La
empresa privada dispone diversos
mecanismos de auditoría y control sobre sus actividades a fin de asegurar su
eficiencia, rentabilidad y cumplimiento de las normas vigentes.
El concepto general es que las acciones de control actúan
sobre procedimientos administrativos, contables, legales y tributarios. Es
necesario ampliar el concepto hacia la fiscalización de la gestión y su
actuación en el campo técnico y científico a fin de asegurar la correcta
utilización de los procedimientos competentes a cada caso. La mayor parte de
especies carecen de información científica que permita establecer límites
máximos de captura. Solo poseemos abundante información de la anchoveta, algo de
merluza, jurel y viajes a la Antártida. Las prioridades de investigación tienen
que replantearse debidamente.
En este orden de ideas, el Instituto del Mar del Perú es
el único organismo científico del estado peruano que proporciona información
científica en base a la cual la Autoridad Administrativa de Pesquería emite
normas y regulaciones administrativas sobre las pesquerías.
Su actuación es tan importante que amerita ser sometida a
una auditoría técnico científica a fin de garantizar a la sociedad civil
peruana que los procedimientos que viene empleando son los más adecuados y
convenientes.
No significa, necesariamente, poner en tela de juicio su
prestigio, sino que es un acto legítimo que posee el Estado para garantizar la
debida actuación de sus organismos. Tal cual la Contraloría interviene en
aspectos administrativos, debería también intervenirse en sus aspectos
científicos y de gestión, para lo cual se precisa una auditoría que sea
efectuada por un organismo científico internacional, dado que en el Perú no
existe un organismo similar al IMARPE.
El solo hecho de ser la única entidad que proporciona
información científica, debiera generar la necesidad de que sea periódicamente
auditada en sus aspectos técnicos. La inusual oposición que se observó a esta
propuesta formulada al inicio del presente gobierno, generó y genera
suspicacias por cuanto una auditoría, lejos de desprestigiar al ente auditado,
le proporcionaría mayor credibilidad. A menos que se quiera ocultar algo que
solo podría saltar después de una inspección y auditoría técnica.
No se debe olvidar lo ocurrido con la merluza: En
setiembre del 2,001, con apenas unos días de anticipación, se informó a la
industria merlucera que se daría una veda larga. Nunca antes se había dado.
Hasta ese momento se había trabajado con la hipótesis de
un stock de merluza de entre 500 a 700 mil toneladas, lo que permitía pescar
alrededor de 130 mil Tm. al año. Información técnica de IMARPE.
En
setiembre, además del anuncio de la primera veda reproductiva, se informó que
el stock era solamente de 200 mil Tm. O
sea que faltaban 300 mil Tm. sin que existiera una explicación convincente del
porqué.
Este solo antecedente refuerza la necesidad de una
auditoría técnica. Lo ocurrido en ese entonces podría volver a ocurrir con otra
pesquería, como la anchoveta por ejemplo