La idea de que los
propietarios privados actuasen automáticamente como administradores para
preservar estos bienes se demostró dramáticamente ingenua en la crisis
financiera mundial de 2008 (cuando Alan Greenspan confesó al Congreso que
estaba en un "estado de shock por incredulidad" cuando supo que los intereses
propios no eran suficientes para proteger los activos financieros). De nuevo,
las políticas pesqueras destacan por su estrafalaria singularidad: lo que se
demostró negativo para los bancos, resulta bueno para la pesca.
Lea el artículo
" ACAPARAMIENTO DE OCEANOS Y PESCA: EL CASO DE LA PESCA COMERCIAL" en
la edición de Noviembre de la Revista Pesca.