El sector pesquero peruano ha mostrado en el último año, poca comprensión de las necesidades del negocio pesquero y escasa voluntad política para administrarlo con la eficiencia necesaria; inexperiencia en el manejo pesquero y ausencia de rumbo y de políticas, terminando con el descubrimiento de corrupción al interior de la principal Dirección del Despacho Viceministerial de Pesquería.
Los administrados reclaman eficiencia, celeridad en los trámites, destierro de la corrupción e inversión en infraestructura. La sociedad reclama más alimentos hidrobiológicos a precios accesibles a toda la población.
La administración recientemente relevada produjo normas de impacto mediático mas no adecuadas, algunas contradictorias y discursos políticos; pero pocos hechos concretos, coherentes, integrales y eficientes que indiquen un rumbo a la pesquería peruana.
Más allá de la crítica, del discurso y de la exigencia, las cifras evidencian un manejo presupuestal que indican limitada capacidad de gasto y escasa voluntad para diseñar e implementar medidas que garanticen a la Nación una pesquería sostenible que proporcione seguridad alimentaria en el marco de un legítima y auténtica soberanía alimentaria. Sin cesión de nuestro potencial de recursos a gobiernos que, con el argumento de la cooperación, pretenden incursionar en el ecosistema marino con mayor potencial del planeta.
No ha sincerado los términos de cooperación en forma adecuada, desnaturalizando el sentido de cooperación, que se asocia con colaboración generosa y desinteresada, al de acciones por las cuales se efectúan pagos en forma de permisos de pesca.
En las siguientes páginas se exponen las cifras que de alguna manera direccionan y/o limitan el accionar de la administración.
Recaudación tributaria inadecuada que se refleja en un presupuesto insuficiente y agravado por ineficiencia en la capacidad de gasto. Un canon pesquero que se atomiza de tal forma que se pierde la posibilidad, por ejemplo, de emplearlo para mejorar todos los desembarcaderos pesqueros artesanales sin tener que recurrir a una cooperación internacional que luego nos pasa la factura.
El manejo y comprensión de estas cifras es fundamental para entender la necesidad de una reforma del sector y del diseño de una política de largo plazo integral y coherente que satisfaga las necesidades del sector.
Deja la sensación de que además de ausencia de una política de largo plazo, existe poco análisis de la estructura de participación tributaria sectorial, que es perceptible al analizar las cifras.
Todos los agentes del sector hacen negocios. Por tanto la pesquería, finalmente, es un negocio y debe tratarse como tal, entendiendo su problemática integral y no solo parcial.