¿Es conveniente para el Perú mantener presencia en la OROP PS, que administra en el ámbito de la Convención, las pesquerías de jurel y pota, como especies transzonales, a fin de cautelar sus intereses desde el punto de vista político y diplomático?. ¿O debería retirarse de la organización?
Por el tenor del artículo del diario
Expreso, que se reproduce al final de esta nota, pareciera que los intereses
nacionales no están siendo defendidos. Los resultados obtenidos en cuanto a
cuota de jurel, al no arrojar cantidades significativas o importantes en el
contexto de la cuota global, crean una interrogante en relación al nivel de
importancia que se asigna a la asistencia de funcionarios peruanos a la OROP PS.
La CIAT y la OROP tienen un tratamiento muy diferenciado. Mientras a la OROP
del Pacífico Sur se le asigna un consultor externo de muy alto nivel técnico, a
la CIAT no se le asigna ninguno.
La relación beneficio costo del Perú en
las reuniones de la OROP tendría que ser evaluada a fin de conocer si el dinero
gastado en la asistencia a estas reuniones es justificado.
Las capturas reales y nominales de jurel
en el marco de la OROP no tienen mayor impacto en la seguridad alimentaria del
país, porque no contribuyen a la alimentación nacional. La industria exporta más
de lo que destina al mercado nacional. Desde una perspectiva de inclusión
social de las poblaciones vulnerables del país necesitadas de proteína, los
resultados obtenidos no las benefician. Sin embargo la pota sí constituye un
recurso para la alimentación, por lo menos en mayor escala que el jurel, pero
no viene siendo debidamente defendida ante la amenaza de la flota de bandera
extranjera que opera en el Pacífico Sud Oriental y a la cual Perú le brinda
asistencia logística en sus puertos.
Es necesario que el país desarrolle una política pesquera que asegure su
presencia en el Pacífico Sud Oriental, dentro de la cual es vital que asegure
su participación en la explotación de un recurso como la pota, protegiéndola de
las flotas extranjeras y facilitando la inscripción de embarcaciones peruanas
en la OROP. De igual modo el jurel, el cual hasta la fecha no está siendo
aprovechado, salvo por la porción de biomasa dentro de las 200 millas al
alcance de la flota peruana de cerco.
NOS PEGARON EN LA POTA
Por Alfonso Miranda Eyzaguirre
“Del 3 al 8 de
octubre se desarrolló la octava reunión del Comité Científico de la
Organización Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur (OROP-PS),
encargada de la conservación y ordenación de los recursos de alta mar en el
Pacífico sur, la cual entró en vigor en 2012. Nuestro país participó desde las
reuniones preparatorias en 2007 y se adhirió en diciembre de 2015. Perú
contribuye a su mantenimiento con aproximadamente 25 mil dólares anuales y
gasta una importante suma en viajes y estadías de funcionarios y asesores a
lugares que pueden ser tan distantes como Port Vila o Vanuatude funcionarios y
asesores a lugares que pueden ser tan distantes como Port Vila en Vanuatu que
queda a 26 horas de avión desde Lima.
¿Qué hemos conseguido
en 13 años de asistir a estas sesiones?: 13,793 toneladas anuales de jurel,
equivalentes al 2.03% de la cuota que se captura en nuestra región, mientras
que China dispone de 43 mil, la Unión Europea 41 mil y Vanuatu 31 mil
toneladas, a pesar de que el Perú es 100 veces más grande y 120 veces más
poblado que este último. En la pota, hemos pasado de ostentar el 70% de los
desembarques del Pacífico sur en 2007, al 39% en 2017. China avanzó de tener
unas pocas decenas de barcos en 2007, a 643 poderosas naves inscritas en la OROP-PS,
toda vez que Perú no tiene ninguna registrada. Preocupante situación, ¿verdad,
señores del gobierno? ¿Alguien hizo el balance costo-beneficio?
Es importante recordar que la pota es el recurso hidrobiológico que más trabajo genera en el Perú, sustento de nuestra pesca artesanal y de la industria pesquera para consumo humano. Genera 850 millones de dólares de exportación y se consumen 42 millones de kilogramos en la mesa popular. Sin embargo, es poco lo que nuestro país ha hecho para lograr su ordenamiento en el ámbito nacional, al no concluir el proceso de formalización que lleva más de 4 años, con lo que se expone a toda la cadena productiva y decenas de miles de empleos. En la esfera internacional, no hemos escuchado una sola vez al Estado peruano exigiendo que se respeten los principios de pesca responsable ante centenares de denuncias de pescadores artesanales y la prensa internacional, sobre violación de nuestra soberanía por parte de la flota china subsidiada y depredadora de la pota de los peruanos.
En esta reunión del
Comité Científico, Perú no dijo una palabra del impacto que ya se está
generando contra nuestra pota, lo que supone la disminución de las tallas que
capturamos. No se pidió la aplicación del principio precautorio, que ha
inculcado la FAO, lo cual implicaría que no solo se cerrara el acceso a más
barcos de países de aguas distantes, sino que se prohibieran los transbordos en
alta mar en los que se pueden ocultar las verdaderas cantidades extraídas por
esos voraces barcos y se exigiera que cada nave tenga un observador a bordo,
como es práctica habitual en otros mares. Esto fue propuesto por el Comité para
el Manejo Sustentable del Calamar Gigante en el Pacífico Sur (CALAMASUR), que
reúne a pescadores e industriales de la región. La delegación peruana calló y
otorgó. ¿No saben nuestros representantes que hay un copioso registro de
denuncias sobre prácticas devastadoras y que la ciencia aconseja su inmediata
detención?
Perdimos la
oportunidad, la flota china sigue creciendo y devorando. La región se estremece
ante el poderío de los reflectores de sus barcos y seguimos dejando que esas
cosas pasen. Nos han vuelto a pegar en la pota”.