LA ALABANZA VERDE DE
FRANCISCO
JAIME TATAY
Que el Papa
Francisco escriba una encíclica sobre ecología no es más que la consecuencia
lógica de décadas de reflexión que han ido calando también en la conciencia de
los cristianos. Y con 'Laudato Si' (LS) -que significa "Alabado
seas", recordando el inicio del Cántico de las criaturas de Francisco de
Asís - la Iglesia responde a los nuevos signos de los tiempos para ofrecer una
palabra, desde el horizonte de la esperanza cristiana, sobre las urgentes y
complejas problemáticas socio-ambientales que caracterizan nuestra época.
En el mundo de
hoy no podemos hablar de problemas sociales y de problemas ecológicos por
separado, de la misma manera que no podemos hablar de cuestiones económicas sin
hablar de cuestiones políticas. Ésta es una de principales contribuciones de la
encíclica, que trata de ofrecer una mirada sapiencial que muestre las
interrelaciones entre estos grandes desafíos de la humanidad, así como sus
inevitables implicaciones éticas.
La clásica
"cuestión social" -que movió a León XIII a escribir 'Rerum Novarum' a
finales del siglo XIX e iniciar un peculiar modo de reflexión católico conocido
como Magisterio Social de la Iglesia- se ha transformado -a medida que hemos
tomado conciencia de la extensión, profundidad y velocidad de las
transformaciones planetarias de las últimas décadas- en una única
"cuestión eco-social". Y con esta encíclica, el prefijo
"eco" no puede ser una moda pasajera o una operación de maquillaje para
congraciarse con los movimientos verdes. Sino que responde en profundidad a una
verdadera revolución interna en lo que tiene de nueva toma de conciencia y
ampliación de miras de la Iglesia.
La propia
comunidad científica parece haber tomado esta visión amplia también y ha ido
incluyendo, junto al análisis más técnico, consideraciones sobre los efectos
sociales de la degradación del planeta.
La historia de los sucesivos informes
del Panel Intergubernamental de Cambio Climático es un buen ejemplo de ese
desarrollo histórico reciente.
A mi juicio son
cinco las claves de lectura que se observan en las muchas intervenciones sobre
ecología de Juan Pablo II y Benedicto XVI que habría que tener en consideración
al acercarse a la encíclica de Francisco.
Injusticia
social
En primer lugar,
la razón que ha catalizado el interés eclesial por la cuestión ecológica: una
denuncia profética de la injusticia social vinculada a los procesos de
degradación del medio ambiente. La insistencia de los tres últimos pontífices
en vincular la "ecología humana" con la "ecología natural"
apunta en esta dirección.
El río Soyang
completamente seco, a causa de la escasez de lluvias en Chuncheon
Hoy, mientras
asistimos a una crisis global de refugiados, no podemos olvidar que algunas de
las razones que impulsan a salir de su tierra a millones de hombres y mujeres
cada año son las sequías recurrentes, los grandes proyectos extractivistas, el
acaparamiento de tierras, el cambio climático, la deforestación, la pérdida de
suelos fértiles y otros problemas "eco-sociales" relacionados. La
relación entre sobre-explotación de recursos, degradación ambiental, conflictos
armados y migraciones resulta cada vez más evidente en muchos países del Sur.
En segundo
lugar, esta visión sapiencial (transdisciplinar si se quiere), capaz de superar
la parcelación de las disciplinas académicas, el tribalismo ideológico y la
visión reduccionista del hombre como consumidor, del bienestar como acumulación
material y de la economía como crecimiento ilimitado.
En tercer lugar,
una propuesta ascética capaz de movilizar en la lucha contra el despilfarro y
devolver como valor la opción por una vida sobria, honrada y solidaria con los
que menos tienen y con toda la creación. Los informes científicos y la
información de los medios de comunicación no parece estar llegando a los
ciudadanos, como reflexionaba certeramente hace no mucho la dirección de
"The Guardian", o al menos no es capaz de movilizarnos para
transformar nuestro modo de vida y vencer nuestras resistencias interiores.
Si algo se puso
de manifiesto en las últimas cumbres del clima fue la incapacidad política para
superar los intereses electorales cortoplacistas, mostrar su independencia del
poder económico e impulsar la transformación social que se precisa para
orientar nuestra economía y nuestra sociedad hacia modos de vida más
sostenibles. ¿Acaso la motivación religiosa será capaz de influir para cambiar
esta situación de impasse?
Las últimas
cumbres del clima mostraron la incapacidad política para superar los intereses
cortoplacistas
En cuarto lugar,
y relacionado con la clave anterior, una mirada contemplativa capaz de
disfrutar de la belleza de nuestro planeta, de descubrir un "valor
intrínseco" en todo lo creado y de superar la visión utilitarista y
tecnocrática que domina nuestro mundo.
Antonio Machado
decía acertadamente que "sólo el necio confunde valor y precio" y tal
vez Francisco nos invite a no confundirlos nosotros tampoco.
Por último, una
llamada urgente a la conversión dirigida a los creyentes. Una conversión de
modos de pensar y actuar dinamizada por la fe en un Dios que contempló el mundo
"y vio que era bueno"; una conversión alimentada por una
espiritualidad de la sobriedad que trata de vivir bien con lo necesario,
sostenida por la convicción de que el cuidado del bien común es condición
necesaria del bienestar personal.
Una encíclica es
uno de los documentos de mayor autoridad en la Iglesia Católica, pero además es
también un ejercicio de teología pública. Como han expresado en repetidas
ocasiones fuentes vaticanas, Francisco busca expresamente influir en el debate
internacional que está teniendo lugar en la sociedad civil y en especial en las
importantes negociaciones que tendrán lugar en la tercera Conferencia
Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de julio en Addis Abeba;
en la cumbre de la ONU de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de septiembre
en Nueva York; y en la Cumbre del Clima (o COP21) de noviembre en París.
Jaime Tatay es
sacerdote jesuita, ingeniero de montes, licenciado en teología y CM de la red
@Ecojesuit.
Fuente
ENCÍCLICA LAUDATO SI’.
ECOLOGÍA INTEGRAL, NUEVO PARADIGMA DE JUSTICIA
“Laudato si”. Hoy ha sido presentada ante los
medios de comunicación la Encíclica de Papa Francisco sobre el cuidado de la
creación. Como él mismo informó públicamente durante el ángelus del 14 de junio
y durante la audiencia general del pasado miércoles, en este documento de la
doctrina social de la Iglesia, se llama a cultivar y custodiar con
responsabilidad la creación, con especial atención a los más pobres, que son
los que más sufren las consecuencias de los daños ambientales.
También el Papa Francisco
antes de la publicación oficial quiso informar a cada uno de los obispos a
través de una nota sobre la Encíclica, para que conocieran por anticipado su
contenido y así pudieran informar a los periodistas y fieles de sus diócesis.
En la nota se lee: “Querido hermano en el vínculo de la unidad, de la caridad y
de la paz (LG 22) en el cual vivimos como obispos, te envío mi carta ‘Laudato
sí’ sobre el cuidado de nuestra casa común, acompañada por mi bendición. Unidos
en el Señor y, por favor, no te olvides de rezar por mí”. Y es que las
Conferencias Episcopales de los cinco continentes contribuyeron con aportes y
propuestas en un espíritu de colegialidad en el documento.
Así, llegó el
momento de esta presentación con tanta expectativa mediática, periodistas de
diferentes países del mundo y diferentes personalidades acudieron esta mañana
al aula Nueva del Sínodo en el Vaticano para conocer el documento “Laudato si’, sobre el cuidado
de la casa común”. En la rueda de prensa participaron el cardenal Peter
Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el Metropolitano de
Pérgamo John Zizioulas en representación del Patriarcado Ecuménico y de la
Iglesia Ortodoxa, el Prof. John Schellnhuber, Fundador y Director del Instituto
de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, y Carolyn Woo,
presidenta de Catholic Relief Services y Decana del Mendoza College of
Business, University of Notre Dame, U.S.A.
Texto completo
de la encíclica
Fuente
CLAVES
DE LA CARTA ENCÍCLICA “LAUDATO SI” SOBRE EL MEDIO AMBIENTE DEL PAPA FRANCISCO
El Papa hace
todo un alegato para salvar al planeta en su encíclica “Laudato si”
El papa
Francisco ha publicado este jueves la Carta Encíclica “Laudato si”, un alegato
para salvar el medio ambiente en el que el Sumo Pontífice advierte del
“comportamiento suicida” del sistema económico que ha convertido el planeta en
un “depósito de porquería”.
A continuación
hemos seleccionado una serie de extractos. La encíclica está precedida por una
introducción y dividida en seis capítulos.
Mi llamado
“El desafío
urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda
la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues
sabemos que las cosas pueden cambiar”.
“Hago una
invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo
el futuro del planeta”.
Capítulo I. Lo
que está pasando a nuestra casa
“Existen formas
de contaminación que afectan cotidianamente a las personas. La exposición a los
contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la
salud, especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes
prematuras”.
“Estos problemas
están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los
seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en
basura”.
“Mientras se
deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares
avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía
que se regula por las leyes del mercado”.
El resto del
capítulo detalla problemas como el de la pérdida de la biodiversidad, la
pérdida de calidad de vida, la inequidad planetaria, las desigualdades y la
debilidad de respuesta de los gobiernos.
Capítulo II. El
evangelio de la creación
Es el más religioso
de los capítulos, junto al último.
“La ciencia y la
religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en
un diálogo intenso y productivo para ambas”.
“Es un bien para
la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los
compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones”.
Capítulo III.
Raíz humana de la crisis ecológica
“No nos servirá
describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis
ecológica. Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha
desviado y que contradice la realidad hasta dañarla”.
“Propongo que
nos concentremos en el paradigma tecnocrático dominante y en el lugar del ser
humano y de su acción en el mundo”.
El texto analiza
también el papel de la tecnología, la globalización de la tecnocracia y “la
crisis y los efectos del antopocentrismo moderno”.
Capítulo IV. Una
ecología integral
“No hay dos
crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis
socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación
integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y
simultáneamente para cuidar la naturaleza”.
“Cualquier
menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales. En ese
sentido, la ecología social es necesariamente institucional, y alcanza
progresivamente las distintas dimensiones que van desde el grupo social
primario, la familia, pasando por la comunidad local y la nación, hasta la vida
internacional”.
“Las
predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A
las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y
suciedad”.
Capítulo V.
Algunas líneas de orientación y acción
Corresponden a
las proposiciones concretas que hace la encíclica.
“La estrategia
de compraventa de « bonos de carbono » puede dar lugar a una nueva forma de
especulación, y no servir para reducir la emisión global de gases
contaminantes”.
“Los países
pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el
desarrollo social de sus habitantes”.
“Urgen acuerdos
internacionales que se cumplan, dada la fragilidad de las instancias locales
para intervenir de modo eficaz”.
“El creciente
problema de los residuos marinos y la protección de las áreas marinas más allá
de las fronteras nacionales continúa planteando un desafío especial”.
“La mayor parte
de los habitantes del planeta se declaran creyentes, y esto debería provocar a
las religiones a entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la
naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y
de fraternidad”.
Capítulo VI.
Educación y espiritualidad ecológica
“Se destaca así
un gran desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos
de regeneración”.
“Cuando somos
capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo
de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad”.
“Invito a todos
los cristianos a explicitar esta dimensión de su conversión (ecológica)”.
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