La
evaluación más reciente del Índice de Salud del Océano (OHI, por su sigla en
inglés), publicada por un grupo científico multi-institucional en setiembre,
concluyó que los océanos del mundo obtuvieron 67 sobre 100 en su salud en
general.
ALTAS
Y BAJAS
El
OHI ofrece un índice por país, y en Latinoamérica se destaca Guatemala con 72
sobre 100, debido a su alta biodiversidad marina y la importancia del mar en
sostener empleos y economías locales.
Venezuela,
en cambio, anotó 52 sobre 100, por faltas en la sostenibilidad de su sector de
turismo costero y por no invertir de forma sostenible en sus sistemas de pesca
y maricultura.
Por
primera vez, el índice —publicado en el sitio web del OHI— incluyó la
evaluación la Antártida y las aguas internacionales, que obtuvieron 72 sobre
100.
Liderado
por científicos de la Universidad de California en Santa Barbara (UCSB) y la
organización ambientalista Conservation International, el estudio tiene en
cuenta la producción de alimentos, la protección de las costas, la limpieza del
agua y la biodiversidad, entre otros indicadores de la salud de los océanos.
"El
índice fue creado específicamente para cambiar nuestra relación con el
mar", dice Greg Stone, biólogo marino y vicepresidente ejecutivo de
Conservation International. "Y está diseñado para crear incentivos con los
jefes de Estado".
Un
mejor seguimiento del hábitat oceánico en regiones poco estudiadas —como muchas
en el hemisferio sur— es esencial para informar a la política y mejorar la
gestión de recursos proporcionados por los océanos, dice Stone.
Invertir
en herramientas e investigación para observar regiones como América del Sur es
clave para obtener una evaluación completa y coherente de nuestros océanos,
agrega.
Aparte
de la evaluación global, el OHI realiza estudios a escala nacional que
recopilan datos e incluyen ciencia local. A esta escala más granular es más
fácil convencer a gobiernos locales sobre cuáles son sus prioridades para la
conservación marina, señala Stone.
En
abril, además, científicos del OHI estudiaron los 17 estados costeros de Brasil
que lograron 60 sobre 100 en salud general. Los estados de Rio Grande do Norte
y Piauí del noreste de Brasil recibieron las calificaciones más bajas, en parte
debido a los impactos ambientales y sociales de la producción de camarón
blanco, incluyendo la pérdida de manglares, la erosión costera, la
contaminación y conflictos de usos del suelo.
Para
mejorar la salud de los océanos, el estudio sobre Brasil, publicado en abril en
PLoS One, sugiere que el país mejore la gestión pesquera, amplíe las áreas
marinas protegidas y monitoree hábitats costeros.
"En
América del Sur, Brasil es el único lugar donde tenemos una evaluación
regional", dice Katie Longo, científica del OHI en el Centro Nacional de
Análisis y Síntesis Ecológicos (NCEAS) en la Universidad de California.
"Pero hay otros países de América Latina que están interesados en la
aplicación del índice", agrega.
Colombia,
cita Longo, "se comprometió formalmente" y usará los datos para
dirigir la política ambiental relacionada con la gestión del océano, lo que
incluye los esfuerzos para hacer que la pesca y el turismo sean más
sostenibles.
Actualmente,
este país hace una evaluación regional del OHI, dice Julia Stewart Lowndes,
científica y coordinadora de extensión del OHI en el Centro Nacional de
Análisis y Síntesis Ecológicos (NCEAS) en la Universidad de California.
Entre
otros países interesados, dice Stewart, se cuentan Ecuador —que recibió
financiación para empezar una evaluación OHI en el Golfo de Guayaquil—, Perú y
Chile.
Fuente
Para
ver el índice de Perú acceda al siguiente link:
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