No creas en todo lo que se dice.

Aun cuando creas que algo aparece claro, ponlo en duda y no reposes. Duda de todo lo que parece ser bonito y verdadero. Pregúntate siempre: «¿Para qué?». No creas que una cosa sola es buena; lo recto no es recto y tampoco lo curvado es curvado. Si alguien dice que un valor es absoluto, pregúntale en voz baja: «¿Por qué?». La verdad de hoy puede mentir ya mañana. Sigue el río desde donde comenzó el torrente. No te basten las piezas aisladas. Pregúntate siempre: «¿Desde cuándo?». Busca las causas, une y disuelve, atrévete a mirar tras las palabras. Si alguien dice: «Esto es bueno (o malo)», pregúntale en voz baja: «¿Para quién?» Friedrich Paulus

La debida gestión pesquera

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero. En 2025 cumplimos 66 años de publicación en el Perú.

jueves, 25 de febrero de 2016

REVISTA PESCA MARZO 2016: EDITORIAL

La pugna para acceder a cargos en la nueva administración, bien sea para defender intereses de parte, o apetitos personales, se irá evidenciando a partir de los resultados de la segunda vuelta electoral y permitirá predecir cuál será la agenda sectorial a partir de agosto.

Si queda conformado por autoridades ajenas a la realidad sectorial y fácilmente influenciables por quienes defienden intereses de parte, no se verán reformas en la pesca.  La gobernanza del sector quedaría expuesta debido a la manipulación del lobbysmo y el aporte al PBI seguiría como tema prioritario en la agenda, poniendo en segundo plano la opinión técnica. O sea, más de lo mismo, por más maquillaje que quisieran ponerle a través de nuevos operadores políticos.

Convirtiendo una situación científica en una situación política, el poder cedería a la presión que se ejerza a través de los medios de comunicación y del lobby. El peso de las decisiones se vería influenciado por quienes detentan el poder fáctico, los cuales ejercerían mayor o menor grado de influencia, según el apoyo de una prensa poco informada sobre la pesca, que solo resalta brevemente temas de coyuntura. La presión efectuada a través de eficaces operadores políticos, así como la de nuevos lobistas, se hará más o menos evidente en función de los nuevos funcionarios que asuman cargos el 1 de agosto.

El sistema de ordenamiento pesquero, ya violentado varias veces por jueces que dictan medidas cautelares indebidas, resultaría así expuesto a mayores perforaciones provenientes de decisiones tomadas en función al ruido político, o la presión. La gobernanza del sector resultaría  comprometida, no por las necesidades o los intereses nacionales y los de la ciudadanía común y corriente, la cual es la legítima propietaria de los recursos hidrobiológicos, sino por los intereses comerciales del sector.

Hasta ahora no hay evidencia de genuino y real interés político por introducir cambios de fondo en la pesquería peruana. Una nueva Ley de Pesca no resolvería temas inmediatos porque resultaría lenta de aplicar en términos reales y prácticos, tanto por el tiempo que demoraría su discusión y promulgación, como su implementación. 

Mientras tanto, los temas de fondo urgentes seguirían relegados.
Lo que se requiere es decisión y voluntad políticas de funcionarios honestos y comprometidos con el país, sin intereses personales en la pesca. De lo contrario, solo quedaría  la intervención de la ciudadanía mediante la creación de incidencias políticas que fuercen la toma de algunas decisiones y la generación de algunos cambios.

Si no se actúa a través de más ciudadanos activos, la democracia peruana degenerará hacia la oclocracia, es decir al gobierno de los insapientes.

La ciudadanía, con su indiferencia y desinterés, se convertiría en cómplice silenciosa del agotamiento de los recursos pesqueros y de la contaminación que la actividad genera sobre el ambiente y sobre la moralidad.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería que difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a MARZO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

miércoles, 17 de febrero de 2016

La pesca en el Perú y su contribución a través del impuesto a la renta

Se analiza el período 1998 – 2015 (18 años desde el último fenómeno el Niño) referido a la renta del sector pesquero, basada en cifras oficiales publicadas en la Nota Tributaria de la SUNAT.

En total el sector pesquero (CHI + CHD)
Pagó por concepto de impuesto a la renta de tercera categoría, la suma 
de S/2,244´000,000 en 18 años, o sea un promedio anual de S/ 124´666,667.

Asumiendo que la tasa de dicho impuesto es el 30% de la utilidad bruta obtenida durante el ejercicio, se deduce que la utilidad bruta del sector pesquero peruano fue 
de S/7,480´000,000 en los últimos 18 años, o sea un promedio de S/415´555,556 anuales.

El volumen de pescado desembarcado fue de  125´726,749 toneladas

El sector pesca tradicional, es decir harina y aceite de pescado (CHI)
Pagó por concepto de impuesto a la renta de tercera categoría, la suma 
de S/1,315´400,000, o sea un promedio anual de  S/ 73´077,778.

Asumiendo que la tasa de dicho impuesto es el 30% de la utilidad bruta obtenida durante el ejercicio, se deduce que la utilidad bruta de la industria de CHI fue 
de S/4,384´666,667 en 18 años, o sea un promedio de S/ 243´592,593 anuales. 

El volumen de pescado desembarcado fue de 108´195,150 toneladas

El sector pesca no tradicional, es decir conservas, congelados, curados, fresco (CHD)
Pagó por concepto de impuesto a la renta de tercera categoría, la suma de S/ 928´600,000, o sea un promedio anual de S/  51´588,889.

Asumiendo que la tasa de dicho impuesto es el 30% de la utilidad bruta obtenida durante el ejercicio, se deduce que la utilidad bruta de la industria de CHD fue 
de S/3,095´333,333 en 18 años, o sea un promedio de 171´962,963 anuales .

El volumen de pescado desembarcado para CHD fue de 17´531,599 toneladas según datos oficiales del boletín de Produce de hasta el de Diciembre de 2015. Los datos del impuesto a la renta provienen de la Nota Tributaria.


¿Cuánto costó cada tonelada de pescado?

Podría decirse que el valor de la tonelada de pescado extraído está determinado y cobrado a través del pago de los derechos de pesca. El pescado extraído por el sector artesanal no paga derechos de pesca, por tanto lo que se congela, enlata, cura, exporta  y/o consume al fresco, proveniente de esas capturas tiene un costo cero.

La parte extraída por el sector industrial sí paga derechos de pesca; pero no existe información pública sistematizada que permita observar su comportamiento. Solo a partir del año 2003 en el que se crea el canon pesquero se puede deducir, aproximadamente, cuánto se ha recaudado por concepto de derechos de pesca, aunque no se puede diferenciar el aporte del CHD y del CHI.

La cifra oficial del periodo 2003 – 2015, tomada de las transferencias que efectúa el MEF y que se publican en su portal, es 
de: S/ 610´586,809 recaudados por concepto de derechos de pesca.

Para completar el análisis sería útil conocer cuánto ha facturado el sector pesquero por año, tanto en forma total como por CHD y CHI. Pero esa información no existe. Lo único que se puede obtener es el dato de exportaciones; pero no se evidencia, en forma visible por lo menos, la data de la facturación en el mercado nacional.

Obviamente tampoco se puede medir la venta informal en el mercado nacional, dentro de la cual el pescado fresco es prácticamente lo usual. Por tanto, no se puede relacionar el impuesto a la renta pagado por el sector pesquero con sus ingresos brutos, porque no se dispone de esos datos. Relacionarlo solamente con las exportaciones daría una cifra inexacta e imprecisa.

Es evidente que, referir todo análisis del sector pesquero peruano solamente a su contribución al PBI es incompleto, sesgado y no refleja la problemática integral de la contribución de la pesca con el país.


Marcos Kisner Bueno

jueves, 28 de enero de 2016

Revista Pesca Febrero 2016: Editorial

En esta edición se presentan las propuestas de los planes de gobierno, referidas a la pesca, de los principales partidos políticos. Debo enfatizar que lo que se ofrece no necesariamente se cumple, porque no existe base legal alguna que obligue a un partido a cumplirlo; pero es un referente para conocer las tendencias de los candidatos.

En cualquier escenario, la industria pesquera seguirá reclutando los mejores operadores políticos y de medios que defenderán sus intereses con eficacia, lo que le permitirá mantener la posición dominante que siempre ha tenido y el manejo de la agenda. Pero por otra parte, es responsable de la sostenibilidad de las especies con las cuales existe su negocio, o desaparecerán si es que dichas especies se extinguen, lo que permite asumir que manejarán la actividad extractiva adecuadamente. En esta línea de pensamiento,  la confrontación entre administrados, organizaciones sociales y el Estado es inútil porque la industria ganará en cualquier circunstancia, haciendo que este esfuerzo sea un gesto ocioso y un gasto de energía y tiempo improductivos. El modelo económico privilegia el crecimiento del PBI por encima de consideraciones ecológicas y ambientales y eso es complicado de cambiar.

Concentrando la atención en otros temas importantes y prioritarios, que sí son posibles de  cambiar y en los cuales se puede lograr consensos, está el consumo de pescado en el país. Sin embargo, debemos sincerar conceptos y desterrar mitos: No tenemos la suficiente disponibilidad de recursos pesqueros de CHD como para convertirnos en un país que consume pescado en volúmenes tan grandes como Japón y España, por ejemplo.  En términos alimentarios y de consumo, en tanto el pollo sea más barato que el pescado y su producción sea mayor, seremos un país pollero y no pesquero.

En este orden de ideas, se requiere un enfoque nuevo sobre el empleo de la anchoveta y la pota para reducir las cifras de desnutrición y anemia infantil y convertir a la pesquería peruana en un instrumento de políticas inclusivas que privilegien la alimentación nacional.

Quien quiera que fuese el ganador de las próximas elecciones, debemos tener presente que las autoridades elegidas y designadas detentan un poder otorgado por los ciudadanos, que dura poco. La ciudadanía, que es donde radica el verdadero poder, es en cambio, permanente.

Los cambios, si no provienen de un programa o de un gobierno en el futuro inmediato, próximo o lejano,  tendrán que provenir de la ciudadanía, que debe cambiar su pasividad frente a la política y el gobierno, por una intervención más activa, especialmente de los jóvenes, que cree una incidencia política para:

a) impedir que el poder otorgado a funcionarios temporales, se utilice para privilegiar los intereses de los menos, en desmedro de los intereses de los más; b) generar mayores recursos económicos al Estado, que le permitan desarrollar más y mejor investigación, fiscalización, innovación y desarrollo tecnológico; c) crear conciencia socio ambiental en el uso de los recursos pesqueros; d) incrementar el consumo nacional de anchoveta y de pota, con especial énfasis en las poblaciones vulnerables; e) mejorar la competitividad de las cadenas productivas de ambos recursos en dirección al consumo humano nacional, que debería ser la prioridad de la política pesquera; y f) reducir los impactos ambientales que causa la actividad.


Marcos Kisner Bueno

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los pocos que pueden pagarlo, mientras que la desnutrición infantil y el hambre de muchos no están siendo reducidas a través del consumo de pescado.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a FEBRERO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.


jueves, 31 de diciembre de 2015

Revista Pesca enero 2016: Editorial

El ciudadano peruano merece un ambiente sin contaminación, una mejor participación en la renta de la industria pesquera y políticas públicas que faciliten y estimulen la generación de una mayor oferta de pescado a precio accesible, especialmente para las familias de menores recursos.

Dado que se estima en, aproximadamente, 500 mil las personas que de una u otra manera tienen relación laboral o comercial (incluida la gastronomía) con la pesca en general,  planteo un enfoque desde la perspectiva de los 29 millones 500 mil ciudadanos peruanos que no tienen ningún interés ni relación laboral o comercial en el negocio pesquero; pero que son los propietarios legítimos del recurso. El enfrentamiento por la anchoveta es un tema que al ciudadano NO pesquero no le importa. La oferta política para el sector pesquero, desde la óptica del ciudadano, debe ir más allá de los aspectos puramente biológicos, pesqueros y confrontacional para enfocarse en la recaudación tributaria, derechos de pesca, canon pesquero, contaminación y mercado interno (seguridad alimentaria).  

Este es el enfoque con el cual el ciudadano NO pesquero, o sea la mayoría de la ciudadanía, debe juzgar las ofertas electorales que están por aparecer. Los recursos naturales no son un bien privado de los pesqueros y pescadores. Son un bien público y nos pertenecen a todos, por tanto el público objetivo de la oferta electoral y de las políticas públicas, deben ser las mayorías y no solamente las minorías.

La forma de buscar votos en una elección, a través de ofertas y promesas plasmadas en planes de gobierno, ha perdido credibilidad porque no hay obligación de cumplir lo prometido ni forma alguna de sancionar su incumplimiento. El ciudadano elector carece de medios para reclamar una vez que ya fue embaucado y contabilizado su voto. Algunos dan un aporte en dinero para la campaña al candidato de su preferencia, o a todos, por si acaso. Creo que nadie da dinero a cambio de nada, sino que negocia y/o espera un beneficio del ganador que rentabilice su aporte. No creo en la generosidad para apoyar una campaña política. El candidato ganador tiene que estar, de alguna forma, comprometido a cumplir compromisos con sus inversionistas mas no así con sus electores. El verdadero hacedor de la victoria electoral, el ciudadano que emite su voto, no tiene derechos ni medios de reclamo.

La oferta de que haya mayor consumo de pescado, que además resulta tan caro que es inaccesible para las mayorías, es poco seria y debe ser descartada. No hay información científica que permita conocer las biomasas de las especies objetivo del consumo humano capturadas por la pesca artesanal, que es la que abastece al mercado interno, que garanticen una pesquería sostenible. Aumentar el esfuerzo pesquero sin medida, es irresponsable.

Ese es el contexto en el cual debe trabajar el Estado. Debe priorizar las necesidades y derechos de las mayorías y no colocar en agenda solamente los problemas de las minorías. El hecho de que los 29 y medio millones de ciudadanos no interesados en el enfrentamiento pesquero y por la anchoveta, no accedan a los medios a reclamar ni exigir nada, no justifica que sean relegados y olvidados  por el gobierno en ejercicio, ni por las campañas electorales.

Marcos Kisner Bueno

El enfoque ciudadano muestra que se puede dejar a otras organizaciones la pelea por la protección de la anchoveta. Más bien, amable lector que no participa en el negocio de la pesca, debiera preocuparse por su participación en la renta pesquera, ya que es el propietario del recurso que está siendo explotado por un pequeño grupo de ciudadanos, los cuales lucran con un recurso natural que, es gratis para unos y muy barato para otros.

Porque… ¿acaso más anchoveta en el mar significa más comida para la población nacional? Teóricamente es más comida para otros peces; pero… ¿acaso hay más pescados en abundancia en el mercado y a precios accesibles para todos los sectores económicos? ¿acaso existen hoy  programas sociales que lleven anchoveta o pota a las poblaciones más vulnerables? 

No hay nada de eso.

Comer pescado se está volviendo una exclusividad de los menos que pueden pagarlo mientras que la desnutrición infantil y el hambre de los más, no está siendo combatida con pescado. A nadie le importa. Solo está importando cuidar la anchoveta; pero ¿para quién?

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a ENERO 2016 y a compartirla en sus círculos y redes sociales.



Y se puede bajar libremente en formato PDF en los siguientes links:



viernes, 25 de diciembre de 2015

Tiempo de reflexión

Tiempo para reflexionar en el inútil tiempo dilapidado en el enfrentamiento y el confrontamiento entre el Estado, la Industria y las organizaciones sociales. Bien podría ser mejor empleado buscando puntos de consenso que permitan tomar decisiones sobre los siguientes puntos de mayor trascendencia y sobre los que nadie dice nada:

1.     Mejorar la participación del Estado en la renta de la industria pesquera a través del incremento de los derechos de pesca vigentes que refleje el verdadero valor del recurso, introducción de regalías pesqueras e incorporación de las capturas de la pesca artesanal a la contribución vía derechos de extracción y formalización.
2.     Mejorar y perfeccionar el canon pesquero y los índices de distribución de tal forma que se garantice una distribución equitativa de los beneficios  económicos de la pesquería.
3.     Extracción sostenible de los recursos pesqueros con un enfoque ecosistémico, lo cual solo sería posible con mayor inversión en investigación, lo que a su vez requiere de mejorar la participación del país en la renta del negocio pesquero como se menciona en la primera recomendación.
4.     Integrar los costos ambientales y sociales a la hora de evaluar la contribución de la pesquería.

A corto plazo debe crearse un espacio para la participación de la sociedad civil en representación de la ciudadanía no pesquera, así como  otras organizaciones en las decisiones que afecten la gestión del sector pesquero.

Aplicar un enfoque precautorio en tanto la investigación científica no esté en el nivel adecuado como para aportar datos que garanticen el establecimiento de cuotas anuales de extracción para las principales especies. Establecer una cuota como límite superior, manteniendo las capturas permitidas, dentro de un sistema basado en derechos, a niveles suficientemente inferiores al rendimiento sostenible máximo. Esto permitiría proteger los stocks de la variabilidad en el sistema y recuperar la resiliencia de las poblaciones de otras especies que dependen de la anchoveta dentro de la cadena trófica.

Implementar los LMPs y estándares de emisiones aéreas para la industria de consumo humano directo.

Actualizar la información y la data estadística sectorial manteniendo la transparencia y el libre acceso a los datos de tal manera que permita tomar decisiones informadas.


Revisar el marco legal y normativo del sector pesquero.

Felices fiestas

Marcos Kisner Bueno

lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Se puede consumir más pescado en el Perú?

Las siguientes cifras muestran los desembarques de pescado en el Perú desde 1950.

















En la presente década ya no se registran desembarques de sardina, especie que hasta fines de la década del 90 constituía un recurso importante. Ya van 15 años que la especie no registra desembarques.
El siguiente cuadro, más resumido, sigue incluyendo a la sardina en forma diferenciada:










El siguiente cuadro presenta el resumen de los 63 años entre 1950 y el 2013. (No se puede presentar el 2014 por cuanto aún no se dispone del Anuario Estadístico del 2014):













Los volúmenes y especies desembarcadas permiten concluir que Perú no es un país con un alto potencial de especies que faciliten incrementar el consumo de pescado, salvo en las especies anchoveta y pota. Las demás especies no representan volúmenes significativos como para pensar que pueden ser promocionadas para aumentar el consumo de pescado per cápita. Más aún cuando esas especies no han sido debidamente estudiadas y no se dispone de información científica que permita regular su extracción fijando límites máximos extraíbles a fin de asegurar sus sostenibilidad.

Nótese que la pota recién empieza a convertirse en un recurso importante a partir de la década del 90, coincidiendo con la desaparición de la sardina.

El jurel, que era un recurso importante hasta fines de la pasada década no pareciera que volvería a desembarcar, en lo que queda de la presente década, volúmenes como en las dos décadas anteriores.
En todo caso, no se evidencian grandes ni importantes recursos pesqueros como para pensar en promocionar el consumo de pescado sin hacer referencia precisa a las especies objetivos que podrían ser promocionadas.
Entre el 2010 y el 2013, los desembarques son los siguientes:










































¿Qué tanto se puede hacer por incentivar el consumo de pescado en el mercado peruano con estas cifras, considerando que una parte importante de estos volúmenes desembarcados se destinan a su procesamiento para la exportación como congelado, conserva o curado?

Es imposible disimular el hecho que los desembarques de especies destinadas al consumo humano, objetivo principal de los pescadores artesanales presentan niveles históricos insuficientes para incentivar su consumo y por ende su extracción, con excepción como se ha mencionado, de la pota y anchoveta.

Las especies como la cabrilla, cojinova, coco, liza, y probablemente algunas de las clasificadas como “otros” escasean y por tanto, aumenta el costo de la faena, sube el precio al consumidor y consecuentemente baja o desaparece la rentabilidad del esfuerzo pesquero (y la del pescador).

Debe sumarse al análisis la incertidumbre de no conocer qué especies están incluidas en la denominación “otros”. 
También debe sumarse la inquietud por saber dónde está considerado (si es que lo está) el jurel procedente de Chile, el cual puede estar siendo importando o ingresando al país de contrabando, o asumiendo la figura de formar parte de los desembarques.

Contribuye también a la incertidumbre el hecho de no contar con cifras precisas que muestren qué porcentaje de los principales recursos como el jurel, el bonito, la caballa y el perico están destinados a su transformación en productos de exportación, lo cual resta a la disponibilidad de saldos para abastecer el mercado interno, bien sea como fresco o procesado. No menciono a la merluza puesto que casi en su totalidad de exporta en forma de congelado.

La conclusión más sana a la que se puede llegar es, que ante estas cifras, sumada a la incertidumbre sobre lo expuesto, corresponde aplicar un enfoque precautorio y no estimulador de mayor extracción, sino orientar el esfuerzo a la promoción de la anchoveta y la pota para consumo humano directo, en especial hacia las poblaciones más vulnerables.

El siguiente cuadro presenta las cifras que sustentan las conclusiones de que solamente se puede promocionar la pota y la anchoveta. Para este cuadro solamente, se ha resaltado la anchoveta, la pota ,el jurel, la caballa y la merluza por ser representativos, sumando el resto de especies a la denominación de otros. Este último comprende múltiples especies cuya extracción puede ser de una complejidad mayor que la que presenta la anchoveta y la pota al punto de hacerlas mucho más caras, por lo cual estimularlas no tendría impacto positivo sobre las poblaciones más vulnerables cuyos niveles de ingreso les obligan a comprar lo más barato.




Tampoco se puede ocultar que el número de personas que pescan ha aumentado y que éstas están cada vez mejor equipadas a nivel de flota y de aparejos tecnificados.

Sucede que la biomasa de las diversas especies objetivo siguen el camino inverso, éstas se reducen y por tanto son insuficientes para satisfacer las expectativas y necesidades de todos los partícipes de la pesquería.

El recurso pesquero no aumenta en función de la demanda. Incentivar la demanda sin contar con oferta suficiente no es una medida responsable y atenta contra la sostenibilidad de los recursos. Incentivar el consumo sin un análisis científico del estado de salud del ecosistema y de los volúmenes disponibles de todas las especies hidrobiológicas, es un acto de irresponsable demagogia que la comunidad científica y la ciudadanía no deben permitir.

La venta al mercado interno se aprecia en el siguiente cuadro:




La expresión “Perú país pesquero” no es necesariamente correcta si se le quiere usar en el contexto de que tenemos mucho pescado, porque no lo tenemos. Lo que tenemos es mucha anchoveta y en segundo lugar, pero bien distanciada, abundante pota.

Somos un país productor de harina de pescado, lo cual es importante económicamente para el país y para el sector de la población que trabaja en esa rama de industria. Pero no tenemos la suficiente disponibilidad de recursos para convertirnos en un país que consume pescado en volúmenes tan grandes como Japón y España, por ejemplo.

En tanto el pollo sea más barato que el pescado y su producción sea mayor, seremos un país pollero y no pesquero desde el punto de vista del consumo.



















Promocionar el consumo de pescado sin precisar cómo y con qué recursos pesqueros se hará y cuál sería el público objetivo, basando la hipótesis en el mito de que somos un gran país pesquero, es demagogia.

Podemos hacerlo con la pota y la anchoveta, si es que diseñamos los mecanismos técnicos y  legales que:
  •        faciliten la promoción del consumo de estos recursos,
  •          estimulen el crecimiento del mercado interno,
  •          contribuyan a reducir la desnutrición infantil.

Podemos explorar nuevas especies si se destina recursos suficientes a la exploración e investigación. Podemos mejorar la regulación de la extracción con mejores herramientas científicas que nos garanticen la sostenibilidad de las mismas. Podemos incentivar el mercado nacional poniéndolo en igualdad de condiciones de subsidios e incentivos que las exportaciones. Podemos mejorar la participación nacional en la renta de la industria pesquera. 

Podemos implementar una reforma en la pesca con tan solo voluntad y decisión políticas.

Podemos también incentivar la acuicultura. Pero esto ya se ha hecho a través de varias normas sin mayores resultados.

¿Porqué hasta ahora no se evidencian importantes inversiones acuícolas en el Perú?

¿Serían sus productos tan abundantes y de precio asequible al público consumidor al punto que causarían un impacto significativo en el incremento del consumo? ¿O solamente se convertirían en un producto más de exportación?

Si quedase más anchoveta en el agua, como efecto de una reducción del volumen de sus capturas ¿aumentaría la biomasa del resto de especies y aumentarían sus desembarques? Eso es cosa que no se sabe con rigurosidad científica; pero sería interesante dedicar recursos y esfuerzos a estudiar el tema.

Se requiere una reforma que ordene mejor la regulación existente y convierta a la pesquería en una actividad socialmente inclusiva.

Se ha atribuído siempre a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable.

Se ha elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos, creyendo que los recursos pesqueros son infinitos e inagotables y forzando la extracción hacia límites impredecibles en sus consecuencias.

Marcos Kisner Bueno

viernes, 4 de diciembre de 2015

La pesca en el Perú: un enfoque desde el ciudadano

El siguiente cuadro muestra cifras entre el año 2003 (fecha de la creación del canon pesquero) y el 2014.


Fuente: Sunat, MEF, elaboración Revista Pesca

Se aprecia el monto total del valor FOB exportado, la recaudación del impuesto a la renta de tercera categoría (que representa el 2.55% del valor exportado) y la recaudación por derechos de pesca (que representa el 0.71% del valor exportado), aunque este último dato carece de información oficial visible. Solamente se le deduce a través de las transferencias efectuadas de canon pesquero.




Las exportaciones no pagan IGV por cuanto se les devuelve ese impuesto, así que no se puede considerar ese tributo como un aporte de la industria pesquera.

La industria, en algunas de sus partidas arancelarias, ha recibido el drawback, que viene a ser una especie de subsidio, cuyas cifras oficiales no se encuentran visibles.

Tampoco hay información de las ventas al mercado interno que expresen con la misma precisión que las exportaciones, lo que se ha vendido en el país.

Por tanto este análisis podría mostrar ratios menos favorables para el país si se sumase la venta nacional a la venta al mercado externo. A mayor venta, menor ratio de participación por renta y derechos de pesca.

Debe sumarse al análisis el impacto ambiental que causa la industria y que se refleja en las bahías principalmente. Es evidente que habrá que hacer un gasto, en algún momento, para limpiar y descontaminar. No se sabe cuánto cueste hacerlo. ¿Quién asumirá el costo de dicha descontaminación?

En términos de contribución monetaria al fisco, y por consiguiente para el país, la perspectiva del ciudadano debe evaluar si el monto cobrado por el Estado para ser utilizado en beneficio de toda la ciudadanía del país es equitativo, adecuado, o justo. Si no lo es, amerita un análisis y la búsqueda de alternativas de mejoramiento.


El enfoque ciudadano puede dejar a otras organizaciones el análisis y discusión sobre aspectos técnicos y científicos propios de la pesquería. Debe más bien, preocuparse por su participación en la renta pesquera, considerando que es el propietario del recurso pesquero que está siendo explotado por una pequeña fracción de ciudadanos, los cuales deberían pagar un justiprecio por el derecho y el privilegio de lucrar con un recurso natural que, está siendo gratis en el caso de la pesca artesanal y muy barato en el caso de la pesca industrial.

La pesca artesanal no está obligada al pago de derechos de pesca. Pero si bien es cierto una parte de sus desembarques va a los mercados nacionales para consumo interno, también es verdad que otra parte va a las plantas congeladoras y enlatadoras que exportan sus productos. ¿Es correcto, y justo desde el enfoque ciudadano, que se exporten productos sin pago de derechos de pesca al igual que los productos que se venden en el país? Más allá de esto ¿no deberían pagar derechos de pesca, es decir el derecho a la extracción de un recurso natural del cual los 30 millones de peruanos somos propietarios, todos los pescadores que realizan esfuerzo pesquero?

Este enfoque también debe dirigirse a analizar los precios a los que se vende el pescado en el mercado nacional y los volúmenes que se encuentran disponibles para las poblaciones de la costa, de la sierra y de la selva. Siendo propietarios de los peces y siendo una de las pesquerías más grandes del planeta, debemos preguntarnos si la cantidad disponible de pescado alcanza para todos los sectores de la población y si sus precios son asequibles para las mayorías.

Un análisis objetivo, sin agresiones, debería conducirnos a la búsqueda de alternativas para hacer de la pesquería peruana una actividad más inclusiva y más justa.

Hoy no es inclusiva porque muy pocos se benefician, no es equitativa porque el país no es adecuadamente remunerado por el lucro que generan sus recursos pesqueros y es discriminatoria porque unos pagan derechos e impuestos y otros no pagan nada o pagan muy poco.
Las políticas públicas tienen que orientarse al ciudadano y a procurar mejorar su calidad de vida. Debemos preguntarnos y evaluar si hoy en día, en el caso de la pesca, el ciudadano peruano está recibiendo beneficios, cuáles son estos y cuántos lo están recibiendo.

En el período 2003-2014, se han desembarcado, o sea extraído, casi 81 millones de toneladas de productos pesqueros de acuerdo al siguiente cuadro. 



Cuando se ve, desde la perspectiva de la renta y del ciudadano, que todos los desembarques para consumo humano directo, o sea casi 13 millones de toneladas, no han pagado derechos de pesca porque la norma así lo permite, surge  el tema planteado en relación a enfocar la pesca desde la perspectiva ciudadana no pesquera. Esto porque el recurso natural no es propiedad de los pesqueros, sino de todos los peruanos. Si fuese una actividad y/o industria que no emplea un recurso natural, este análisis sería innecesario.

Si además el vendedor del producto pesquero es informal, o sea que no paga renta ni IGV (porque la venta de pescado fresco está exonerada), estamos ante una situación discriminatoria e injusta. 

El hecho es que un grupo de ciudadanos extrae nuestros peces del mar a precio muy barato y otro grupo lo hace gratis, sin pagar nada. Este estatus excluye a la mayor parte de ciudadanos del país del beneficio de la pesca, porque tampoco disponemos de pescado abundante y barato para nuestra alimentación.

Los Derechos de Pesca en el Perú y toda la estadística pesquera al 2014 en el siguiente link:



Marcos Kisner Bueno