No creas en todo lo que se dice.

Aun cuando creas que algo aparece claro, ponlo en duda y no reposes. Duda de todo lo que parece ser bonito y verdadero. Pregúntate siempre: a «¿Para qué?». No creas que una cosa sola es buena; lo recto no es recto y tampoco lo curvado es curvado. Si alguien dice que un valor es absoluto, pregúntale en voz baja: «¿Por qué?». La verdad de hoy puede mentir ya mañana. Sigue el río desde donde comenzó el torrente. No te basten las piezas aisladas. Pregúntate siempre: «¿Desde cuándo?». Busca las causas, une y disuelve, atrévete a mirar tras las palabras. Si alguien dice: «Esto es bueno (o malo)», pregúntale en voz baja: «¿Para quién?» Friedrich Paulus

La debida gestión pesquera

El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas. Paul Greenberg.

REVISTA PESCA

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero.

En 2024 cumplimos 65 años de publicación en el Perú.

Las ediciones a partir del 2010 se publican en formato digital (PDF) en la siguiente página web: http://www.issuu.com/revistapesca/docs


Merecemos una gestión de la pesca con visión de país y compromiso con el ciudadano.

Los peces del Perú, primero para los peruanos


domingo, 8 de diciembre de 2024

SOBRE LA POLITICA NACIONAL DE PESCA

 

OBSERVACIONES Y COMENTARIOS

El PRODUCE anunció hace algún tiempo que este año 2024 tendríamos una Política Nacional de Pesca.

Las normas del CEPLAN imponen definir un problema público sobre el cual construir una política, en general.

A pocos días de finalizar el año, solo existen ciertos trascendidos sobre el diseño de dicho documento. Entre ellos, se dice que la Política Nacional de Pesca tiene como objetivo establecer las bases para formular una estrategia eficaz y eficiente que aborde el problema público, que ha sido definido como: “Limitada competitividad de la cadena de valor de la actividad pesquera en el ámbito marítimo y continental”. Esto facilitará la definición de una situación futura deseada y alternativas de solución, así como plantear objetivos, lineamientos y servicios que se entregarán para satisfacer las necesidades y expectativas de la población afectada por este problema.

También se expresa que se han identificado diversas oportunidades de mejora para abordar el problema público de la "Limitada competitividad de la cadena de valor de la actividad pesquera en el ámbito marítimo y continental". Estas oportunidades están alineadas con los pilares de competitividad prioritarios para el sector, con el objetivo de mejorar la competitividad en la cadena de valor de la pesca,

La pregunta es ¿se va a diseñar una política de estado para la pesca en base a esta definición del problema público de la pesca en el Perú? ¿Es ese el principal problema de la pesca peruana? Definir la competitividad como problema eje alrededor del cual diseñar la política, omite analizar que si no hubiese peces y/o si no estuviesen saludables, no habría de qué competitividad hablar.

La Política Nacional debe basarse en pilares como seguridad alimentaria, empleo digno, generación de riqueza, diversificación y rol de la pesca artesanal, sobre las bases de un ecosistema marino, fluvial y lacustre sanos y sostenibles, que permita el aprovechamiento de los recursos, lo que incluye el control de nuestro mar y protagonismo en el mar adyacente.

El riesgo de basar el diseño de la política en un elemento económico, es que se elaboren documentos de análisis académicos y económicos, priorizándolos sobre la sostenibilidad y salud del ecosistema, asumiendo o presumiendo que los recursos hidrobiológicos son inagotables.

La política de pesca, así como la actividad pesquera, existen en función de los recursos ícticos. Por lo tanto, la regulación y administración de las pesquerías descansa fundamental y primariamente en ellos, los que tienen que ser sostenibles y saludables. Un recurso extinguido no podría ser administrado ni regulado. En consecuencia, el objetivo principal de una política pesquera debiera ser el aseguramiento de la sostenibilidad de todos los recursos hidrobiológicos y la buena salud de los ecosistemas.

La Ley General de Pesca tiene por objeto normar la actividad pesquera con el fin de promover su desarrollo sostenido como fuente de alimentación, empleo e ingresos y de asegurar un aprovechamiento responsable de los recursos - hidrobiológicos, optimizando los beneficios económicos, en armonía con la preservación del medio ambiente y la conservación de la biodiversidad. La misma menciona que son patrimonio de la Nación, los recursos hidrobiológicos contenidos en las aguas jurisdiccionales del Perú. En consecuencia, corresponde al Estado regular el manejo integral y la explotación racional de dichos recursos, considerando que la actividad pesquera es de interés nacional.

Para la realización de una gestión sostenible de la actividad pesquera el Estado posee instrumentos que pueden ser clasificados en instrumentos de control y en instrumentos económicos. Para su mejor desarrollo, es necesario que exista una visión de Estado traducida en una política que asegure la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la salud de los ecosistemas, por encima de cualquier otro orden de ideas, a fin de garantizar que los operadores del sector dispongan de una fuente permanente de empleo y se contribuya a la seguridad alimentaria de los ciudadanos del país.

La visión de largo plazo de la pesquería peruana debería orientar, no solo la actividad regulatoria del Estado, sino modelar una estrategia educativa nacional integral, que facilite la conservación del ambiente, la inocuidad de los recursos capturados y la sostenibilidad de los recursos hidrobiológicos de todo el país.

Importante referente para este propósito, se encuentra la Demanda de Inconstitucionalidad interpuesta por el Ministerio de la Producción, en representación del Presidente de la República, contra los artículos 1º, 2º, 5º y 6º de la Ordenanza Regional N.º 007-2004-CR/GOB.REG.TACNA, emitida por el Gobierno Regional de Tacna. El Tribunal Constitucional, en Pleno jurisdiccional 00011-2008-PI/TC dictó sentencia, de la cual se destaca el artículo 37, que expresa:

“En tal sentido, cuando la generación lucrativa de ciertas empresas pesqueras entra en conflicto con el bienestar colectivo o la defensa de los bienes que resultan indispensables para que la vida humana siga desarrollándose, la interpretación que de la Constitución se haga debe preferir el bienestar de todos y la preservación de toda clase de vida, toda vez que la Economía Social de Mercado condiciona la participación de los grupos económicos al respeto del bien común y del interés general, estableciendo límites para que la democracia constitucional no sea un espacio donde se impongan las posiciones de los más poderosos económicamente en detrimento de los demás bienes jurídicos protegidos constitucionalmente”.

 “Una pesquería sostenible es aquella que puede mantenerse de forma indefinida sin comprometer la viabilidad de la población de la especie objetivo y sin ejercer un impacto negativo sobre otras especies dentro del ecosistema, incluidas las personas. Además debe incluir un compromiso de buenas prácticas con el medio marino, contaminación cero y que la actividad no produzca daños irreversibles”

LO QUE DEBIERA SER EL PROBLEMA PUBLICO DE LA PESCA

Pensar en utilizar únicamente mecanismos económicos y/o de mercado para elaborar políticas pesqueras, puede resultar insuficiente desde los puntos de vista sociopolítico, ambiental, biológico y ecológico.

No debiera diseñarse una política basándose en los aspectos económicos como eje principal. Se pretende sustituir el concepto de sostenibilidad colectiva por el de explotación competitiva.

Tampoco es factible un proceso de asignación y manejo planificado exclusivamente desde el gobierno, dada la total diversidad de los recursos y la vasta dispersión de la población activa de trabajadores pesqueros.

Lo que se requiere es diseñar una combinación adecuada entre las soluciones posibles y deseables. Para ello se requiere una acción concertada por parte de la autoridad de pesquería, las organizaciones de trabajadores pesqueros y la industria.

La degradación del entorno marino, y la interferencia con el ecosistema a través de la consciente o inconsciente utilización de los océanos como receptor de desechos, además de la destrucción del hábitat originado por malas prácticas de extracción, son factores de creciente incidencia en términos de deterioro de la producción marina. Este es un tema previo a la competitividad.

El paradigma dominante de la pesquería en el Perú es el de una pesquería monoespecífica que desembarca los volúmenes más grandes de recursos pesqueros del planeta.

El ecosistema marino de Humboldt es el que presenta el mayor potencial mundial de recursos pelágicos. Es el resultado de una capacidad adaptativa de ciertas especies frente a los complejos y constantes cambios que se producen frente a las costas peruanas.

Este potencial no tiene garantías de estabilidad ni permanencia debido a las variables que en el mismo introducen la actividad pesquera del hombre y el cambio climático.

Tenemos la grave responsabilidad y el deber de actuar con precaución, asegurando en primer lugar la sostenibilidad de los recursos para satisfacer las necesidades alimentarias de nuestra propia población.

Las poblaciones de peces son recursos renovables; pero solamente si se tiene cuidado de permitirles renovarse, podrán explotarse indefinidamente.

Por ello se impone una ordenación, lo que significa que las cantidades capturadas deben mantenerse dentro de los límites ecosistémicos definidos científicamente. Las pesquerías deben regularse para que sean sostenibles.

Se impone la necesidad de una visión nueva y diferente del contexto general en el que se sitúa actualmente la pesquería.

Se atribuye a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable. Han elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos.

Las generalizaciones del problema, que pretenden simplificar una situación extremadamente compleja, tienden a opacarlo. La cantidad de datos numéricos, estadísticos y económicos olvidan lo principal, o por lo menos no lo mencionan o relegan a un plano inferior: la biología. El problema presentado de esta manera, se ve reducido a una cuestión de números y,  por ende, susceptible de solucionar mediante formas sencillas de regulación. Se evade el hecho de la capacidad de captura que la tecnología moderna le confiere o puede conferir a las embarcaciones de hoy. Se evade la necesidad de definir límites máximos de extracción, lo cual no se puede determinar sin recursos científicos apropiados. Se evade las complejidades ecosistémicas y las asociadas con la dinámica de poblaciones, factores determinantes del tamaño y comportamiento de los stocks.

Al no tener en cuenta los impactos medioambientales y ecosistémicos así como los aspectos institucionales, y tener en cuenta solo los aspectos económicos llevan a recomendar soluciones que no consideran que los peces son seres vivos sujetos a problemas biológicos y ambientales.

La teoría económica no toma en cuenta la tendencia hacia la inestabilidad que caracteriza al entorno marino; también simplifica en extremo el comportamiento de las diferentes poblaciones de peces e ignora las complejas interacciones entre las distintas especies, a través de su obstinada insistencia en utilizar referencias tomadas basándose en una sola especie. Por último, desconoce el impacto provocado por la compleja dinámica que conjuga la escasez del recurso, el desarrollo tecnológico y el comportamiento humano.

La administración desconoce el volumen real de la biomasa de todas las especies del ecosistema marino de Humboldt y del ecosistema fluvial y lacustre. Recién desde los censos del 2012 y 2013, así como de la ENEPA IV, se conoce relativamente el número de pescadores y embarcaciones artesanales existentes. Careciendo de esta información no se puede determinar con precisión cuáles serían los límites máximos de captura por especie. Por tanto es imposible asegurar la sostenibilidad de las pesquerías aplicando el esfuerzo pesquero correcto.

Lo que obliga a realizar mayor investigación científica y estadística para disponer de la información mínima necesaria que permita: Primero asegurar la sostenibilidad de las pesquerías y segundo darles el ordenamiento adecuado.

La coexistencia armónica entre la pequeña empresa artesanal y la gran operación industrial perduraría solo mientras los recursos marinos mantuvieran cierto nivel de abundancia y los mercados para las respectivas capturas presentaran diferencias marcadas.

Una pesquería sostenible solamente será posible cuando el país alcance el adecuado nivel de madurez cívica que le permita entender y aceptar que se requiere colocar el interés nacional por encima de los intereses de parte.

El interés nacional requiere que se desechen los intereses económicos grupales y se privilegie la alimentación de la población nacional por encima de todo. Ello impone tener pesquerías sostenibles, una adecuada preservación de los recursos pesqueros, del ecosistema y del medio ambiente, de tal forma que se garanticen alimentos accesibles para toda la población del país en forma prioritaria.