La debida gestión pesquera

El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas. Paul Greenberg

REVISTA PESCA

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero.

En 2023 cumplimos 64 años de publicación en el Perú.

Las ediciones a partir del 2010 se publican en formato digital (PDF) en la siguiente página web: http://www.issuu.com/revistapesca/docs


Merecemos una gestión de la pesca con visión de país y compromiso con el ciudadano.

Los peces del Perú, primero para los peruanos


lunes, 13 de diciembre de 2021

EL SECTOR PESQUERO PERUANO Y SU MEMORIA INSTITUCIONAL

 

EL TEMA DE FONDO

El tema actual es, si la información que se expone a continuación, que es una parte muy pequeña de la historia de la pesca peruana, está siendo conservada y/o preservada.

Todo lo actuado en la pesquería, desde la creación del Ministerio de Pesquería, tuvo como componente básico la participación y la actuación de personas.

Muchos laboraron en el sector público que administró y administra la pesquería, muchos se retiraron, algunos tal vez continúan y otros ya murieron. Fueron ellos los que hicieron la historia, pero ¿alguien la escribió para guardar su recuerdo y su memoria?

Hoy se hace esta pregunta más relevante que nunca en la medida que los funcionarios más antiguos se han ido retirando, o los han ido retirando y se ha venido contratando nuevas personas sin un relevo ordenado que asegure, no solo la transmisión del cargo, sino de la memoria institucional.

Gran parte de los funcionarios actuales del sector no conocen el sector, ni provienen de la pesca, por lo tanto carecen del recuerdo o de la memoria de los hechos que han conducido a la pesquería al lugar donde se encuentra en este momento de la historia.

Por otro lado, la alta rotación de funcionarios ha perjudicado al sector de diversas maneras, una de las cuales es el olvido o el desconocimiento de lo anterior al momento actual.

La elaboración de nuevas normas se dificulta, no solo por el hecho de contar con funcionarios inexpertos, sino también por el hecho de desconocer los antecedentes. Poco a poco las nuevas generaciones de funcionarios del sector pesquero habrán perdido de vista por completo la historia normativa, estadística y general de la pesquería peruana.

El relevo generacional y de funcionarios debiera tener un cierto sentido de orden que contemple la transmisión de la información y de la historia.

La pesca peruana no se hizo ayer ni en un solo día, y eso debe ser recordado.

  Tomar conciencia de la historia es hacer del pasado, eso: pasado. Ello lleva a aceptarlo como carga de gloria y de remordimientos, a aceptarlo íntegramente, pero implica, además, percibir que el pasado es algo que, por el hecho de haber sido vivido, irrevocablemente ya dejó de ser y hay que asimilar a la experiencia del presente.

Extracto de la séptima edición del libro Historia de la República del Perú, 1939, de Jorge Basadre.

Por lo tanto, el pasado no puede ni debe ser olvidado, pues de lo contrario no habría nada que asimilar al presente. Entre otras cosas, muchas personas no deben ser olvidadas ni desaparecidas de la memoria sectorial.

“La creación del Ministerio de Pesquería el 16 de diciembre de 1969, la reafirmación de la defensa irrestricta de las 200 Millas marinas peruanas, la preservación de los recursos ictiológicos, la creación de EPCHAP (Empresa Pública de Comercialización de Harina y Aceite de Pescado) y EPSEP (Empresa Pública de Servicios Pesqueros) el 5 de Mayo de 1970, la dación de la Ley de Pesquería en marzo de 1971, la creación de la Comunidad Pesquera en abril de 1973, la creación de PESCA PERU el 7 de Mayo de 1973, entre otras, fueron piezas claves del cambio que la pesquería peruana experimentó durante el gobierno revolucionario de la Fuerza Armada. Al mismo tiempo, hizo jugar a IMARPE un papel más relevante en su misión investigativa y científica para la preservación de las especies marinas. Por eso, durante estos años la población pudo gozar de pescado abundante y barato y el Estado pudo obtener ingresos mayores al que recibe actualmente por la actividad pesquera.

Cuando el Ministerio de Pesquería entró en funciones en 1970 con el General Javier Tantaleán Vanini como ministro, la política pesquera estaba orienta a la producción de harina, la pesca de consumo humano no tenía el mismo nivel de priorización.

ALGO DE HISTORIA

La mayoría de las empresas de harina de pescado tenían elevados endeudamientos que las hacían vulnerables durante los períodos cortos de caída del mercado; dado que, dependían de su rápido crecimiento para pagar sus deudas y obtener una ganancia. En 1963, entre un 60% y 80% de los activos fijos totales y capital de trabajo de la industria estaba financiado por préstamos, fue justamente en ese año que el sector atravesó una severa crisis; más por factores de índole local que por factores externos:

En diciembre de 1962, se estableció un impuesto de 25 soles por cada tonelada de pesca destinada a la industria, ante lo cual los dueños de las empresas pesqueras reaccionaron con un paro patronal en enero de 1963. Esto a su vez condujo a una huelga de las tripulaciones pesqueras que duró un mes; y, cuando se iniciaron nuevamente las actividades los mejores meses de pesca habían pasado y muchas de las compañías enfrentaban grandes dificultades en sus flujos de caja. En mayo de 1963, los bancos comerciales alarmados ante las perspectivas de un mal año para la industria, anunciaron restricciones en la disponibilidad futura de crédito para las compañías pesqueras. Luego, a mediados de año, este recorte crediticio coincidía con montos de pesca desacostumbradamente bajos; y, en consecuencia, quebraron un gran número de firmas.

En 1964, la actividad pesquera reanudó su crecimiento; pero, el número total de plantas de harina de pescado se había estabilizado en unos 150; y, de 1967 en adelante, comenzó a bajar hasta llegar a alrededor de 100 en 1972.

Es necesario recalcar que si bien se logró continuar la expansión de la producción por medio de la introducción de un nuevo grupo de bolicheras grandes y de mejores técnicas en el proceso de elaboración de la harina de pescado; la producción de harina de pescado comenzó a hacer peligrar la población de peces de la corriente del Humboldt ya que ésta no era ilimitada y la captura máxima de peces que podía sostenerse a largo plazo estaba condicionada por la capacidad reproductiva de la anchoveta.

El gobierno de Prado, entre 1956 y 1962; mientras permitía el desarrollo de la pesca de la anchoveta, había intentado condicionar el crecimiento de la industria mediante un sistema de licencias; pero tuvo como resultado un aumento de la corrupción y de la especulación con este sistema que fue abandonado en 1962.

A mediados de los años sesenta aparecieron señales de sobrepesca en el Norte y en el Centro del país y el crecimiento de la industria después de 1963 se concentró en las zonas pesqueras de la costa sur, que habían sido menos explotadas.

En 1965, debido a disturbios de las corrientes oceánicas, conocidos en el Perú como el fenómeno del Niño; se origina una severa mortalidad entre las aves marinas y una caída de la producción de harina de pescado.

Los biólogos del gobierno recomendaron limitar la captura anual de pescado a siete millones de toneladas mediante una temporada de veda y la imposición de cuotas limitadas en la captura total; sin embargo, en 1966 el gobierno; dada la intensa oposición de la industria, decretó sólo una veda de tres meses e indicó que la captura anual estaría restringida a menos de ocho millones de toneladas.

Por otro lado, la industria, que tenía una capacidad suficiente para procesar no menos de 16 millones de toneladas anualmente, había invertido fuertemente en la compra de nuevos barcos pesqueros. Esta secuela de inversión deliberada, que producía un exceso de la capacidad pesquera; originó que hacia 1970 - 1971 la industria tenga una capacidad para capturar 30 millones de toneladas anuales (asumiendo un año de 300 días útiles).

El resultado fue la imposibilidad de mantener el límite de captura de los ocho millones de toneladas y el que los tres meses de veda fueran ineficaces como recurso para limitar la producción. En 1968, la captura anual alcanzó más de 10 millones de toneladas y la población de aves marinas, que ascendió a más de 15 millones a principios de los sesenta, había caído por debajo de los cinco millones.

Es así que, en 1970, una misión de la FAO advirtió que el promedio de la captura a largo plazo no podía sostenerse durante mucho tiempo en niveles superiores a las 9.5 millones de toneladas. Se decretó un límite oficial de 10 millones de toneladas. Sin embargo, la industria no respetó este tope y la captura durante este año ascendió a más de 12 millones de toneladas.

Hacia fines de 1972; surge una nueva perturbación en las corrientes oceánicas, que originó la desaparición de la harina de pescado en la lista de los principales productos de exportación peruanos”.

Fuente: http://www.monografias.com/trabajos6/sepe/sepe2.shtml#ixzz3c6iDOu7L

“La comercialización de la producción pesquera para el mercado externo, a partir de las reformas del gobierno de Velasco, se venía realizando a través de dos entes: el sector privado y el Estado.

Hasta inicios de 1981 el sector privado solamente se dedicaba a la exportación de conservas y la industria de congelado; sólo después del 21 de Marzo de 1981, con la liberalización de la comercialización de Harina de pescado, se creó un canal privado paralelo al del Estado. Y a partir de ese entonces el sector privado tomó un rol más importante en la exportación de este producto.

La participación del Estado en la comercialización externa de los productos de la pesca tuvo mayor incidencia en la harina y aceite de pescado a través de EPCHAP (Empresa pública de comercialización de harina y aceite de pescado) y Pesca Perú.

En la década de los 80s la comercialización de los productos pesqueros a excepción de pescado fresco siguió estando dirigida al mercado externo. En 1981, 1982 y 1989 se dio mayor énfasis a la exportación, logrando una participación dentro del consumo total de 63%, 62% y 72% respectivamente.

La harina de pescado constituyó, como en épocas pasadas, el principal producto exportado tanto por la empresa Estatal Pesca Perú como por los agentes privados.

La caída, en 1982, del volumen exportado de harina de pescado se debió a la mayor competencia de la harina soya, al incremento en la venta de harina de pescado por parte de Chile y a la baja en la demanda en el mercado mundial.

En 1983 se agudizó esta disminución, debido básicamente a dos factores:

·         Paralización de Pesca Perú por problemas laborales y financieros.

·         Menor disponibilidad de recursos de Anchoveta.

A partir de 1984, la comercialización externa se recuperó siguiendo una tendencia creciente en términos de volumen hasta 1989, año en el cual se logra exportar 1’190,700 Tm; es decir, un incremento de 147% y 157% respecto al año 1985 y 1980.

La exportación de conservas se incrementa hasta 1982 luego tuvo una declinación del 64% en 1983 debido a la contracción del mercado Sudafricano y al efecto de las políticas proteccionistas adquiridas por Reino Unido y Sudáfrica principalmente.

Otro factor que afectó, fue la menor producción por la preferencia de los empresarios privados por producir harina de pescado en vez de conservas.

Esta situación continuó durante el resto de la década, disminuyendo de 1’120,215 Tm comercializadas en 1981; a un mínimo de 16,669 Tm en 1986; vale decir, un decremento del 85%.

En relación al consumo externo de pescado congelado, la demanda externa a nivel mundial es creciente. El producto congelado mantiene un nivel importante de exportación.

El consumo de curado procedente del Perú, es todavía limitado

Financiamiento del sector pesquero:

Durante la década del ochenta el sector financiero nacional se encontraba en crisis y era difícil obtener créditos del exterior; debido a ello, los sectores productivos experimentaron una carencia de financiamiento. El sector pesquero se vio afectado debido a la urgente necesidad de renovar la flota de equipos y plantas, siendo muy obsoletos para su uso.

Las fuentes de financiamiento estaban constituidas por:

·         las líneas de créditos ofrecidas por la Banca Nacional e Internacional,

·         la generación de recursos propios de la actividad productiva,

·         el aporte del Estado

·         el crédito de proveedores y terceros

·         los agentes productivos dueños de la empresa.

En relación a los recursos otorgados por el Sistema Financiero, el Banco Industrial ha sido principalmente el que ha otorgado créditos al Sector Pesquero.

Entre 1985 y 1988 fue de 31% aproximadamente. Su destino fue para financiar la elaboración de pescados, crustáceos y otros productos marinos. En segundo lugar, fueron los préstamos otorgados a la pesca de altura y costera; y, por último, los dirigidos a la actividad langostinera.

Los créditos otorgados al sector se contrajeron en los dos últimos años de la década del ochenta debido al proceso recesivo y la disminución de flujos financieros en el Sistema, como se observa en el cuadro.

El crédito para la elaboración de pescados, tanto en la mediana como en la pequeña empresa, son los rubros que han captado los mayores préstamos. En contrapartida a la pesca artesanal que ha tenido siempre un reducido financiamiento. Sin embargo, cabe destacar que, en los años 1980 y 1981, los créditos estuvieron dirigidos principalmente a la actividad conservera y a la pesca artesanal. Sin embargo, el crédito estaba concentrado en pocas empresas.

A nivel general, el número de créditos otorgados al sector pesquero tuvo un auge en los años 1986 y 1987; a partir de siguiente año, los créditos otorgados por el Banco Industrial registraron una tendencia descendente.

En 1986 se creó el Fondo de Reactivación de la Flota Pesquera con un monto de 421’000,000 intis con la finalidad de destinarlos para la reparación, reequipamiento y adquisición de redes de las embarcaciones pesqueras dedicadas a la pesca de consumo humano directo e indirecto.

De otro lado ese mismo año, se creó un fondo con un monto de US$ 10 millones para destinarlos a otorgar apoyo financiero a empresas pequeñas del sector público y privado dedicados a la extracción y transformación, con el fin de atender la alimentación de la población.

En la práctica no se utilizaron con la finalidad deseada, debido al problema de disponibilidad de recursos y al mal manejo administrativo; ambos factores le quitaron fluidez al accionar del fondo vinculado a la flota.

En el caso del crédito otorgado a la pesquería por la Banca Comercial y de Ahorro, la captación ha ido incrementándose en los últimos cinco años de la década del ochenta; especialmente en 1988, donde significó el 3.9% del total colocado como se observa en el Cuadro Nro. 17. Pero su participación es poco significativa respecto a sectores como: Industria, Comercio y Minería que captaron en conjunto más del 70%.

También se otorgó líneas de crédito a través de COFIDE. Durante 1980 y 1981 COFIDE concedió apoyo para el desarrollo de proyectos tales como envasado de conservas, instalación de frigoríficos etc., pero casi la totalidad se convirtieron en deudas morosas. Los créditos superaron a los del Banco Industrial durante 1987 y 1988; sin embargo, es de considerar la tendencia decreciente de sus colocaciones durante la década del ochenta, como se observa en el Cuadro Nro. 18.

En conclusión, las inversiones realizadas producto del financiamiento durante esa década hacia plantas de Harina de pescado, procesadoras de conservas y flota dieron como resultado dos fenómenos muy marcados:

·         La subutilización de la capacidad instalada.

·         La presión por ampliar los montos de captura.

Sin embargo, en los últimos años se ha perfilado dos nuevos campos de inversiones, la producción de procesados de pescado y la Harina desgrasada y, nuevos productos para consumo humano directo, así como inversiones en Acuicultura de Conchas de Abanico y Langostino”.

Fuente: http://www.monografias.com/trabajos6/sepe/sepe.shtml#ixzz3c6iclFEC