Quería
expresarme desde hace varias semanas, pero no lo hacía porque estaba esperando
el apoyo del Gobierno para la Pesca Artesanal, pero a la hora q escribí esta nota
aun no salía nada.
La pesca
artesanal es una actividad muy riesgosa, dura y llena de incertidumbre. La
escasez, las necesidades humanas hace que prime el trabajar.
El día 15 de
marzo el presidente de la Republica decretó el aislamiento social ante la
presencia de 71 casos de coronavirus en el Perú.
En una rápida
actitud del Ministerio de la Producción comunica que las actividades de pesca
artesanal e industria no será paralizadas durante estado de emergencia social,
indicando que: “..los pescadores podrán laborar si portan el documento que los
habilite, siempre y cuando no encuentren dentro de la población de riesgo; en
los Desembarcaderos deben establecer el personal mínimo necesario para su
funcionamiento, y que las empresas que se dedican a la distribución de productos
hidrobiológicos pueden continuar sus labores…”.
Y con el
salvoconducto aparentemente estaría normal para el sector artesanal, pero no
fue así. Los restaurantes y quioscos de comida se encuentran cerrados
disminuyendo la demanda en los terminales, las especies finas como Chita,
Lenguado, Corvina, Atún, Choros, Concha de Abanico, Pulpo, etc. no son
solicitados, los consumidores actuales son las familias que compran para su
consumo y esto hace que las especies populares y de temporada sean los mas
solicitados como Bonito, Jurel y Perico, bajando los precios como el Bonito de
2.5 soles a 0.8 céntimos (muelle) y afectando los ingresos de los pescadores
que capturan estas especies.
Triste. En una
pandemia redujeron sus ingresos sin poder cubrir sus gastos de operación de
pesca, ¿Y el resto de los pescadores que capturan las especies que no tienen
demanda? ¿Que paso con ellos?
Pues les comento
que: los buzos en Ilo no salen a pescar, no hay quien les compre; a los pescadores de Lurín no les permite pescar
la policía; los pescadores de San Bartolo no tienen compradores para sus Chitas;
los vecinos que les compran solo pueden hacerlo 1 o 2 veces por semana; los
pescadores de Chincha no tienen movilidad que lo transporte para realizar sus
faenas y los transportistas en San José no los dejan trabajar la policía.
Y otro factor
que no ayuda a los pescadores artesanales es la condición del mar, marea alta y
corrientes fuertes. Pero ellos están acostumbrados a enfrentarse cuando el Mar
esta bajo esas condiciones.
SANIPES publica
el 6 de abril, 22 días después de iniciada la cuarentena, la
“Guía para el establecimiento, implementación y reforzamiento de medidas
preventivas en infraestructuras pesqueras y acuícolas para hacer frente a la
propagación del COVID-19”. El instrumento se publica cuando ya se tenía
confirmado 4 infectados oficiales en Pisco, 1 en Marcona,
desembarcaderos cerrados ante la presencia de los infectados en la zona o cierres
preventivos como Ilo, San Andrés, Marcona, etc y ahora un fallecido, pescador
artesanal de la Caleta de San José, el 7 de abril en la zona de norte.
¿Entonces ese
documento creado por los funcionarios de SANIPES es eficiente?. Poco probable.
Es lamentable pues las autoridades locales han tenido que tomar las medidas más
rápido para salvaguardar la vida de las personas de la localidad. El Terminal
de Ventanilla desde el 8 estará cerrado hasta el 12 por el virus, como una
medida preventiva por la salud de la población de Lima Metropolitana y así
seguirán cerrando los desembarcaderos u otra infraestructura por prevención.
Sabemos que es
una población vulnerable y con muchas necesidades. Ante estas características,
¿está bien dejarlos sin alguna guía?, ¿quién es responsable de la muerte del
pescador de San José?, ¿o de los muertos que vengan en esta epidemia del sector
pesquero artesanal?
TODOS. No somos
capaces de poner orden, por no decir las cosas como deben ser, de apoyarlos, de
no dar soluciones a sus problemas y porque el dinero prima, ante todo.
Estamos ante una
gran oportunidad de cambio, para hacer las cosas como deben ser, de respetar la
autoridad y ser solidarios. El pescador ya se dio cuenta que debe cambiar, sabe
que debe ser ordenado y aseado en el manipuleo del pescado. La autoridad debe
tomar esta oportunidad que la historia le da para realizar los cambios que
deben hacer, involucrando a todos los integrantes de la cadena de valor de la
Pesca Artesanal, desde el Pescador hasta el vendedor de pescado de los mercados.
El 16 de marzo
de 2020 se inició el cambio de la Pesca en el Perú y no nos hemos dado cuenta
aún porque seguimos dominados por el poder, la envidia y la ambición.
Necesitamos más acciones efectivas, menos discursos, menos reuniones y más pero
mucho más compromiso genuino de todo en el sector.
Jesica Pino Shibata