En una nota
publicada por Semana Económica el 18 de enero de 2018, en el siguiente link:
se menciona lo siguiente:
“El viceministro de Pesca y
Acuicultura, Héctor Soldi, aclara que la obligación de los armadores de bandera
extranjera de realizar descargas de no menos del 30% de las capturas de atún,
como condición ineludible para el otorgamiento de los permisos de pesca, no ha
variado en extremo alguno”
“El volumen acumulado actual [de atún
de los barcos extranjeros] es superior a la demanda de la industria nacional
observada en los últimos años”, señaló el viceministro Soldi a SEMANAeconómica,
en comunicación escrita. El funcionario agregó que, con el decreto, se
garantiza “que las obligaciones de descarga acumuladas no se pierdan en las
próximas temporadas como resultado de ejecuciones de las cartas fianza, en un
contexto de garantizar el abastecimiento de materia primas frente a las nuevas
inversiones en el sector atunero”.
“El viceministro Soldi adelantó que en el corto plazo
buscará prever la continuidad de abastecimiento del atún con la participación
de la flota de bandera extranjera, para que de esa forma se impulse la
industria de procesamiento de este recurso. Sin embargo, agregó que con miras a
diversificar las tradicionales líneas de producción de pota, jurel, caballa, merluza
y anchoveta buscarán “un real compromiso del sector privado en la inversión en
infraestructura moderna para la producción de productos pesqueros sanos y
competitivos”
Dado que la flota
nacional no responde a los estímulos existentes para la pesca de atún, el
Estado habría encontrado como mecanismo de aprovechamiento de este recurso
pesquero (esperamos que sea solo para el atún), acudir a embarcaciones de
bandera extranjera.
Si a la flota
nacional no le interesa participar, es porque el Estado no encuentra mecanismos
eficaces para incentivarlos.
¿Qué hace falta
para que el empresario peruano realice esfuerzo pesquero sobre el atún y otras
especies como el jurel en la jurisdicción de la OROP-PS y no debamos recurrir a
extranjeros?
El tema de fondo
es que no existe una visión de la pesquería para el Perú ni una Política de
Estado para el sector. De lo contrario, si tuviésemos idea de lo que queremos
como país, tendríamos un marco promotor que incentive eficazmente a
embarcaciones de bandera peruana a operar en toda la jurisdicción de la OROP
del Pacífico Sur, del dominio marítimo peruano y en el triángulo del Sur en la
captura no solo de atún sino de jurel también.
No hay mucho
interés por la captura de atún con todas las normas que se dieron, al punto de
que se estableció un procedimiento de fletamiento de la cuota, que tampoco ha
tenido acogida. Nunca se atacó el problema de fondo que era y es el elevado
precio del combustible en el Perú que hace poco competitiva la operación de
extracción de atún.
Nuestra cuota de
atún, obtenida luego de arduas negociaciones en el marco de la CIAT, ¿debe ser
capturada por flotas extranjeras que dejan el 30% de su captura en condiciones
laxas y favorables en desmedro de la industria peruana, porque no somos capaces
de enfrentar el problema con medidas realistas, eficaces y beneficiosas para la
industria y flota peruanas?
En tanto no haya
flota nacional que abastezca a todas las plantas conserveras peruanas, se
necesitan esos desembarques de atún; pero en condiciones favorables para la
industria peruana, bajo una normativa estable y con cambiante y que en la medida que mejora y crece la capacidad de
procesamiento, el 30% se vaya incrementando.
La industria
pesquera hace tiempo viene invirtiendo en mejorar, optimizar y modernizar la
infraestructura de sus plantas y embarcaciones. Con pocos o inadecuados
incentivos siguen apostando al crecimiento y desarrollo de sus empresas para la
producción de alimentos sanos. Los “no sanos” vinieron de la importación de
conservas sin los debidos controles sanitarios del propio Estado.
La pesca artesanal
carece de infraestructura de desembarque adecuada por deficiencias del propio
Estado en el mejoramiento y construcción de desembarcaderos pesqueros
artesanales.
Las embarcaciones
artesanales no disponen en su totalidad de protocolos sanitarios por falta de
incentivo y controles apropiados del propio Estado también.
Lo que se requiere es una Política
Pesquera que no se modifique a cada rato y que promueva a la pesca artesanal y
a la flota e industria nacionales con incentivos apropiados y eficaces. Los que
existen hoy no funcionan. El empresario privado invierte y apuesta para
ganar, por tanto no va a salir a pescar si sabe que va a perder.
La presencia de flota extranjera solo
está permitida, hasta ahora por lo menos, para el atún en las condiciones
descritas en su Reglamento de Ordenamiento. Otras especies como la merluza, la
pota, el jurel, la caballa y la anchoveta solo están permitidas para la flota
nacional de acuerdo a sus propios reglamentos también. Hasta ahora.