretenda
justificar que el sector genera divisas (que finalmente son propiedad de los
exportadores y no del Estado) y generan empleo directo e indirecto, la realidad
muestra que el sector pesquero peruano no es necesariamente inclusivo, puesto que a
los dueños de los recursos, es decir el pueblo peruano, se les transfiere solo
lo que se muestra en estos cuadros.
Existen otras tasas y
contribuciones del sector pero que obedecen a disposiciones laborales y
benefician solo a algunos de los trabajadores del sector industrial formal. El
pago al Programa de Vigilancia y Control de la Pesca y Desembarque en el Ámbito
Marítimo quedó establecido en el DL 1084, norma que fue elaborada fuera del Ministerio, probablemente por la propia industria a través de alguna
consultora, lo que indica que fue aceptada y aprobada por la propia industria.
Por tanto no corresponde quejarse de ello. Tal vez fue parte del costo de la
exclusividad por la pesca de anchoveta, tal cual lo dice el DL 1084.
CONCLUSIONES
La industria pesquera que
destina recursos hidrobiológicos a su transformación en congelados, enlatados,
curados y principalmente anchoveta para su reducción en harina, si bien es
cierto significa un importante aporte al PBI, también es cierto que:
Ø
Contribuye con el
impuesto a la renta de tercera categoría en una proporción muy baja en relación
a la producción que exporta.
Ø
Contribuye con una
tasa de derechos de pesca baja.
Ø
Causa un impacto
serio al medio ambiente, que es visible y evidente en todas las ciudades donde
se encuentran plantas procesadoras de harina de pescado. Impone a los
pobladores de dichas ciudades una calidad de vida negativa y perjudicial para
su salud.
Ø
Causa un impacto
sobre la biomasa de anchoveta reduciendo las posibilidades de alimentación de
la cadena trófica superior, provocando una reducción de las poblaciones de aves
guaneras y de peces, cuyos efectos más directos los sufre la pesca artesanal.
Ø
No se ha hecho
nada efectivo para limpiar y descontaminar las bahías donde se realiza esta
producción, y se continúa causando impactos negativos sobre el océano y sobre
el aire.
Ø El impuesto a
la renta también es bajo, y hasta desaparece cuando se le contrasta con los
impuestos que el Estado devuelve al sector. Las cifras indican que lo que la
industria paga por derechos de pesca y de impuesto a la renta son pobres en
relación con el deterioro que causan en el medio ambiente y no valorizan los
peces y mariscos.
Ø Resulta, en
términos prácticos que todo lo que se pesca tiene costo cero. La materia prima
sale gratis, porque lo que se gasta en pescarlo no es costo de la misma, sino
operativo.
Ø Los beneficios
económicos del sector pesquero marítimo alcanzan a una fracción mínima de la
población costera involucrada.
Ø Los volúmenes de recursos pesqueros naturales no aumentan a la par que crece la población vinculada a la extracción.
La industria pesquera se considera un gran aportante al
PBI, que viene teniendo un alto índice de crecimiento, pero en términos de
impuestos y contribución a la alimentación nacional la realidad es otra, como
muestran las cifras.
El Estado, entre las cifras que debe poner sobre la mesa, está la recaudación de los derechos de pesca y el destino de esa recaudación. Esto permitiría evaluar en cifras reales, cuánto es lo que la sociedad civil peruana percibe como retribución de la industria pesquera por el privilegio de extraer peces del dominio marítimo peruano
Finalmente el tema es ¿Qué gana la sociedad peruana? ¿Qué gana el Perú con la pesquería industrial en
términos de beneficio directo al ciudadano común y corriente y al propio sector
en términos de inversión en infraestructura, capacitación e investigación y
desarrollo?
Se ha atribuido siempre a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable.
Se ha elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos, creyendo que los recursos pesqueros son infinitos e inagotables y forzando la extracción hacia límites impredecibles en sus consecuencias.
No se puede ocultar el
hecho de que el número de personas que pescan ha aumentado y que éstas están
cada vez mejor equipadas a nivel de flota y de aparejos tecnificados.
A ello se le define
como aumento o crecimiento del esfuerzo pesquero.
Sucede que la biomasa
de las diversas especies objetivo sigue el camino inverso: éstas se reducen y
por tanto son insuficientes para satisfacer las expectativas y necesidades de
todos los partícipes de la pesquería.
El recurso pesquero no
aumenta en función de la demanda.
La versión completa en PDF puede bajarse del siguiente link: