La debida gestión pesquera

El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas. Paul Greenberg

REVISTA PESCA

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero.

En 2023 cumplimos 64 años de publicación en el Perú.

Las ediciones a partir del 2010 se publican en formato digital (PDF) en la siguiente página web: http://www.issuu.com/revistapesca/docs


Merecemos una gestión de la pesca con visión de país y compromiso con el ciudadano.

Los peces del Perú, primero para los peruanos


sábado, 3 de diciembre de 2011

EDITORIAL EDICION DICIEMBRE 2011

             En la primera edición de la Revista Pesca de Octubre de 1960, Alejandro Bermejo acuño la frase: “La tragedia de la abundancia”, refiriéndose a una coyuntura específica de la harina de pescado de ese momento.

                Lejos estaba de imaginar la proyección y profundidad de esa    frase aplicada a nuestros tiempos, donde la abundancia  ha generado una tragedia, no solo para el ecosistema marino peruano, sino para la moral, conduciendo al sector a niveles de indecencia difícilmente superables.

                El poder derivado de la abundancia desata  pasiones  inimaginable para los años 60.  Se compran y venden voluntades, se destruyen conciencias y degradan a algunas personas al extremo de perder  la línea ética de pensamiento y de conducta.

                Algunos emplean el lenguaje diplomático y elegante mostrando una cara y una mano  tendida, mientras la otra mano empuñada alimenta la perfidia, la intriga, la perversidad y la manipulación.

                Lo que ocurre es que no hay otro negocio tan productivo y fácil como el de la harina de pescado, que en 60 o 90 días de un año puede facturar la suma de 1,800 millones de dólares.

                Si bien es cierto es legítimo que se quiera defender un negocio tan rentable, también es legítimo que la autoridad de turno pretenda mejorar la regulación con el propósito de cumplir su rol de procurar el bien común y el bienestar de las mayorías.

                Lo censurable es  cómo el apetito de poder y de dinero, sumados a la soberbia, genera actitudes que entran en conflicto con elementales conceptos de ética y de decencia, para alinearse a lo más conveniente para intereses subordinados y ganar o recuperar espacios de poder.  En esta coyuntura, es la pérdida de espacios de poder lo que pretende recuperarse a cualquier costo.

                A la larga, la naturaleza nos pasará la factura y retirará tanta abundancia que ha devenido en una tragedia ética y moral. Con tanto dinero y espacios de poder en juego ¿Les puede importar la decencia y el futuro del país?

                Como decía Alexis Carrell: solamente somos una especie en apuros.