Nos acercamos a nuevas
elecciones presidenciales en las cuales habrá que escoger entre la mayor
cantidad de candidatos jamás presentados en la historia peruana. En los
próximos meses presentarán sus planes de gobierno y bombardearán con propaganda
electoral a una población hastiada de las mentiras de sus políticos y, con tal
vez poco entusiasmo para votar. La realidad nos muestra que siempre hemos sido
engañados por los políticos que solo buscan el poder y la satisfacción de sus
intereses personales. Nosotros solo somos el carburante, los animales de tiro
que arrastramos la carreta que ellos conducen.
El asunto es que aún si
se leyese y analizase los planes de gobierno, para lo cual mucha gente con la mejor buena voluntad e intención, aportará
ideas y sugerencias, en una fiesta de esperanza e ilusión, estos no son
vinculantes. Es decir no hay ley ni norma alguna que obligue al candidato ganador
a poner en práctica aquello que ofreció en su plan. Es una declaración lírica
de buenos deseos y/o mentiras, que naufragan en el mar de las negociaciones
post elecciones para la designación de los cargos. En ese momento lo que cuenta
ya no es la ideología ni las ofertas técnicas sino el cálculo político, quién
debe ser ministro, viceministro y director. Hace muchos años que vemos autoridades designadas cuyo principal propósito es pagar deudas de financiamiento de campaña, o políticas. Recordemos cuantas veces se han reducido o anulado multas, modificado reglamentos, y tantas otras cosas que tomaron el lugar de las propuestas que establecieron los planes de gobierno.
La pelea por ganar
electores ofreciendo de todo, termina el día de la proclamación del ganador y
da paso a la negociación que, probablemente está alejada del espíritu del plan
de gobierno. Y es así como una vez más el pueblo peruano será engañado y
sometido a cinco años más de nadie sabe qué escenario nacional.
El modelo político y
económico en el cual vivimos no es garantía de bienestar para todos, sino para
unos cuantos.
LAS EXPORTACIONES EN EL MODELO POLITICO ECONOMICO
La Alianza Global de
Productos del Mar (GSA) es una organización cuya misión es: promover prácticas
responsables en la producción de productos del mar mediante la educación, la
promoción y la demostración, abarcando temas como la responsabilidad ambiental,
el bienestar social, la salud animal y la seguridad alimentaria. La GSA es una
organización impulsada por sus miembros, compuesta por productores certificados,
empresas y particulares, y posee un portal web, en el cual el 8 de diciembre
del 2025 publicó el siguiente artículo titulado “El pescado importado puede aportar
nutrientes a países con inseguridad alimentaria. ¿Pero a qué precio?”:
En cual expresa
textualmente:
No se trata solo de
quién tiene acceso a los mariscos importados, sino también de qué sucede con
los ingresos generados por las exportaciones.
“¿Acaso los ingresos de
las exportaciones llegan a estas comunidades?,” preguntó Gichohi. “Aunque no
tengan acceso al pescado rico en nutrientes que se importa, ¿pueden sustituirlo
por opciones igualmente ricas en nutrientes gracias a su (espero) aumento de
ingresos?”
Es poco común leer
textos que expongan una crítica a las exportaciones en general. Ocurre en el
Perú, pero parece que en todo el mundo. Como si estuviésemos dominados por un
sistema, por un modelo que busca confundir o manipular a la gente induciéndola
a creer que exportar es la solución a todos los problemas y necesidades de un
país y que la democracia es la mejor forma de gobierno. Por supuesto ambos no
son malos; pero el problema radica en las personas, quienes no nos muestran la
otra cara.
EL MODELO, EL MITO Y LA LEYENDA EN LA PESCA
Se han forjado mitos y
leyendas en relación a la contribución de la pesca con el país, en especial en
cuanto al empleo que genera; pero también se han creado silencios en cuanto a
tributación se refiere.
Los primeros abundan en
los medios, disponen de varios operadores y nos inducen a creer solo en las
bondades que la pesca brinda al país a través de sus exportaciones y el empleo.
Tan fuerte es la repetitiva mención al número de empleos, que se le puede tener
por cierta, aunque es probable que no lo sea.
Los segundos permanecen
ocultos o innombrados y se refieren a los impuestos y a los derechos de pesca
que le proporcionan al Estado.
La información que el
país debiera conocer es cuánto dinero real aporta la pesquería al Estado
peruano para su inversión o gasto en beneficio de todos los peruanos. Esto se
genera únicamente en los derechos de pesca y el impuesto a la renta, que son
las dos fuentes de financiamiento del canon pesquero. El resto de
contribuciones de un sector de la industria pesquera en forma de contribuciones
laborales y los aportes de la industria de harina de pesca al Programa de
Vigilancia y Control no son aportaciones de las cuales el Estado pueda
disponer, sino que sirven a fines específicos y que favorecen a un sector de la
masa de trabajadores y a financiar los gastos de vigilancia y control.
La difusión pública de
estadísticas e información sobre el sector pesca en el Perú es bastante
sesgada.
Sobre las ventas de
pescado al mercado interno peruano, no se mencionan estadísticas de volúmenes,
valor total comercializado, mercados donde se han realizado las operaciones
comerciales ni poblaciones a las cuales se ha atendido.
En cambio sobre
exportaciones se menciona todo tipo de detalles con sus correspondientes
elogios. Se mencionan los volúmenes de exportación y su relación el PBI, su
crecimiento y el empleo que genera. No se mencionan las cifras sobre
recaudación de derechos de pesca y el gasto del 50% que queda en manos del
Ministerio de la Producción, impuesto a la renta de tercera categoría,
devolución de IGV, pago de drawback y por supuesto las cifras de transferencia
y gasto del canon pesquero. Esto por mencionar solamente los tributos o tasas
que son o debería ser para beneficio de todo el país. Existen otras tasas que
no son de beneficio general; pero una que otra vez se mencionan, como es el
caso de las contribuciones laborales y al pago del programa de Vigilancia y
control de las actividades pesqueras y acuícolas.
No se entiende el
propósito de brindar al público información incompleta y/o sesgada, a menos que
la intención fuese distraer la atención de temas que serían inconvenientes de
ser mencionados y por tanto crear corrientes de opinión en determinado sentido
con propósitos no muy claros.
¿Estamos frente a
información completa o incompleta? ¿Estamos frente a desinformación? ¿O estamos
frente a una manipulación perfectamente dirigida? Si fuese así ¿Por quién?
¿Para qué? ¿Para quién?
Si rebuscamos en
nuestra fiebre global de hoy tratando de encontrar una guía, una respuesta a la
pregunta ¿Qué es lo mejor para la economía del país? La única que hallamos es: “exportar”.
En ese contexto, el
producto alimenticio es más rentable cuando se exporta. La necesidad de otros
países es una fórmula mágica que lo transforma todo en oro, una fórmula a
recitar como garantía del éxito, aunque ésta represente la disminución de
nuestras posibilidades como país.
El problema no está en
la exportación, sino en que las facilidades, incentivos y ventajas que se
brindan al exportador hacen poco atractivo vender al mercado nacional. Ambos
mercados, el nacional y el externo deberían competir en igualdad de
condiciones, con las mismas o similares ventajas. De esta manera el empresario
elegirá el mercado que desee sin incentivos perversos en perjuicio de uno u otro.
LA PARTICIPACION DEL PAIS EN EL NEGOCIO PESQUERO
La Nación, ¿recibe una
participación adecuada en el negocio pesquero en términos de recaudación
tributaria y por derechos de pesca, que se traslade realmente a la población y
se traduzca en bienestar, beneficio y alimentación para el poblador peruano?
Porque los recursos naturales son de todos nosotros, tal como lo dice la
constitución política del Perú, en el capítulo II Del Ambiente y los Recursos Naturales
Artículo 66°:
“Los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de
la Nación. El Estado es soberano en su
aprovechamiento. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y
de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho
real, sujeto a dicha norma legal”.
Los peces en el agua no
se cuidan, no se riegan, no se abonan, no se les alimenta. Nadie gasta en
mantenerlos. Sobreviven por sí mismos. Cuando alguien los extrae de su hábitat,
si bien es cierto tiene un gasto para hacerlo, al final los peces son gratis.
¿Deben serlo?
Los pescadores artesanales
realizan capturas sin pagar ningún derecho de pesca, y los industriales pagan
muy poco. Las tasas actuales de derechos de pesca ¿son suficientes o justas,
para los recursos afectos?
La distribución del
canon pesquero en base a índices, es ineficaz e injusta. El que existan algunos
recursos que no pagan debido a la modalidad de extracción, como la pota, empeora
la situación. Porque se exporta mucha pota pero no paga derechos de pesca.
Sobre el impuesto a la
renta aportado por el sector, se sabe poco o nada, puesto que no se publica
información oficial sobre montos recaudados, quienes pagaron y quienes no lo
hicieron.
El sector pesquero
exportador se puede renovar científica y tecnológicamente, capturar la renta y
el beneficio del negocio; pero la degradación ambiental, del ecosistema y la
reducción de la biomasa son hechos reales que se convierten en datos, lo cuales
debieran ser de público conocimiento, para lo cual es necesaria la existencia
de una entidad científica con funciones más amplias que conduzcan a conocer
esta información. De ahí la necesidad de la reestructuración del IMARPE que
manda el DL 1677, el cual hasta ahora no se cumple.
La frecuente y
constante difusión de información sobre el crecimiento del PBI, de las cifras
de exportación y del avance del sector pesquero en términos macroeconómicos es
de claro diseño publicitario y propagandístico que realza y elogia los avances
en materia de pesca. Es bueno que se destaque los éxitos macroeconómicos del
sector. Sin embargo, la información al enfocarse básicamente solo en una parte
de la realidad, no dice, por omisión o por ser inconveniente, cuánto de toda
esta bonanza se traslada a la población y al país. Por tanto, al no expresar la
realidad completa, su alcance como información es limitado y permite presumir
una finalidad propagandística nada más.
La
información macroeconómica que abunda en los medios, proviene de varios
operadores y nos induce a conocer solo lo que la pesca brinda al país a través
de sus exportaciones y el empleo. Este
tipo de información impacta en la población a primera vista y probablemente
consiga ese objetivo en una población que no se toma el tiempo de analizar un
poco más en detalle las noticias. Pero la información tributaria, los impuestos
y los derechos de pesca que le proporcionan al Estado permanece oculta o
innombrada.
Porque la verdad es que
el Estado solo dispone para su utilización a través del presupuesto anual, de
lo que recauda vía impuesto a la renta y derechos de pesca, que son dineros que
se manejan a través del MEF y de PRODUCE. El dinero de la exportación, el
empleo generado y el impacto sobre el PBI no es, en términos prácticos, dinero
disponible para atención de necesidades del país o proyectos de inversión.
Entonces…¿Cuáles son
esos números? ¿Cuánto se ha recaudado por impuesto a la renta y derechos de
pesca en los últimos diez años? El canon pesquero se forma a partir del 50% de
ambos y eso va a algunos gobiernos locales y regionales? No todos reciben transferencias por canon
pesquero y la información se puede consultar en la página web del MEF. Pero…
¿Por qué no se publicita al igual que las exportaciones y el PBI?
