No creas en todo lo que se dice.

Aun cuando creas que algo aparece claro, ponlo en duda y no reposes. Duda de todo lo que parece ser bonito y verdadero. Pregúntate siempre: «¿Para qué?». No creas que una cosa sola es buena; lo recto no es recto y tampoco lo curvado es curvado. Si alguien dice que un valor es absoluto, pregúntale en voz baja: «¿Por qué?». La verdad de hoy puede mentir ya mañana. Sigue el río desde donde comenzó el torrente. No te basten las piezas aisladas. Pregúntate siempre: «¿Desde cuándo?». Busca las causas, une y disuelve, atrévete a mirar tras las palabras. Si alguien dice: «Esto es bueno (o malo)», pregúntale en voz baja: «¿Para quién?» Friedrich Paulus

La debida gestión pesquera

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero. En 2025 cumplimos 66 años de publicación en el Perú.

viernes, 27 de mayo de 2016

Revista Pesca Junio 2016: editorial

El Perú primero

La Ley General de Pesca, diseñada en la década de los 90 está basada en un esquema neoliberal y un espíritu promotor de la actividad pesquera, con una regulación flexible basada en el mercado, lo que aparta el concepto de inclusión social y justicia social. La actividad de extracción ya no debe tener un marco promotor, sino precautorio ante la evidencia de agotamiento de los stocks pesqueros y/o ausencia de información científica que permita establecer límites máximos de extracción. Puede haber especies que si pueden ser promovidas; pero con una base científica sólida que marque un límite. Los recursos pesqueros son renovables; pero no son inagotables.

Una nueva visión para la pesquería del Perú debe crear una doctrina que tiene que otorgar a los aspectos sociales, políticos y ambientales, mayor énfasis que en el modelo actual. Se debe integrar al modelo actual, las actividades socioeconómicas, las de protección del medio ambiente, las de mantenimiento de la calidad de vida de las poblaciones ribereñas y las de una justa participación social en la renta de la industria. Debe tener como meta principal disponer de pesquerías sostenibles en el contexto de una nueva  gobernanza. La visión de un nuevo modelo debe proponer construir un equilibrio entre las necesidades del mercado, las de conservación de los recursos, y la priorización de la población nacional en la atención de su alimentación basada en productos hidrobiológicos.

La expresión “pesquerías sostenibles” va más allá del simple enunciado y responde a todo un contenido de acciones y estrategias que a su vez requieren de medios para alcanzarlas, dentro de los cuales destacan, además de los económicos, el de ciencia, tecnología e innovación. El Estado tiene que ser el ente que garantiza el equilibrio entre el mercado, la justicia social y la conservación del ambiente y los recursos pesqueros, utilizando a la ciencia y la tecnología como componente importante en la nueva gobernanza pesquera. Debe orientar su visión a alcanzar el fin supremo, cual es el servicio al ciudadano a través de la provisión de alimentos de origen hidrobiológico, que contribuya a conseguir la seguridad alimentaria y a erradicar la malnutrición infantil en el Perú, en primera prioridad, antes que alimentar a otros países.

El actual modelo de gestión, sesgado hacia el mercado y la exportación, presume que las pesquerías solamente son sistemas económicos con todo lo que ello implica. Minimiza la importancia del mercado nacional y la contribución a la alimentación nacional

Denomino modelo de gestión al marco formado por una doctrina pesquera nacional que produzca una nueva base legal modernizando la vigente, sobre la cual se pueda perfeccionar el Modelo Organizacional Institucional actual. Diferencio entonces el modelo de gestión del modelo organizacional.

Los recursos hidrobiológicos marítimos y continentales  son un recurso natural que es patrimonio de la Nación. El Estado los entrega en concesión, de acuerdo a la normatividad vigente. El usufructo de los mismos se hace bajo condiciones que establece la regulación que se aplique a cada especie, la cual debe encontrar el justo equilibrio entre las necesidades del país y las del sector privado.

Artículo 66.- Recursos Naturales. Los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación. El Estado es soberano en su aprovechamiento.  Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal.
Artículo 39.-  Todos los funcionarios y trabajadores públicos están al servicio de la Nación.

En tanto las administraciones de la pesquería no entiendan que su función es servir al pueblo peruano, a la sociedad peruana, la cual es propietaria de los recursos hidrobiológicos y no a intereses de parte ni extranjeros, los recursos pesqueros estarán expuestos no solo al agotamiento, sino a una indebida utilización cuando alimentan a otros países, sin atender primero la alimentación nacional. 
Alimentar al Perú primero y después al mundo, debe ser la orientación de una doctrina pesquera nacional.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a JUNIO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.


jueves, 19 de mayo de 2016

SOBRE EL INCREMENTO DEL CONSUMO DE PESCADO

No es apropiado pretender incrementar el consumo de pescado a través de promociones, sin haber determinado cuáles son las especies que pueden ser promocionadas. Ello requiere de una investigación científica que indique con precisión qué especies existen con la suficiente biomasa como para soportar un esfuerzo de extracción sostenido. Lo que a su vez lleva a la necesidad de asignar una cuota global máxima de ser extraída en determinados períodos, reglamentando las tallas mínimas y épocas de veda reproductiva.

Los recursos pesqueros, si bien es cierto son renovables, no son infinitos y necesitan de regulación para asegurar su renovación, lo que en resumen es el significado de una pesquería sostenible.

Mientras no se conozca los límites máximos de extracción de todos los recursos pesqueros susceptibles de ser extraídos por la pesca artesanal e industrial, es irresponsable estimular mayores inversiones en la fase extractiva.

El censo de pescadores es un hecho que ya fue ejecutado y contiene información que tiene que conjugarse con la investigación científica de los recursos pesqueros artesanales. Esta última es una tarea pendiente que debe imponer limitaciones a la actividad extractiva. Conociendo el potencial de extracción existente y la capacidad de carga del ecosistema marino de Humboldt, se podría imponer cuotas. Los límites máximos de extracción no podrán ser precisados en tanto el Instituto del Mar del Perú no haga una investigación adecuada que permita proveer este dato científico al Ministerio de la Producción.

Este escenario impone aplicar una política precautoria.
Se está promocionando el consumo de pescado en el mercado nacional sin referencia alguna de las especies a promocionar. El país está exportando casi toda la producción industrial de productos hidrobiológicos que se procesan en plantas, estimulado por los incentivos y subsidios a la exportación que existen.

Las necesidades alimenticias del país demandan una política promotora de la comercialización de productos pesqueros en el mercado nacional y no para la exportación.

En el caso de la anchoveta, para su consumo en estado fresco, no es, o no sería suficiente una campaña de promoción al consumidor, sino también un cambio en la normatividad vigente que estimule la captura de esta especie para el CHD. Se requiere que la anchoveta sea extraída en las condiciones apropiadas y se le conserve en frío de tal forma que se asegure un óptimo producto sanitariamente aceptable.

Para su consumo en conservas, tiene que modificarse la normatividad para facilitar que la industria conservera disponga de adecuadas condiciones de abastecimiento, de las cuales hoy no dispone generándose capacidad instalada ociosa por falta de materia prima.

Debe regularse y controlarse que las capturas destinadas al CHD no se desvíen hacia la harina estimulando la creación de un mercado que asegure un mejor precio que el que paga la industria reductora.

Si no se actúa sobre estas variables, hablar solo de promocionar el consumo es insuficiente.

Una demanda creciente permite la generación de empleo y de empresas que a la vez proporcionan proteína a la población más necesitada. La medición del consumo en Lima, en el sector A no es el índice que debe marcar el estado del consumo de pescado per cápita, sino el consumo en el interior del país.

Sin embargo nada de esto será posible mientras no se establezcan cuotas anuales de extracción científicamente determinadas por el ente científico y un eficiente programa de creación del hábito de consumo en el interior del país, que genere un incremento de la demanda, sumado a acciones de mejoramiento de las prácticas de manipulación y envasado del pescado a bordo.

Los recursos marinos son un recurso natural patrimonio de la Nación, no son un recurso privado. Por tanto, el derecho de explotar esos recursos debe asignarse con arreglo a criterios que garanticen que la pesca contribuya lo máximo posible al interés público.

El programa “A comer pescado”, debe reorganizarse para hacer que se oriente a la promoción de recursos hidrobiológicos de mayor disponibilidad estacional dirigido hacia las poblaciones vulnerables como prioridad, creando el hábito de consumo y convirtiéndose en un factor de impulso al consumo de pescado; pero basado en las posibilidades de extracción definidas científicamente. Este deberá convertirse en un factor de apoyo al desarrollo del mercado interno dentro de una política de equiparar los mercados de exportación y el nacional en términos de incentivos.


Marcos Kisner Bueno

viernes, 29 de abril de 2016

Revista Pesca mayo 2016: editorial

En esta edición se presentan las propuestas de plan de gobierno para el sector pesca que han sido elaboradas por los dos partidos que pasan a la segunda vuelta electoral.

Solo Fuerza Popular tiene una propuesta para el sector, aunque no existe obligación formal ni legal de ejecutarla. Peruanos por el Cambio no menciona la pesca en forma directa. Los interesados en la evolución y desarrollo del sector pesquero, deberán medir debidamente el impacto sobre el sector que tendrá cualquiera de ambos posibles gobiernos en los próximos cinco años, antes de decidir su voto.

El enfoque ciudadano puede dejar a otras organizaciones el análisis y discusión sobre aspectos técnicos y científicos propios de la pesquería. Debe más bien, centrarse en el análisis de su participación en la renta pesquera, considerando que es el propietario del recurso pesquero, el cual está siendo explotado por una pequeña fracción de ciudadanos, los cuales deberían pagar un justiprecio por el derecho y el privilegio de lucrar con un recurso natural que, está siendo gratis en el caso de la pesca artesanal y muy barato en el caso de la pesca industrial. Ningún candidato ha hablado sobre la participación del país en la renta generada por la pesca. Sin mejorar los ingresos no hay  forma de hacer más investigación y mejora la fiscalización y control, entre otras cosas.

La pesca artesanal no está obligada al pago de derechos de pesca. Pero si bien es cierto una parte de sus desembarques va a los mercados nacionales para consumo interno, lo que podría justificar la exoneración de este pago, también es verdad que otra parte va a las plantas congeladoras y enlatadoras que los exportan. ¿Es correcto, y justo desde el enfoque ciudadano, que se exporten productos como la pota para alimentación de otras poblaciones sin pago de derechos de pesca, gozando del mismo privilegio que los productos que se venden en el mercado nacional para consumo de los peruanos?

Bajo este enfoque también debe analizarse los precios a los que se vende el pescado en el mercado nacional y los volúmenes que se encuentran disponibles para las poblaciones de la costa, de la sierra y de la selva. Siendo propietarios de los peces y siendo una de las pesquerías más grandes del planeta, debemos preguntarnos si la cantidad disponible de pescado alcanza para todos los sectores de la población y si sus precios son asequibles para las mayorías. Un análisis objetivo, debería conducirnos a la búsqueda de alternativas para hacer de la pesquería peruana una actividad más inclusiva y más justa.

¿De cuál de los candidatos a la segunda vuelta se podría esperar algo en relación a hacer la pesca más inclusiva? Las políticas públicas tienen que orientarse al ciudadano y a procurar mejorar su calidad de vida. Siendo así, debemos preguntarnos cuál de ellos considera mejorar la regulación actual en beneficio del ciudadano peruano, antes que servir a los intereses tradicionales y siempre ganadores.

La hipótesis más probable, es que una vez pasada la efervescencia electoral y las nuevas autoridades se asienten en sus lugares, todo volverá a ser más de lo mismo en la pesca. Bajo el poder del lobby e influencia de la gran industria a través de sus  operadores políticos de siempre y los nuevos, nada presume que vaya a ser diferente. Los pescadores artesanales, demasiado atomizados como para presentar un frente apropiado que los ponga de igual a igual en una mesa con el Estado y la Industria, continuarán igual como hasta ahora.

Quienquiera que gane las elecciones, no evidencia nada innovador para la pesca artesanal y el consumo de pescado para el mercado interno.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a MAYO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.
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viernes, 1 de abril de 2016

La alimentación y la responsabilidad del Estado peruano

De la lectura de las páginas siguiente sobre nuestra historia debemos rescatar, como concepto, el verdadero origen de la obligación que tiene el Estado del Perú para con los pueblos indígenas y nativos.

El despojo que los conquistadores hicieron del territorio peruano, la destrucción del Imperio Inca y el saqueo de sus riquezas del Imperio, no fue suficiente sino que culminaron con el desarraigo de las poblaciones nativas, condenadas desde ese entonces a la esclavitud, la ignorancia, la miseria y la pobreza. No bastó destruir sus tradiciones y costumbres a través de la “evangelización” ni el ser forzados a cristianizarse. No bastó la destrucción de adoratorios y templos antiguos para construir iglesias sobre ellos en un proceso de sincretización religiosa y la brutalidad en la destrucción de todo vestigio de su cultura, sino que fueron embrutecidos a través del trabajo esclavizado en las encomiendas y en las minas, quedando la población reducida a niveles extremos de pobreza y de miseria por un feroz conquistador que la despojó, no solo de sus riquezas y territorios, sino de sus almas.

No era suficiente poseer sus riquezas materiales y destruir su civilización, sino que querían la destrucción de su alma, subyugar su espíritu. Esa actitud y filosofía de la conquista y de la dominación española, (que repitió la soldadesca chilena durante la Guerra del Pacífico, con total desprecio por la raza aborigen) fueron heredadas por la sociedad criolla peruana que se convirtió en la clase dominante de la naciente República y que finalmente se convirtió en la clase política y dirigente del país y de su actual “democracia” exclusiva, elitista y liberal que no reconoce responsabilidades heredadas, ni admite a  las poblaciones nativas como sus iguales, siendo que estas comunidades son las originales y legítimas propietarias de las tierras que hoy los herederos del invasor poseen.

España financió su desarrolló con los recursos naturales saqueados del Perú y América y grandes capitales procedentes de los encomenderos, mineros, inquisidores y funcionarios de la administración imperial,  aparecieron para beneficio privado y no del país ni de las poblaciones originarias. Aquí se originan las principales y más  antiguas fortunas del país, que en determinado momento crean la oligarquía peruana.

Hoy día el esquema persiste y nuestras riquezas naturales se exportan y favorecen a los menos, enriqueciendo a unos cuantos bajo la ilusión de empleos temporales que desaparecerán con la extinción de los recursos naturales.
Recién hace poco están siendo enfrentados a través de programas sociales, que son a veces criticados por quienes, o ignoran la responsabilidad histórica del Estado en la generación de esa miseria, o no se sienten comprometidos en la reparación de un crimen histórico perpetrado por quienes detentaron el poder y el dominio en el Perú Virreinal y Republicano.

La alimentación, que debe reducir el grado de desnutrición y anemia de esas poblaciones,  que debe fundamentarse en el consumo de anchoveta y pota, requiere de múltiples acciones, la más importante de las cuales consiste en formar parte de programas sociales orientados a aliviar la desnutrición y crear el hábito de consumo. Pero otros dirán que sin crecimiento económico no hay dinero para los programas, mientras otros observarán que ese gasto afecta al crecimiento del PBI y comprometen el desarrollo del país.

Deberán admitir, en algún momento, que la pobreza y el hambre secular de las poblaciones indígenas y nativas del Perú son creación de la Conquista y de las clases gobernantes del país, tanto durante la dominación española en el Virreinato, como durante la dominación de la clase política en la República.

Sin embargo la clase dominante, heredera de los conquistadores, seguirá eludiendo responsabilidades sobre las poblaciones nativas, poniendo reparos a los programas sociales y objetando todo aquello que no sea favorable al crecimiento del PBI, a Lima y a las ciudades principales.  Aún el término “provincias” se usa despectivamente para referirse a los que no son limeños, o sea ciudadanos de segunda o tercera categoría.

Estas elecciones son una oportunidad para que la ciudadanía despierte, se vuelva más activa y más consciente de sus derechos y obligaciones.

En esta edición presentamos una nota sobre los derechos de las poblaciones originarias para entender por qué  un nuevo gobierno, a través de políticas más inclusivas, tiene el deber de considerar la alimentación nacional como tema de agenda, en el cual las poblaciones vulnerables necesitan atención prioritaria. Debemos entender que no es posible avanzar en la construcción de la República y la explotación de sus recursos naturales, sin saber de dónde venimos, ni por qué hemos llegado al modelo extractivista y de gobierno que tenemos.

 Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a ABRIL 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

viernes, 25 de marzo de 2016

Revista Pesca abril 2016: editorial

En estas elecciones presidenciales tenemos que elegir bien, como lo hacemos cuando contratamos a un empleado en nuestra casa. Con la misma pulcritud y esmero con los cuales evaluamos a nuestros empleados, debemos evaluar a los políticos que pretenden convertirse en nuestros empleados. Porque somos los dueños de casa y este mes de abril nos toca contratar nuevo mayordomo y nuevos sirvientes para que se encarguen de la administración y asuntos domésticos de la casa (país). De eso se trata cuando elegimos a un Presidente y congresistas. Las  elecciones no son sino un gran concurso público para el empleo de Presidente de la República y congresistas. Tenemos que escoger al mejor candidato y al mejor equipo para el empleo.

No tenemos que magnificarlos como si fueran mejores que nosotros, porque no son los mejores de entre todos los ciudadanos. Solo son los que han mostrado interés en el empleo, aunque  las verdaderas razones que los motivan sean desconocidas realmente. No teniendo otras opciones, tratemos de contratar al mejor.
Debemos desmitificar la investidura presidencial, la congresal y la ministerial. Porque puede ocurrir que ellos no lo entiendan así y en vez de asumir que son nuestros empleados, pretendan convertirse en nuestros amos para disponer a capricho de nuestros recursos naturales, entre otras cosas. Por eso, la inmunidad de la que gozan es indebida y debería serles retirada.

Antes de marcar un símbolo preguntémonos ¿a quién quieren servir esos candidatos? ¿a nosotros, a ellos mismos, o a alguien más?

La principal cualidad que debe evaluarse es la sincera y real vocación de servicio al país y a los demás. Más allá de las promesas en las que nadie cree, lo determinante debe ser la confianza que inspire el candidato, tanto por su trayectoria personal, integridad, honestidad, capacidad y liderazgo, así como por sus convicciones en la necesidad de efectuar cambios y la suficiente voluntad política para imponer con firmeza un nuevo modelo de gestión en la pesquería y en el país.

También es importante evaluar al equipo de personas que lo acompañarán durante su administración. No solo sus cualidades morales y personales, sino investigando a quién sirven realmente, si a los intereses del país o a algún poder económico. No se puede olvidar que la política y la administración pública son constantemente infiltradas por quienes se dedican a defender intereses de parte, por encima de los intereses nacionales, unas veces abierta y descaradamente y otras veces detrás de las sombras, manipulando y colocando o sacando funcionarios según sus conveniencias.

Esta campaña electoral ha dejado la evidencia de una insana ambición por el poder,  sustentada con una pobre calidad de propuestas, pero que finalmente fueron y son irrelevantes, porque no hay norma que obligue a cumplirlas. Nos están ofreciendo un producto sin garantía, convirtiendo lo que debería ser una competencia de ideas y propuestas, en una guerra que solo ha servido para mostrar lo peor de los políticos, con honrosas excepciones.  Un plan de gobierno debe ser la fórmula para gobernar en base a una doctrina, a una filosofía y por eso no se improvisa unos meses antes. Siempre está vigente se actualiza permanentemente. Lo que hemos visto es improvisación sin base doctrinaria, omisiones serias en cuanto a la pesca, por ejemplo y en algunos casos vagas promesas que respondieron a la coyuntura de dónde y frente a qué público está el candidato.

La democracia no consiste solamente en votar en la elección. La democracia necesita de ciudadanos activos, que no aceptemos resignadamente esperar 5 años más, si es que no quedamos satisfechos, o si las autoridades elegidas incumplen sus promesas de campaña. Tenemos que actuar en forma permanente y constante, para crear incidencias políticas a través de los mecanismos que fuesen adecuados, a fin de proteger los intereses de las mayorías, que somos quienes formamos la Nación y pagamos los sueldos de nuestros gobernantes, legisladores y administradores.

Marcos Kisner Bueno


En esta edición presentamos una nota sobre los derechos de las poblaciones originarias para entender por qué  un nuevo gobierno, a través de políticas más inclusivas, tiene el deber de considerar la alimentación nacional como tema de agenda, en el cual las poblaciones vulnerables necesitan atención prioritaria. Debemos entender que no es posible avanzar en la construcción de la República y la explotación de sus recursos naturales, sin saber de dónde venimos, ni por qué hemos llegado al modelo extractivista y de gobierno que tenemos.


 Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a ABRIL 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

lunes, 21 de marzo de 2016

El control de la pesca ilegal

En los últimos días se han visto noticias de medidas drásticas aplicadas por las autoridades de Argentina e Indonesia para limitar la pesca ilegal, lo cual sugiere que el Perú debería tener una normativa dura y precisa al respecto.

La RM 442-2015-PRODUCE publicada el 31 de diciembre de 2015 dispone la publicación del proyecto de Decreto Supremo que establece “Medidas para autorizar operaciones en puertos y astilleros peruano de embarcaciones de bandera extranjera que realizan actividades pesqueras de recursos hidrobiológicos transzonales en alta mar”, así como la correspondiente exposición de motivos.

Por otro lado, el Aplicativo SMS Sisesat implementado por el Ministerio de la Producción (Produce) para el seguimiento, control y vigilancia de las actividades pesqueras, ocupó el tercer lugar en el “Segundo concurso para parar la pesca no declarada y no reglamentada - Indnr 2015”. “A través del Sistema de Seguimiento Satelital, el Produce vigila alrededor de 1,000 embarcaciones industriales y 200 embarcaciones de menor escala, además de toda la flota pesquera que realiza actividades en el ámbito de la OROP (Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur) y CIAT (Comisión Interamericana del Atún Tropical)”.

Esto es bueno en el ámbito de mejorar los controles sobre la pesca ilegal; pero falta control sobre las embarcaciones que no tienen permisos de pesca y operan al margen de cualquier norma  nacional y/o supranacional, incursionando dentro del dominio marítimo peruano, lo cual es responsabilidad del Ministerio de Defensa, a través de la Marina de Guerra y no precisamente  del Ministerio de la Producción.

El proyecto de Decreto Supremo mencionado en el segundo párrafo de esta nota pretende introducir algunas medidas al respecto generadas por PRODUCE; pero no se evidencia ninguna iniciativa del Ministerio de Defensa en este contexto.



jueves, 25 de febrero de 2016

REVISTA PESCA MARZO 2016: EDITORIAL

La pugna para acceder a cargos en la nueva administración, bien sea para defender intereses de parte, o apetitos personales, se irá evidenciando a partir de los resultados de la segunda vuelta electoral y permitirá predecir cuál será la agenda sectorial a partir de agosto.

Si queda conformado por autoridades ajenas a la realidad sectorial y fácilmente influenciables por quienes defienden intereses de parte, no se verán reformas en la pesca.  La gobernanza del sector quedaría expuesta debido a la manipulación del lobbysmo y el aporte al PBI seguiría como tema prioritario en la agenda, poniendo en segundo plano la opinión técnica. O sea, más de lo mismo, por más maquillaje que quisieran ponerle a través de nuevos operadores políticos.

Convirtiendo una situación científica en una situación política, el poder cedería a la presión que se ejerza a través de los medios de comunicación y del lobby. El peso de las decisiones se vería influenciado por quienes detentan el poder fáctico, los cuales ejercerían mayor o menor grado de influencia, según el apoyo de una prensa poco informada sobre la pesca, que solo resalta brevemente temas de coyuntura. La presión efectuada a través de eficaces operadores políticos, así como la de nuevos lobistas, se hará más o menos evidente en función de los nuevos funcionarios que asuman cargos el 1 de agosto.

El sistema de ordenamiento pesquero, ya violentado varias veces por jueces que dictan medidas cautelares indebidas, resultaría así expuesto a mayores perforaciones provenientes de decisiones tomadas en función al ruido político, o la presión. La gobernanza del sector resultaría  comprometida, no por las necesidades o los intereses nacionales y los de la ciudadanía común y corriente, la cual es la legítima propietaria de los recursos hidrobiológicos, sino por los intereses comerciales del sector.

Hasta ahora no hay evidencia de genuino y real interés político por introducir cambios de fondo en la pesquería peruana. Una nueva Ley de Pesca no resolvería temas inmediatos porque resultaría lenta de aplicar en términos reales y prácticos, tanto por el tiempo que demoraría su discusión y promulgación, como su implementación. 

Mientras tanto, los temas de fondo urgentes seguirían relegados.
Lo que se requiere es decisión y voluntad políticas de funcionarios honestos y comprometidos con el país, sin intereses personales en la pesca. De lo contrario, solo quedaría  la intervención de la ciudadanía mediante la creación de incidencias políticas que fuercen la toma de algunas decisiones y la generación de algunos cambios.

Si no se actúa a través de más ciudadanos activos, la democracia peruana degenerará hacia la oclocracia, es decir al gobierno de los insapientes.

La ciudadanía, con su indiferencia y desinterés, se convertiría en cómplice silenciosa del agotamiento de los recursos pesqueros y de la contaminación que la actividad genera sobre el ambiente y sobre la moralidad.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería que difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a MARZO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

miércoles, 17 de febrero de 2016

La pesca en el Perú y su contribución a través del impuesto a la renta

Se analiza el período 1998 – 2015 (18 años desde el último fenómeno el Niño) referido a la renta del sector pesquero, basada en cifras oficiales publicadas en la Nota Tributaria de la SUNAT.

En total el sector pesquero (CHI + CHD)
Pagó por concepto de impuesto a la renta de tercera categoría, la suma 
de S/2,244´000,000 en 18 años, o sea un promedio anual de S/ 124´666,667.

Asumiendo que la tasa de dicho impuesto es el 30% de la utilidad bruta obtenida durante el ejercicio, se deduce que la utilidad bruta del sector pesquero peruano fue 
de S/7,480´000,000 en los últimos 18 años, o sea un promedio de S/415´555,556 anuales.

El volumen de pescado desembarcado fue de  125´726,749 toneladas

El sector pesca tradicional, es decir harina y aceite de pescado (CHI)
Pagó por concepto de impuesto a la renta de tercera categoría, la suma 
de S/1,315´400,000, o sea un promedio anual de  S/ 73´077,778.

Asumiendo que la tasa de dicho impuesto es el 30% de la utilidad bruta obtenida durante el ejercicio, se deduce que la utilidad bruta de la industria de CHI fue 
de S/4,384´666,667 en 18 años, o sea un promedio de S/ 243´592,593 anuales. 

El volumen de pescado desembarcado fue de 108´195,150 toneladas

El sector pesca no tradicional, es decir conservas, congelados, curados, fresco (CHD)
Pagó por concepto de impuesto a la renta de tercera categoría, la suma de S/ 928´600,000, o sea un promedio anual de S/  51´588,889.

Asumiendo que la tasa de dicho impuesto es el 30% de la utilidad bruta obtenida durante el ejercicio, se deduce que la utilidad bruta de la industria de CHD fue 
de S/3,095´333,333 en 18 años, o sea un promedio de 171´962,963 anuales .

El volumen de pescado desembarcado para CHD fue de 17´531,599 toneladas según datos oficiales del boletín de Produce de hasta el de Diciembre de 2015. Los datos del impuesto a la renta provienen de la Nota Tributaria.


¿Cuánto costó cada tonelada de pescado?

Podría decirse que el valor de la tonelada de pescado extraído está determinado y cobrado a través del pago de los derechos de pesca. El pescado extraído por el sector artesanal no paga derechos de pesca, por tanto lo que se congela, enlata, cura, exporta  y/o consume al fresco, proveniente de esas capturas tiene un costo cero.

La parte extraída por el sector industrial sí paga derechos de pesca; pero no existe información pública sistematizada que permita observar su comportamiento. Solo a partir del año 2003 en el que se crea el canon pesquero se puede deducir, aproximadamente, cuánto se ha recaudado por concepto de derechos de pesca, aunque no se puede diferenciar el aporte del CHD y del CHI.

La cifra oficial del periodo 2003 – 2015, tomada de las transferencias que efectúa el MEF y que se publican en su portal, es 
de: S/ 610´586,809 recaudados por concepto de derechos de pesca.

Para completar el análisis sería útil conocer cuánto ha facturado el sector pesquero por año, tanto en forma total como por CHD y CHI. Pero esa información no existe. Lo único que se puede obtener es el dato de exportaciones; pero no se evidencia, en forma visible por lo menos, la data de la facturación en el mercado nacional.

Obviamente tampoco se puede medir la venta informal en el mercado nacional, dentro de la cual el pescado fresco es prácticamente lo usual. Por tanto, no se puede relacionar el impuesto a la renta pagado por el sector pesquero con sus ingresos brutos, porque no se dispone de esos datos. Relacionarlo solamente con las exportaciones daría una cifra inexacta e imprecisa.

Es evidente que, referir todo análisis del sector pesquero peruano solamente a su contribución al PBI es incompleto, sesgado y no refleja la problemática integral de la contribución de la pesca con el país.


Marcos Kisner Bueno

jueves, 28 de enero de 2016

Revista Pesca Febrero 2016: Editorial

En esta edición se presentan las propuestas de los planes de gobierno, referidas a la pesca, de los principales partidos políticos. Debo enfatizar que lo que se ofrece no necesariamente se cumple, porque no existe base legal alguna que obligue a un partido a cumplirlo; pero es un referente para conocer las tendencias de los candidatos.

En cualquier escenario, la industria pesquera seguirá reclutando los mejores operadores políticos y de medios que defenderán sus intereses con eficacia, lo que le permitirá mantener la posición dominante que siempre ha tenido y el manejo de la agenda. Pero por otra parte, es responsable de la sostenibilidad de las especies con las cuales existe su negocio, o desaparecerán si es que dichas especies se extinguen, lo que permite asumir que manejarán la actividad extractiva adecuadamente. En esta línea de pensamiento,  la confrontación entre administrados, organizaciones sociales y el Estado es inútil porque la industria ganará en cualquier circunstancia, haciendo que este esfuerzo sea un gesto ocioso y un gasto de energía y tiempo improductivos. El modelo económico privilegia el crecimiento del PBI por encima de consideraciones ecológicas y ambientales y eso es complicado de cambiar.

Concentrando la atención en otros temas importantes y prioritarios, que sí son posibles de  cambiar y en los cuales se puede lograr consensos, está el consumo de pescado en el país. Sin embargo, debemos sincerar conceptos y desterrar mitos: No tenemos la suficiente disponibilidad de recursos pesqueros de CHD como para convertirnos en un país que consume pescado en volúmenes tan grandes como Japón y España, por ejemplo.  En términos alimentarios y de consumo, en tanto el pollo sea más barato que el pescado y su producción sea mayor, seremos un país pollero y no pesquero.

En este orden de ideas, se requiere un enfoque nuevo sobre el empleo de la anchoveta y la pota para reducir las cifras de desnutrición y anemia infantil y convertir a la pesquería peruana en un instrumento de políticas inclusivas que privilegien la alimentación nacional.

Quien quiera que fuese el ganador de las próximas elecciones, debemos tener presente que las autoridades elegidas y designadas detentan un poder otorgado por los ciudadanos, que dura poco. La ciudadanía, que es donde radica el verdadero poder, es en cambio, permanente.

Los cambios, si no provienen de un programa o de un gobierno en el futuro inmediato, próximo o lejano,  tendrán que provenir de la ciudadanía, que debe cambiar su pasividad frente a la política y el gobierno, por una intervención más activa, especialmente de los jóvenes, que cree una incidencia política para:

a) impedir que el poder otorgado a funcionarios temporales, se utilice para privilegiar los intereses de los menos, en desmedro de los intereses de los más; b) generar mayores recursos económicos al Estado, que le permitan desarrollar más y mejor investigación, fiscalización, innovación y desarrollo tecnológico; c) crear conciencia socio ambiental en el uso de los recursos pesqueros; d) incrementar el consumo nacional de anchoveta y de pota, con especial énfasis en las poblaciones vulnerables; e) mejorar la competitividad de las cadenas productivas de ambos recursos en dirección al consumo humano nacional, que debería ser la prioridad de la política pesquera; y f) reducir los impactos ambientales que causa la actividad.


Marcos Kisner Bueno

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los pocos que pueden pagarlo, mientras que la desnutrición infantil y el hambre de muchos no están siendo reducidas a través del consumo de pescado.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a FEBRERO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.


jueves, 31 de diciembre de 2015

Revista Pesca enero 2016: Editorial

El ciudadano peruano merece un ambiente sin contaminación, una mejor participación en la renta de la industria pesquera y políticas públicas que faciliten y estimulen la generación de una mayor oferta de pescado a precio accesible, especialmente para las familias de menores recursos.

Dado que se estima en, aproximadamente, 500 mil las personas que de una u otra manera tienen relación laboral o comercial (incluida la gastronomía) con la pesca en general,  planteo un enfoque desde la perspectiva de los 29 millones 500 mil ciudadanos peruanos que no tienen ningún interés ni relación laboral o comercial en el negocio pesquero; pero que son los propietarios legítimos del recurso. El enfrentamiento por la anchoveta es un tema que al ciudadano NO pesquero no le importa. La oferta política para el sector pesquero, desde la óptica del ciudadano, debe ir más allá de los aspectos puramente biológicos, pesqueros y confrontacional para enfocarse en la recaudación tributaria, derechos de pesca, canon pesquero, contaminación y mercado interno (seguridad alimentaria).  

Este es el enfoque con el cual el ciudadano NO pesquero, o sea la mayoría de la ciudadanía, debe juzgar las ofertas electorales que están por aparecer. Los recursos naturales no son un bien privado de los pesqueros y pescadores. Son un bien público y nos pertenecen a todos, por tanto el público objetivo de la oferta electoral y de las políticas públicas, deben ser las mayorías y no solamente las minorías.

La forma de buscar votos en una elección, a través de ofertas y promesas plasmadas en planes de gobierno, ha perdido credibilidad porque no hay obligación de cumplir lo prometido ni forma alguna de sancionar su incumplimiento. El ciudadano elector carece de medios para reclamar una vez que ya fue embaucado y contabilizado su voto. Algunos dan un aporte en dinero para la campaña al candidato de su preferencia, o a todos, por si acaso. Creo que nadie da dinero a cambio de nada, sino que negocia y/o espera un beneficio del ganador que rentabilice su aporte. No creo en la generosidad para apoyar una campaña política. El candidato ganador tiene que estar, de alguna forma, comprometido a cumplir compromisos con sus inversionistas mas no así con sus electores. El verdadero hacedor de la victoria electoral, el ciudadano que emite su voto, no tiene derechos ni medios de reclamo.

La oferta de que haya mayor consumo de pescado, que además resulta tan caro que es inaccesible para las mayorías, es poco seria y debe ser descartada. No hay información científica que permita conocer las biomasas de las especies objetivo del consumo humano capturadas por la pesca artesanal, que es la que abastece al mercado interno, que garanticen una pesquería sostenible. Aumentar el esfuerzo pesquero sin medida, es irresponsable.

Ese es el contexto en el cual debe trabajar el Estado. Debe priorizar las necesidades y derechos de las mayorías y no colocar en agenda solamente los problemas de las minorías. El hecho de que los 29 y medio millones de ciudadanos no interesados en el enfrentamiento pesquero y por la anchoveta, no accedan a los medios a reclamar ni exigir nada, no justifica que sean relegados y olvidados  por el gobierno en ejercicio, ni por las campañas electorales.

Marcos Kisner Bueno

El enfoque ciudadano muestra que se puede dejar a otras organizaciones la pelea por la protección de la anchoveta. Más bien, amable lector que no participa en el negocio de la pesca, debiera preocuparse por su participación en la renta pesquera, ya que es el propietario del recurso que está siendo explotado por un pequeño grupo de ciudadanos, los cuales lucran con un recurso natural que, es gratis para unos y muy barato para otros.

Porque… ¿acaso más anchoveta en el mar significa más comida para la población nacional? Teóricamente es más comida para otros peces; pero… ¿acaso hay más pescados en abundancia en el mercado y a precios accesibles para todos los sectores económicos? ¿acaso existen hoy  programas sociales que lleven anchoveta o pota a las poblaciones más vulnerables? 

No hay nada de eso.

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los menos que pueden pagarlo mientras que la desnutrición infantil y el hambre de los más, no está siendo combatida con pescado. A nadie le importa. Solo está importando cuidar la anchoveta; pero ¿para quién?

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a ENERO 2016 y a compartirla en sus círculos y redes sociales.



Y se puede bajar libremente en formato PDF en los siguientes links:



viernes, 25 de diciembre de 2015

Tiempo de reflexión

Tiempo para reflexionar en el inútil tiempo dilapidado en el enfrentamiento y el confrontamiento entre el Estado, la Industria y las organizaciones sociales. Bien podría ser mejor empleado buscando puntos de consenso que permitan tomar decisiones sobre los siguientes puntos de mayor trascendencia y sobre los que nadie dice nada:

1.     Mejorar la participación del Estado en la renta de la industria pesquera a través del incremento de los derechos de pesca vigentes que refleje el verdadero valor del recurso, introducción de regalías pesqueras e incorporación de las capturas de la pesca artesanal a la contribución vía derechos de extracción y formalización.
2.     Mejorar y perfeccionar el canon pesquero y los índices de distribución de tal forma que se garantice una distribución equitativa de los beneficios  económicos de la pesquería.
3.     Extracción sostenible de los recursos pesqueros con un enfoque ecosistémico, lo cual solo sería posible con mayor inversión en investigación, lo que a su vez requiere de mejorar la participación del país en la renta del negocio pesquero como se menciona en la primera recomendación.
4.     Integrar los costos ambientales y sociales a la hora de evaluar la contribución de la pesquería.

A corto plazo debe crearse un espacio para la participación de la sociedad civil en representación de la ciudadanía no pesquera, así como  otras organizaciones en las decisiones que afecten la gestión del sector pesquero.

Aplicar un enfoque precautorio en tanto la investigación científica no esté en el nivel adecuado como para aportar datos que garanticen el establecimiento de cuotas anuales de extracción para las principales especies. Establecer una cuota como límite superior, manteniendo las capturas permitidas, dentro de un sistema basado en derechos, a niveles suficientemente inferiores al rendimiento sostenible máximo. Esto permitiría proteger los stocks de la variabilidad en el sistema y recuperar la resiliencia de las poblaciones de otras especies que dependen de la anchoveta dentro de la cadena trófica.

Implementar los LMPs y estándares de emisiones aéreas para la industria de consumo humano directo.

Actualizar la información y la data estadística sectorial manteniendo la transparencia y el libre acceso a los datos de tal manera que permita tomar decisiones informadas.


Revisar el marco legal y normativo del sector pesquero.

Felices fiestas

Marcos Kisner Bueno

lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Se puede consumir más pescado en el Perú?

Las siguientes cifras muestran los desembarques de pescado en el Perú desde 1950.

















En la presente década ya no se registran desembarques de sardina, especie que hasta fines de la década del 90 constituía un recurso importante. Ya van 15 años que la especie no registra desembarques.
El siguiente cuadro, más resumido, sigue incluyendo a la sardina en forma diferenciada:










El siguiente cuadro presenta el resumen de los 63 años entre 1950 y el 2013. (No se puede presentar el 2014 por cuanto aún no se dispone del Anuario Estadístico del 2014):













Los volúmenes y especies desembarcadas permiten concluir que Perú no es un país con un alto potencial de especies que faciliten incrementar el consumo de pescado, salvo en las especies anchoveta y pota. Las demás especies no representan volúmenes significativos como para pensar que pueden ser promocionadas para aumentar el consumo de pescado per cápita. Más aún cuando esas especies no han sido debidamente estudiadas y no se dispone de información científica que permita regular su extracción fijando límites máximos extraíbles a fin de asegurar sus sostenibilidad.

Nótese que la pota recién empieza a convertirse en un recurso importante a partir de la década del 90, coincidiendo con la desaparición de la sardina.

El jurel, que era un recurso importante hasta fines de la pasada década no pareciera que volvería a desembarcar, en lo que queda de la presente década, volúmenes como en las dos décadas anteriores.
En todo caso, no se evidencian grandes ni importantes recursos pesqueros como para pensar en promocionar el consumo de pescado sin hacer referencia precisa a las especies objetivos que podrían ser promocionadas.
Entre el 2010 y el 2013, los desembarques son los siguientes:










































¿Qué tanto se puede hacer por incentivar el consumo de pescado en el mercado peruano con estas cifras, considerando que una parte importante de estos volúmenes desembarcados se destinan a su procesamiento para la exportación como congelado, conserva o curado?

Es imposible disimular el hecho que los desembarques de especies destinadas al consumo humano, objetivo principal de los pescadores artesanales presentan niveles históricos insuficientes para incentivar su consumo y por ende su extracción, con excepción como se ha mencionado, de la pota y anchoveta.

Las especies como la cabrilla, cojinova, coco, liza, y probablemente algunas de las clasificadas como “otros” escasean y por tanto, aumenta el costo de la faena, sube el precio al consumidor y consecuentemente baja o desaparece la rentabilidad del esfuerzo pesquero (y la del pescador).

Debe sumarse al análisis la incertidumbre de no conocer qué especies están incluidas en la denominación “otros”. 
También debe sumarse la inquietud por saber dónde está considerado (si es que lo está) el jurel procedente de Chile, el cual puede estar siendo importando o ingresando al país de contrabando, o asumiendo la figura de formar parte de los desembarques.

Contribuye también a la incertidumbre el hecho de no contar con cifras precisas que muestren qué porcentaje de los principales recursos como el jurel, el bonito, la caballa y el perico están destinados a su transformación en productos de exportación, lo cual resta a la disponibilidad de saldos para abastecer el mercado interno, bien sea como fresco o procesado. No menciono a la merluza puesto que casi en su totalidad de exporta en forma de congelado.

La conclusión más sana a la que se puede llegar es, que ante estas cifras, sumada a la incertidumbre sobre lo expuesto, corresponde aplicar un enfoque precautorio y no estimulador de mayor extracción, sino orientar el esfuerzo a la promoción de la anchoveta y la pota para consumo humano directo, en especial hacia las poblaciones más vulnerables.

El siguiente cuadro presenta las cifras que sustentan las conclusiones de que solamente se puede promocionar la pota y la anchoveta. Para este cuadro solamente, se ha resaltado la anchoveta, la pota ,el jurel, la caballa y la merluza por ser representativos, sumando el resto de especies a la denominación de otros. Este último comprende múltiples especies cuya extracción puede ser de una complejidad mayor que la que presenta la anchoveta y la pota al punto de hacerlas mucho más caras, por lo cual estimularlas no tendría impacto positivo sobre las poblaciones más vulnerables cuyos niveles de ingreso les obligan a comprar lo más barato.




Tampoco se puede ocultar que el número de personas que pescan ha aumentado y que éstas están cada vez mejor equipadas a nivel de flota y de aparejos tecnificados.

Sucede que la biomasa de las diversas especies objetivo siguen el camino inverso, éstas se reducen y por tanto son insuficientes para satisfacer las expectativas y necesidades de todos los partícipes de la pesquería.

El recurso pesquero no aumenta en función de la demanda. Incentivar la demanda sin contar con oferta suficiente no es una medida responsable y atenta contra la sostenibilidad de los recursos. Incentivar el consumo sin un análisis científico del estado de salud del ecosistema y de los volúmenes disponibles de todas las especies hidrobiológicas, es un acto de irresponsable demagogia que la comunidad científica y la ciudadanía no deben permitir.

La venta al mercado interno se aprecia en el siguiente cuadro:




La expresión “Perú país pesquero” no es necesariamente correcta si se le quiere usar en el contexto de que tenemos mucho pescado, porque no lo tenemos. Lo que tenemos es mucha anchoveta y en segundo lugar, pero bien distanciada, abundante pota.

Somos un país productor de harina de pescado, lo cual es importante económicamente para el país y para el sector de la población que trabaja en esa rama de industria. Pero no tenemos la suficiente disponibilidad de recursos para convertirnos en un país que consume pescado en volúmenes tan grandes como Japón y España, por ejemplo.

En tanto el pollo sea más barato que el pescado y su producción sea mayor, seremos un país pollero y no pesquero desde el punto de vista del consumo.



















Promocionar el consumo de pescado sin precisar cómo y con qué recursos pesqueros se hará y cuál sería el público objetivo, basando la hipótesis en el mito de que somos un gran país pesquero, es demagogia.

Podemos hacerlo con la pota y la anchoveta, si es que diseñamos los mecanismos técnicos y  legales que:
  •        faciliten la promoción del consumo de estos recursos,
  •          estimulen el crecimiento del mercado interno,
  •          contribuyan a reducir la desnutrición infantil.

Podemos explorar nuevas especies si se destina recursos suficientes a la exploración e investigación. Podemos mejorar la regulación de la extracción con mejores herramientas científicas que nos garanticen la sostenibilidad de las mismas. Podemos incentivar el mercado nacional poniéndolo en igualdad de condiciones de subsidios e incentivos que las exportaciones. Podemos mejorar la participación nacional en la renta de la industria pesquera. 

Podemos implementar una reforma en la pesca con tan solo voluntad y decisión políticas.

Podemos también incentivar la acuicultura. Pero esto ya se ha hecho a través de varias normas sin mayores resultados.

¿Porqué hasta ahora no se evidencian importantes inversiones acuícolas en el Perú?

¿Serían sus productos tan abundantes y de precio asequible al público consumidor al punto que causarían un impacto significativo en el incremento del consumo? ¿O solamente se convertirían en un producto más de exportación?

Si quedase más anchoveta en el agua, como efecto de una reducción del volumen de sus capturas ¿aumentaría la biomasa del resto de especies y aumentarían sus desembarques? Eso es cosa que no se sabe con rigurosidad científica; pero sería interesante dedicar recursos y esfuerzos a estudiar el tema.

Se requiere una reforma que ordene mejor la regulación existente y convierta a la pesquería en una actividad socialmente inclusiva.

Se ha atribuído siempre a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable.

Se ha elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos, creyendo que los recursos pesqueros son infinitos e inagotables y forzando la extracción hacia límites impredecibles en sus consecuencias.

Marcos Kisner Bueno