La pugna para acceder a cargos en la nueva
administración, bien sea para defender intereses de parte, o apetitos
personales, se irá evidenciando a partir de los resultados de la segunda vuelta
electoral y permitirá predecir cuál será la agenda sectorial a partir de
agosto.
Si queda conformado por autoridades ajenas a la
realidad sectorial y fácilmente influenciables por quienes defienden intereses
de parte, no se verán reformas en la pesca.
La gobernanza del sector quedaría expuesta debido a la manipulación del
lobbysmo y el aporte al PBI seguiría como tema prioritario en la agenda,
poniendo en segundo plano la opinión técnica. O sea, más de lo mismo, por más
maquillaje que quisieran ponerle a través de nuevos operadores políticos.
Convirtiendo una situación científica en una situación
política, el poder cedería a la presión que se ejerza a través de los medios de
comunicación y del lobby. El peso de las decisiones se vería influenciado por
quienes detentan el poder fáctico, los cuales ejercerían mayor o menor grado de
influencia, según el apoyo de una prensa poco informada sobre la pesca, que
solo resalta brevemente temas de coyuntura. La presión efectuada a través de
eficaces operadores políticos, así como la de nuevos lobistas, se hará más o
menos evidente en función de los nuevos funcionarios que asuman cargos el 1 de
agosto.
El sistema de ordenamiento pesquero, ya violentado
varias veces por jueces que dictan medidas cautelares indebidas, resultaría así
expuesto a mayores perforaciones provenientes de decisiones tomadas en función
al ruido político, o la presión. La gobernanza del sector resultaría comprometida, no por las necesidades o los
intereses nacionales y los de la ciudadanía común y corriente, la cual es la
legítima propietaria de los recursos hidrobiológicos, sino por los intereses
comerciales del sector.
Hasta ahora no hay evidencia de genuino y real interés
político por introducir cambios de fondo en la pesquería peruana. Una nueva Ley
de Pesca no resolvería temas inmediatos porque resultaría lenta de aplicar en
términos reales y prácticos, tanto por el tiempo que demoraría su discusión y
promulgación, como su implementación.
Mientras tanto, los temas de fondo
urgentes seguirían relegados.
Lo que se requiere es decisión y voluntad políticas de
funcionarios honestos y comprometidos con el país, sin intereses personales en
la pesca. De lo contrario, solo quedaría
la intervención de la ciudadanía mediante la creación de incidencias
políticas que fuercen la toma de algunas decisiones y la generación de algunos
cambios.
Si no se actúa a través de más ciudadanos activos, la
democracia peruana degenerará hacia la oclocracia, es decir al gobierno de los
insapientes.
La ciudadanía, con su indiferencia y desinterés, se
convertiría en cómplice silenciosa del agotamiento de los recursos pesqueros y
de la contaminación que la actividad genera sobre el ambiente y sobre la
moralidad.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería que difunde información, ideas y corrientes de opinión que tienen por objeto
crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los
recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente.
Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a
formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de
la Revista Pesca correspondiente a MARZO 2016 y a compartirla dentro de sus
círculos y redes sociales.