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martes, 19 de marzo de 2013

EL MAR PARA TODOS


Una salida para peruanos en la pobreza


El Perú tiene uno de los mares más ricos del mundo y, sin embargo, comer pescado es un privilegio de pocos, pues hoy cuesta 40% más que hace cuatro años. Los niños en Piura y Ancash siguen sufriendo de desnutrición, mientras que su mar cuenta con los recursos que necesitan para su desarrollo. La industria atrae la atención de inversionistas, entretanto buena parte de los 44 mil pescadores artesanales ganan menos de S/500 mensuales.

Los 30 millones de peruanos – dueños del mar del Perú – merecen más del sector pesquero nacional. La riqueza del mar debe llegar a la mesa de las familias a precios asequibles y beneficiar la economía de los pescadores artesanales.  Para que esto ocurra, hay que proteger a la anchoveta – en las diez millas que el Gobierno ha reservado para los pescadores artesanales y los de menor escala – porque esta es el alimento que asegura que especies como la lorna, el jurel, la merluza, el bonito, la caballa, el bagre, la corvina, el lenguado, el perico, entre otras, crezcan y se multipliquen.

Proteger a la anchoveta en las diez millas también es bueno para la industria pues asegura la sostenibilidad del recurso. Hacerlo liberará el enorme potencial acuícola del país, que hoy pasa inadvertido. El Perú no participa significativamente en el segmento más importante del sector pesquero mundial (pescados, crustáceos y moluscos), un mercado con un tamaño de más US$100 mil millones por año y que en promedio crece 7% anualmente. La industria harinera, en lugar de integrarse con empresarios acuícolas para forjar el liderazgo del Perú en esa categoría, está ayudando a otras potencias a consolidarse en el segmento acuícola.

Los números son elocuentes: hoy se paga por derechos de pesca US$12 por tonelada de harina y luego se vende a US$2,000, lo cual genera un gran negocio particular. Esa tonelada de harina son 4.5 toneladas de anchoveta cuyo valor transformado para el consumo, en la acuicultura y como alimento de otras especies, podría aumentar el valor obtenido hasta US$4,000 pero esta vez repartido entre pescadores artesanales, de menor escala y consumidores peruanos.
Equiparar la cancha podría aumentar el valor del sector sobre los US$2,500 millones; hoy está en US$3,800 millones. Así de enorme es el potencial del mar del Perú.
¿Cómo convertir ese potencial en realidad? ¿Cómo recuperar el mar para todos los peruanos y sus familias?

Primero, el manejo de políticas públicas que afectan el sector debe seguir modernizándose con una legislación de vanguardia y una supervisión de clase mundial. Su objetivo principal debe ser asegurar la sostenibilidad y el uso eficiente de los recursos pesqueros y el acceso a ellos de todos los peruanos.

Segundo, hay que salir de la trampa del corto plazo. Se trata de dejar en el pasado el modelo de crecimiento centrado en una sola pesquería y donde la mayor protección tiene que ver con la próxima cuota. La industria puede abrazar una nueva forma de hacer empresa en el sector pesquero. Los peruanos merecen un sector con empresas responsables, modernas, eficientes, comprometidas con generar cadenas de valor que fomenten la redistribución de oportunidades y que respeten la regulación.
No salir de esa trampa del corto plazo ha costado a otros países la sostenibilidad de sus recursos y eso explica la tendencia mundial hacia la reducción de los niveles de extracción y el crecimiento de la acuicultura. Han depredado sus mares.
En el Perú, el rostro de esa trampa son los miles de pescadores a lo largo del litoral que no encuentran en la pesca el sustento para sus familias, debido a la presión que se ha hecho sobre el mar, y tratan de refugiarse en otras actividades como la extracción de algas, sin darse cuenta de que muchas especies desovan en los varaderos de algas. Como resultado de ello, la afectación al ecosistema es mucho mayor, pero la desesperación es grande.

Tercero, hay que superar las prácticas asociadas a la pesca de juveniles, a dejar envejecer las multas, a desactivar el control satelital para entrar en zonas de reserva, entre otros que han multiplicado las sanciones existentes para la industria y que hoy están judicializadas. Pero los empresarios de menor escala también tienen la oportunidad de dar el salto y participar mejor en el mercado. Para ello, tendrán que dejar de sacarla la vuelta a las normas o desviar su pesca hacia otros objetivos.

Cuarto, todos los peruanos, desde nos toque actuar, debemos unirnos para proteger ese recurso, que puede ser el boleto de salida para peruanos que hoy están atrapados en la pobreza.

La opinión pública merece ser alertada de que no se trata del Decreto Supremo 005 o de una franja en el mar. Lo que está ocurriendo es que mientras el futuro para todos los peruanos está tratando de abrirse paso, hay quienes se aferran al pasado.

Gladys Triveño
Ministra de la Producción

Fuente:
Diario El Comercio del 18 de marzo 2013

NOTA DE PESCA

Esta declaración de la Ministra, hecha pública a través del Diario El Comercio, es un actitud totalmente inédita en la historia de la pesquería peruana. Por un lado representa la afirmación pública y valiente de una nueva corriente de opinión al interior del gobierno que pretende transformar una situación de fondo que ha dominado por décadas al sector pesquero. Por otro lado la Ministra transmite el sentir del pueblo peruano que exige y necesita una pesquería más participativa e inclusiva, concordante con el mensaje Presidencial.

Si esta nueva línea de manejo de la pesquería peruana cuenta con el absoluto respaldo de Palacio de Gobierno a la gestión de la ministra, se abre la posibilidad de que de aquí al 2016 la pesca en el Perú sufra una verdadera transformación y se desplace el eje del poder, del administrado, hacia el Ejecutivo, quien representa los intereses del pueblo peruano.

Tradicionalmente, de una forma u otra,  un importante sector de los administrados ha tenido influencia y manejo relevante en la administración de la pesquería, constituyendo factor importante en el estado actual de la misma, que es eminentemente poco inclusiva y poco distributiva. Se evidencia la intención de este gobierno por trasladar el poder al legítimo administrador de los recursos pesqueros, que es el Ministerio de la Producción.

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