Tradicionalmente se ha considerado y algunos aún consideran al Perú como un país pesquero. A la luz de estas cifras, el término país pesquero no significa necesariamente que es un país que consume pescado. Significa que el Perú es un país que exporta pescado convertido en harina de pescado y pescado congelado y enlatado. Significa que el relativamente poco volumen de pescado para consumo humano directo que el país produce se destina a la exportación. Vale decir para la alimentación de otras poblaciones que no son la peruana. Significa que los productos hidrobiológicos solo son consumidos por una mínima fracción de la población peruana porque además de haber poca oferta, esta es cara, y la industria pesquera prefiere la exportación por los incentivos que tiene y porque es más sencillo vender productos a mercados ya existentes y debidamente articulados.
El mercado interno de productos hidrobiológicos no es atractivo y se concentra en Lima y las principales ciudades costeras. Vender en el mercado interno no genera Drawback ni devolución del IGV. Por tanto ¿porqué habría de ser atendido por la industria pesquera existente?
La necesidad de alimentación nacional no es incentivo para la industria privada. No deja de tener razón. Por ello es necesaria la intervención del Estado a fin de crear las condiciones y la articulación necesaria que permita el abastecimiento del mercado interno.
No es el Estado a través de programas ni de comisiones quien va a crear un negocio sostenible y rentable que asegure un abastecimiento contínuo y permanente al mercado interno.
Muchos programas y muchas comisiones se han formado y existen para promocionar el consumo de pescado; pero ninguna ha creado un mercado lo suficientemente atractivo para motivar a la empresa privada o a la creación de pequeños negocios dedicados a atender este mercado. La debilidad del Estado consiste en que las comisiones y los programas sociales no tienen la capacidad de estimular la inversión privada.
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