"Los recursos pesqueros constituyen un ejemplo clásico de un SES complejo sistemas social-ecológicos (SES por su sigla en inglés). Dicha complejidad ha impedido que la mayoría de los recursos pesqueros mundiales hayan sido extraídos en forma sostenible a largo plazo (Branch et al., 2011; Pitcher y Cheung, 2013; Watson et al., 2013; Pontecorvo y Schrank, 2014).
En efecto, reportes recientes (FAO, 2014a) indican que el 29 por ciento de los recursos marinos se encuentran sobreexplotados o colapsados, y el 71 por ciento están plenamente explotados (61 por ciento) o sub-explotados (10 por ciento). Es importante reconocer que los recursos plenamente explotados no admiten incrementos de las capturas, por lo cual un incremento del esfuerzo no es deseable. La sobreexplotación no solamente ha afectado a las especies objetivo, sino también a aquellas capturadas incidentalmente y a su hábitat. Aún cuando los planes de manejo han mejorado ostensiblemente a través del tiempo, gracias a la obtención de series de tiempo prolongadas y a la elaboración de modelos sofisticados, muchos recursos pesqueros críticos han sido inevitablemente sobreexplotados, llegando incluso a niveles cercanos a su colapso (Worm et al., 2009; Branch et al., 2010; Pitcher y Cheung, 2013). En este contexto, si bien se demostró que el acceso abierto o irrestricto a los recursos pesqueros generaba un fracaso en su óptima asignación y llevaba finalmente a su sobreexplotación y disipación de los beneficios económicos derivados de la actividad (Seijo et al., 1998), la asignación de derechos de propiedad ha atenuado tan solo en parte los problemas de sobreexplotación y colapsos pesqueros.
Los recursos pesqueros constituyen SES complejos cuyo manejo se dificulta por la complejidad inherente a cada subsistema y por las numerosas fuentes de incertidumbre que los afectan. En un SES pesquero, el ecosistema del recurso (p. ej. zona costera), las unidades de recurso (p. ej. almejas, corvinas), los usuarios (pescadores) y el esquema de gobernanza (organizaciones, reglas, leyes y decretos que rigen la pesca) son relativamente separables pero interactúan, afectando no solo a los componentes de dichos subsistemas sino al sistema como un todo. Por ejemplo, la actividad pesquera industrial en mar abierto afecta la disponibilidad del recurso a la flota artesanal que opera en lagunas costeras y viceversa. Esto produce externalidades, es decir, efectos externos no contabilizados por el pescador que lo genera, pero que afectan a otros usuarios del recurso.
El marco teórico simplificado de la estructura de un sistema pesquero incluye los subsistemas “recurso”, “usuarios” y de “manejo” (Seijo et al., 1998; Defeo et al., 2007). Estos subsistemas tienen idiosincrasias que cambian de una pesquería a otra y de un lugar a otro (incluso dentro de una misma pesquería).
El subsistema de recursos incluye: a) el ciclo de vida de la especie (incluida la biología de la reproducción, reclutamiento, crecimiento y mortalidad); b) factores ambientales que afectan la abundancia y distribución espacio-temporal de las especies; y c) interdependencias ecológicas. El subsistema de los usuarios de los recursos incluye las flotas que operan en la pesquería, su dinámica espacial, la composición de la captura (incluyendo diferentes especies o componentes de la población y curvas de selectividad), y las funciones económicas. El subsistema de manejo (o gestión) capta toda la compleja dinámica de los dos primeros subsistemas, más fuerzas externas, tales como mercados, la política, los grupos de presión e intereses sociales. También incluye formas de intervención, desarrollo institucional, criterios de selección de las estrategias de manejo, aplicación de mecanismos y la forma de lidiar con múltiples criterios en la selección de instrumentos de manejo. La naturaleza intrínseca del sistema pesquero varía en función de diferentes historias de vida, prácticas de captura, y de las opciones de gestión. De este modo, la interacción de los tres subsistemas produce el comportamiento único del sistema global (Defeo et al., 2007).
El mar es en términos generales un bien público donde cualquier miembro de la sociedad tiene igualdad de condiciones para acceder y apropiarse de los recursos naturales que se encuentran en él.
El acceso abierto a los recursos pesqueros constituye una condición necesaria y suficiente para la sobreexplotación de los recursos y el colapso de pesquerías, generando lo que en el ámbito de manejo de recursos naturales se ha dado en llamar “la tragedia de los comunes”. Por ello es necesario establecer medidas de manejo pesquero que lleven a una explotación sostenible a largo plazo.
El enfoque ecosistémico, relevante a todos los recursos naturales en general y a los pesqueros en particular, busca lograr dicha explotación sostenible.
Los párrafos anteriores mostraron el innegable rol que juega la gobernanza en el manejo de recursos naturales, incluyendo los pesqueros, como parte crítica y estratégica para la consecución de la sustentabilidad en SES complejos. Mediante la gobernanza se intenta asegurar tanto el bienestar humano y la equidad social como el buen funcionamiento y equilibrio del ecosistema en el cual se explotan los recursos contenidos en éste. Esto es especialmente importante en pesquerías de pequeña escala, donde las aproximaciones verticales (“top-down”) de gobernanza no han funcionado satisfactoriamente en la mayoría de los casos. Por tanto, se ha incrementado la percepción de la necesidad de una activa participación de los usuarios en la toma de decisiones para mejorar la crítica situación de los recursos explotados en pequeña escala por comunidades costeras y de aguas continentales.
Los conceptos recientes sobre teoría pesquera muestran la necesidad de desarrollar nuevas estrategias para garantizar el acceso de las comunidades pesqueras en pequeña escala a los recursos, fortaleciendo los sistemas de derecho pesquero y otorgándoles a dichas comunidades una mayor responsabilidad en la toma de decisiones. En este contexto, existe una tendencia creciente a nivel mundial dirigida a fortalecer el derecho de uso, acceso y propiedad de los pescadores de pequeña escala, de tal manera de crear incentivos para una administración responsable. Este enfoque es ideal si se combinan aspectos de manejo de los recursos con la conservación de los ecosistemas que contienen a dichos recursos, en una clara visión a largo plazo, idealmente bajo una política de Estado que permita construir una voluntad política en todos los niveles.
Esto implica que las comunidades pesqueras deben constituir parte de la columna vertebral en el desarrollo socioeconómico y en el cuidado de los servicios prestados por los ecosistemas. La FAO ha desarrollado en las directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala (FAO, 2012), disposiciones específicas sobre la gobernanza y derechos de propiedad en este tipo de pesquerías. Entre otros aspectos, estas directrices buscan mejorar la gobernanza de la pesca de pequeña escala y promover una utilización sostenible de los recursos, particularmente en el marco de un enfoque ecosistémico pesquero (EEP) donde la FAO ha jugado un papel protagónico.
Estas directrices pueden convertirse en una poderosa herramienta para mejorar la gobernabilidad, es decir, la calidad de la gobernanza, y lograr el desarrollo sustentable del sector con equidad intergeneracional. El apoyo para su aplicación requiere esfuerzos concertados, un importante desarrollo organizacional y el fortalecimiento de las capacidades en todos los niveles.
En los conceptos previamente vertidos radica la filosofía de este documento: no es posible desarrollar un EEP sin la participación de los usuarios, no como meras figuras decorativas en un esquema escrito en papel, sino como un componente crucial en la gobernanza de los recursos. Es por ello que este documento enfatiza el EEP y el co-manejo como modo de gobernanza ideal para alcanzar los objetivos perseguidos de sustentabilidad. En el Capítulo 2 se articula el concepto de sistemas pesqueros como SES complejos (desarrollado en el presente Capítulo) con el EEP, destacando el papel del hombre como elemento clave en su desarrollo y la participación de los usuarios en la gobernanza de los recursos. El Capítulo 2 desarrolla además definiciones y conceptos teóricos básicos del EEP para luego incluir aspectos prácticos que van desde su implementación hasta la evaluación del desempeño de un plan de manejo bajo un EEP.
Uniendo los conceptos desarrollados en los Capítulos 1 y 2, el Capítulo 3 desarrolla el co-manejo como modo de gobernanza idóneo en pesquerías en pequeña escala a efectos de implementar un EEP. Se destaca la necesidad de consolidar este modo de gobernanza en la medida en que el EEP supone una consulta continua a los actores principales desde el momento mismo de su gestación. Asimismo, este modo de gobernanza va de la mano de Acuerdos Internacionales y del Código de Conducta para la Pesca Responsable de FAO, que enfatiza la necesidad de cambios en los enfoques de gestión. Se aportan definiciones y tipos de co-manejo, su estructura, objetivos, fases y beneficios, y las condiciones e indicadores posibles para evaluarlo en el marco de un EEP. Se resalta el carácter dinámico y adaptativo del EEP y del consecuente modo de gobernanza que se sugiere como ideal para desarrollarlo.
Por último, en el Capítulo 4 se proveen ejemplos cercanos a la aplicación del EEP en pesquerías de pequeña escala de América Latina. Se hace hincapié en las pesquerías de invertebrados y las pesquerías que cuentan, o han contado, con la formal o informal implementación del co-manejo como modo de gobernanza. Se evalúan ventajas y debilidades como resultado de la implementación de esquemas de manejo que contemplaron aspectos relacionados con el EEP o enfoques similares en pesquerías de pequeña escala en América Latina, así como las estructuras idóneas que pudieran llevar a este enfoque a jugar un papel protagónico"
Estas notas son transcripciones del documento publicado por FAO:
Enfoque ecosistémico pesquero, Conceptos fundamentales y su aplicación en pesquerías de pequeña escala de América Latina
Por Omar Defeo, Dirección Nacional de Recursos Acuáticos, UNDECIMAR, Facultad de Ciencias, Montevideo, Uruguay
Fuente
http://www.fao.org/3/a-i4775s.pdf
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