En la edición de Junio
de la Revista Pesca:
La
actual etapa de desarrollo de la democracia representativa-delegativa
acompañada por una ciudadanía pasiva y resignada –y todo lo más refunfuñadora
en algunos casos- está siendo cuestionada por tendencias de activación
ciudadana que pueden conducirnos a nuevos escenarios políticos y culturales.
En
principio, los partidarios de una ciudadanía más activa, madura y comprometida
deberían estar contentos. Pero esto no siempre es así. Lo cual es comprensible,
ya que políticamente es más cómodo trabajar con una ciudadanía pasiva y
distante -que traga con carros y carretas-, que sólo se indigna en sus casas
cuando los representantes incumplen descaradamente sus promesas y los programas
electorales, cuando no dan cuenta de nada a nadie, cuando viven su actividad
desde la distancia y cuando dan ruedas de prensa sin preguntas (?) y a veces
incluso “sin prensa”, mediante circuitos cerrados de televisión y otras
ingeniosas modalidades escamoteadoras.
Lea el artículo “¿EL
FIN DE LA CIUDADANÍA PASIVA?” en la edición de Junio de la Revista Pesca.