La restitución
del Ministerio de Pesquería es un tema recurrente en el sector pesquero. ¿Necesita
el país de un Ministerio de Pesquería?
Lo que es evidente es que la fusión de los Ministerios de Industria y de Pesquería creándose el Ministerio de la Producción creo un híbrido cuya actividad no suele adecuarse a ninguno de ambos segmentos. Son dos sectores muy distintos por su propia complejidad y dinámica, ambos con técnicas y modelos metodológicos especializados pero diferenciados para contribuir al logro del desarrollo sostenible. No ha favorecido para nada a la pesca.
Lo que es evidente es que la fusión de los Ministerios de Industria y de Pesquería creándose el Ministerio de la Producción creo un híbrido cuya actividad no suele adecuarse a ninguno de ambos segmentos. Son dos sectores muy distintos por su propia complejidad y dinámica, ambos con técnicas y modelos metodológicos especializados pero diferenciados para contribuir al logro del desarrollo sostenible. No ha favorecido para nada a la pesca.
Los Ministros
designados, en los últimos 18 años, tienen más perfil para el Despacho de
Industria y Pymes que para Pesca, o para ninguno. No tuvo mucho sentido la
fusión de un sector realmente complicado como es la pesca con otro que no
evidencia éxitos resaltantes e impactantes, no solo para la pesquería sino para
el país. Industria es un sector relativamente tranquilo, no genera problemas ni
desata pasiones. Usar los CITEs como instrumento de marketing político resulta
interesante también en algunos escenarios, dependiendo de la agenda del Titular
del Pliego.
La sola
restitución del Ministerio de Pesquería no es la solución final a los problemas
y necesidades del sector. Tan solo el cambio de nombre a un Ministerio
manteniendo su misma infraestructura organizativa, administrativa y metodología
de designación personal, ofrece poca esperanza de mejora.
Los Titulares de
Pliego, que ya van 20, o sea casi uno por año, y en lo que va del actual
gobierno ya van 4, no duran lo suficiente como para evaluar y darse cuenta de la
calidad de su ejecución presupuestal y de su accionar, ni tienen tiempo para
identificarse con Planes Operativos y Estratégicos ya formulados y con
presupuesto. Consumen la mayor parte de su tiempo tomando conocimiento del
sector, en interminables reuniones con los administrados, y haciendo ofertas
que, finalmente no alcanzan a cumplir porque no están lo suficiente en el cargo.
Además porque entre la oferta política y lo posible de ejecutarse dentro de las
normas de administración del Estado, hay un abismo que no se puede superar, más
aún con un alto índice de rotación de funcionarios. Cada cambio de Ministro
lleva consigo cambios en los OPDs y en las Direcciones de Línea, lo que resta
continuidad y eficiencia a las gestiones.
Al final de la
gestión, el sistema no sanciona por promesas incumplidas. No hay más que la
fórmula de juramentación del Ministro: “Si así lo hiciereis que Dios os premie;
si no, que él y la Patria os lo demanden”. Naturalmente nadie formula demanda
alguna y se inicia un nuevo proceso con un nuevo Ministro que ilusiona
nuevamente al sector y a la Nación sin garantía alguna de que ocurra una
reforma adecuada.
Es
incuestionable la necesidad de que exista un Ministerio exclusivamente dedicado
a la pesquería como concepto, pero si no va acompañado de un cambio estructural
integral, sería un gesto mas no una solución.
Es indudable la
necesidad de mayor gasto de inversión en proyectos de infraestructura de
desembarque artesanal, en investigación científica y en seguridad, control y
vigilancia. Sin embargo debe reconocerse que no es suficiente mayor
disponibilidad presupuestal si es que no va acompañada de mayor eficiencia en
la ejecución del gasto y en el diseño de los Planes Operativos que deben ser
ejecutados con cargo a los recursos económicos asignados.
Asumir la
titularidad de un Pliego exclusivo de Pesca, requiere ineludiblemente que el
conductor y responsable de la Política Nacional, es decir el Presidente de la
República, esté perfectamente enterado de la realidad sectorial de forma tal
que le permita diseñar objetivos y políticas de largo plazo. La improvisación
en la designación de funcionarios en un sector sumamente conflictivo, no lleva
a los resultados que la sociedad peruana merece.
La pesquería
peruana, una de las más grandes del mundo, requiere de la visión de un
Estadista que tenga clara la necesidad de introducir reformas en la pesquería.
Mientras no
exista voluntad y decisión políticas de Palacio de Gobierno para manejar
debidamente el sector pesquero, dotarlo de un Ministerio no resolvería
realmente nada de fondo, sino tan solo de forma. Un Ministerio de Pesquería con
un Ministro inadecuado, no contribuiría apropiadamente al mejoramiento del
sector, aún cuando en el Consejo de Ministros la Pesquería tuviese un asiento
exclusivo.
En tanto no
exista una Política de Estado definida por el Presidente de la República, que
obligue al Ministro del Sector a implementarla para que el Ministerio disponga
de una visión de largo plazo, para introducir reformas sustanciales; en tanto
no mejore la eficiencia en el diseño de normas, en el control, en la ejecución
y en la calidad del gasto, a través de la designación de personas adecuadas, sería
más de lo mismo: inútil y sin sentido.
El problema no
radica en la estructura de la organización, sino en las personas.