“La competitividad es la capacidad que
tiene un país de participar exitosamente en los mercados internacionales,
elevando el nivel de vida de sus ciudadanos”.
En
los últimos años, se ha evidenciado que el sector pesquero para consumo humano
del Perú ha perdido competitividad. Nuestras exportaciones se achican ante las
de países que hace unas décadas atravesaban por crisis que hasta amenazaron su
existencia. Tailandia se convirtió en un centro de producción a escala y
absorbe materias primas importadas que llegan por la promoción del Estado a su
industria pesquera. Vietnam posee una base de recursos nacionales en
crecimiento y se han decidido a apoyar sin regateos a su pesca y acuicultura.
El
resultado: Tailandia exporta más de US$ 7,000 millones al año en pesca para
consumo humano y Vietnam se asoma a los US$ 8,500 millones. En nuestra región,
las exportaciones de Chile son más de US$ 6,000 millones, Ecuador US$ 4,500
millones y Argentina US$ 2,000 millones.
El
Perú está estancado, desde el 2011, en US$ 1,000 millones anuales. Se dice que
la competitividad es la capacidad que tiene un país de participar exitosamente
en los mercados internacionales, elevando el nivel de vida de sus ciudadanos.
Está signada por la capacidad que tienen sus empresas de generar y aprovechar
ventajas comparativas (capacidad para producir un bien empleando menos recursos
que otro).
Cuando
se mide la competitividad, se ubica al país, de una manera imparcial en el
conjunto de economías que compiten en el mercado global. El Foro Económico
Mundial fija 12 ítems como pilares de la competitividad y productividad:
instituciones públicas, infraestructura, estabilidad macroeconómica, salud y educación
primaria, educación superior y capacitación, eficiencia del mercado de bienes,
mercados financieros desarrollados, tamaño del mercado, tecnología, innovación,
eficiencia del mercado laboral y sofisticación empresarial. Básicamente, el
aumento de la competitividad significa aumento de la prosperidad.
El
Foro Económico Mundial señala que las economías competitivas son aquellas con
más probabilidad de crecer de forma sustentable e inclusiva, “lo que redunda en
más probabilidad de que todos los miembros de la sociedad se beneficien con los
frutos del crecimiento económico”.
Según
el Foro, el Perú ha descendido en 11 puestos desde el 2013, ocupando hoy el
puesto 72 en el mundo. Estamos más cerca de Mozambique y Yemen (los de más baja
puntuación) que de Suiza y Estados Unidos (los dos primeros). En el ámbito que
tenemos peor calificación es en instituciones públicas (116 de 137 países).
Cuando un país cuenta con un marco legal creíble, un sistema judicial imparcial
(tan ajeno a los peruanos), servidores públicos alejados de la corrupción,
etcétera, las empresas pueden florecer. No es el caso del Perú aún.
Otro
aspecto en el que estamos con baja puntuación es en infraestructura (86 de
137). La inversión en infraestructura de un país (carreteras, cadena de frío,
puertos pesqueros, saneamiento, etcétera) facilita el crecimiento y desarrollo
de las empresas al reducir los costos de transacción, lo que les permite operar
de manera más eficiente. Tampoco sucede en el Perú de hoy. Está en las manos de
las autoridades del Gobierno peruano, acabar con este freno para el desarrollo
del sector.
Atendiendo
las demandas de competitividad del sector, lograremos mayores eficiencias,
mejoras en la productividad y lograremos la prosperidad de quienes trabajan en
la pesca para consumo humano, sin olvidarnos de un elemento central: contribuir
a desaparecer la desnutrición crónica infantil y la anemia de nuestro país. Que
el Bicentenario nos halle firmes en ese rumbo.
Alfonso
Miranda Eyzaguirre
Presidente
de la Cámara Peruana del atún