No creas en todo lo que se dice.

Aun cuando creas que algo aparece claro, ponlo en duda y no reposes. Duda de todo lo que parece ser bonito y verdadero. Pregúntate siempre: «¿Para qué?». No creas que una cosa sola es buena; lo recto no es recto y tampoco lo curvado es curvado. Si alguien dice que un valor es absoluto, pregúntale en voz baja: «¿Por qué?». La verdad de hoy puede mentir ya mañana. Sigue el río desde donde comenzó el torrente. No te basten las piezas aisladas. Pregúntate siempre: «¿Desde cuándo?». Busca las causas, une y disuelve, atrévete a mirar tras las palabras. Si alguien dice: «Esto es bueno (o malo)», pregúntale en voz baja: «¿Para quién?» Friedrich Paulus

La debida gestión pesquera

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero. En 2025 cumplimos 66 años de publicación en el Perú.

lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Se puede consumir más pescado en el Perú?

Las siguientes cifras muestran los desembarques de pescado en el Perú desde 1950.

















En la presente década ya no se registran desembarques de sardina, especie que hasta fines de la década del 90 constituía un recurso importante. Ya van 15 años que la especie no registra desembarques.
El siguiente cuadro, más resumido, sigue incluyendo a la sardina en forma diferenciada:










El siguiente cuadro presenta el resumen de los 63 años entre 1950 y el 2013. (No se puede presentar el 2014 por cuanto aún no se dispone del Anuario Estadístico del 2014):













Los volúmenes y especies desembarcadas permiten concluir que Perú no es un país con un alto potencial de especies que faciliten incrementar el consumo de pescado, salvo en las especies anchoveta y pota. Las demás especies no representan volúmenes significativos como para pensar que pueden ser promocionadas para aumentar el consumo de pescado per cápita. Más aún cuando esas especies no han sido debidamente estudiadas y no se dispone de información científica que permita regular su extracción fijando límites máximos extraíbles a fin de asegurar sus sostenibilidad.

Nótese que la pota recién empieza a convertirse en un recurso importante a partir de la década del 90, coincidiendo con la desaparición de la sardina.

El jurel, que era un recurso importante hasta fines de la pasada década no pareciera que volvería a desembarcar, en lo que queda de la presente década, volúmenes como en las dos décadas anteriores.
En todo caso, no se evidencian grandes ni importantes recursos pesqueros como para pensar en promocionar el consumo de pescado sin hacer referencia precisa a las especies objetivos que podrían ser promocionadas.
Entre el 2010 y el 2013, los desembarques son los siguientes:










































¿Qué tanto se puede hacer por incentivar el consumo de pescado en el mercado peruano con estas cifras, considerando que una parte importante de estos volúmenes desembarcados se destinan a su procesamiento para la exportación como congelado, conserva o curado?

Es imposible disimular el hecho que los desembarques de especies destinadas al consumo humano, objetivo principal de los pescadores artesanales presentan niveles históricos insuficientes para incentivar su consumo y por ende su extracción, con excepción como se ha mencionado, de la pota y anchoveta.

Las especies como la cabrilla, cojinova, coco, liza, y probablemente algunas de las clasificadas como “otros” escasean y por tanto, aumenta el costo de la faena, sube el precio al consumidor y consecuentemente baja o desaparece la rentabilidad del esfuerzo pesquero (y la del pescador).

Debe sumarse al análisis la incertidumbre de no conocer qué especies están incluidas en la denominación “otros”. 
También debe sumarse la inquietud por saber dónde está considerado (si es que lo está) el jurel procedente de Chile, el cual puede estar siendo importando o ingresando al país de contrabando, o asumiendo la figura de formar parte de los desembarques.

Contribuye también a la incertidumbre el hecho de no contar con cifras precisas que muestren qué porcentaje de los principales recursos como el jurel, el bonito, la caballa y el perico están destinados a su transformación en productos de exportación, lo cual resta a la disponibilidad de saldos para abastecer el mercado interno, bien sea como fresco o procesado. No menciono a la merluza puesto que casi en su totalidad de exporta en forma de congelado.

La conclusión más sana a la que se puede llegar es, que ante estas cifras, sumada a la incertidumbre sobre lo expuesto, corresponde aplicar un enfoque precautorio y no estimulador de mayor extracción, sino orientar el esfuerzo a la promoción de la anchoveta y la pota para consumo humano directo, en especial hacia las poblaciones más vulnerables.

El siguiente cuadro presenta las cifras que sustentan las conclusiones de que solamente se puede promocionar la pota y la anchoveta. Para este cuadro solamente, se ha resaltado la anchoveta, la pota ,el jurel, la caballa y la merluza por ser representativos, sumando el resto de especies a la denominación de otros. Este último comprende múltiples especies cuya extracción puede ser de una complejidad mayor que la que presenta la anchoveta y la pota al punto de hacerlas mucho más caras, por lo cual estimularlas no tendría impacto positivo sobre las poblaciones más vulnerables cuyos niveles de ingreso les obligan a comprar lo más barato.




Tampoco se puede ocultar que el número de personas que pescan ha aumentado y que éstas están cada vez mejor equipadas a nivel de flota y de aparejos tecnificados.

Sucede que la biomasa de las diversas especies objetivo siguen el camino inverso, éstas se reducen y por tanto son insuficientes para satisfacer las expectativas y necesidades de todos los partícipes de la pesquería.

El recurso pesquero no aumenta en función de la demanda. Incentivar la demanda sin contar con oferta suficiente no es una medida responsable y atenta contra la sostenibilidad de los recursos. Incentivar el consumo sin un análisis científico del estado de salud del ecosistema y de los volúmenes disponibles de todas las especies hidrobiológicas, es un acto de irresponsable demagogia que la comunidad científica y la ciudadanía no deben permitir.

La venta al mercado interno se aprecia en el siguiente cuadro:




La expresión “Perú país pesquero” no es necesariamente correcta si se le quiere usar en el contexto de que tenemos mucho pescado, porque no lo tenemos. Lo que tenemos es mucha anchoveta y en segundo lugar, pero bien distanciada, abundante pota.

Somos un país productor de harina de pescado, lo cual es importante económicamente para el país y para el sector de la población que trabaja en esa rama de industria. Pero no tenemos la suficiente disponibilidad de recursos para convertirnos en un país que consume pescado en volúmenes tan grandes como Japón y España, por ejemplo.

En tanto el pollo sea más barato que el pescado y su producción sea mayor, seremos un país pollero y no pesquero desde el punto de vista del consumo.



















Promocionar el consumo de pescado sin precisar cómo y con qué recursos pesqueros se hará y cuál sería el público objetivo, basando la hipótesis en el mito de que somos un gran país pesquero, es demagogia.

Podemos hacerlo con la pota y la anchoveta, si es que diseñamos los mecanismos técnicos y  legales que:
  •        faciliten la promoción del consumo de estos recursos,
  •          estimulen el crecimiento del mercado interno,
  •          contribuyan a reducir la desnutrición infantil.

Podemos explorar nuevas especies si se destina recursos suficientes a la exploración e investigación. Podemos mejorar la regulación de la extracción con mejores herramientas científicas que nos garanticen la sostenibilidad de las mismas. Podemos incentivar el mercado nacional poniéndolo en igualdad de condiciones de subsidios e incentivos que las exportaciones. Podemos mejorar la participación nacional en la renta de la industria pesquera. 

Podemos implementar una reforma en la pesca con tan solo voluntad y decisión políticas.

Podemos también incentivar la acuicultura. Pero esto ya se ha hecho a través de varias normas sin mayores resultados.

¿Porqué hasta ahora no se evidencian importantes inversiones acuícolas en el Perú?

¿Serían sus productos tan abundantes y de precio asequible al público consumidor al punto que causarían un impacto significativo en el incremento del consumo? ¿O solamente se convertirían en un producto más de exportación?

Si quedase más anchoveta en el agua, como efecto de una reducción del volumen de sus capturas ¿aumentaría la biomasa del resto de especies y aumentarían sus desembarques? Eso es cosa que no se sabe con rigurosidad científica; pero sería interesante dedicar recursos y esfuerzos a estudiar el tema.

Se requiere una reforma que ordene mejor la regulación existente y convierta a la pesquería en una actividad socialmente inclusiva.

Se ha atribuído siempre a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable.

Se ha elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos, creyendo que los recursos pesqueros son infinitos e inagotables y forzando la extracción hacia límites impredecibles en sus consecuencias.

Marcos Kisner Bueno

viernes, 4 de diciembre de 2015

La pesca en el Perú: un enfoque desde el ciudadano

El siguiente cuadro muestra cifras entre el año 2003 (fecha de la creación del canon pesquero) y el 2014.


Fuente: Sunat, MEF, elaboración Revista Pesca

Se aprecia el monto total del valor FOB exportado, la recaudación del impuesto a la renta de tercera categoría (que representa el 2.55% del valor exportado) y la recaudación por derechos de pesca (que representa el 0.71% del valor exportado), aunque este último dato carece de información oficial visible. Solamente se le deduce a través de las transferencias efectuadas de canon pesquero.




Las exportaciones no pagan IGV por cuanto se les devuelve ese impuesto, así que no se puede considerar ese tributo como un aporte de la industria pesquera.

La industria, en algunas de sus partidas arancelarias, ha recibido el drawback, que viene a ser una especie de subsidio, cuyas cifras oficiales no se encuentran visibles.

Tampoco hay información de las ventas al mercado interno que expresen con la misma precisión que las exportaciones, lo que se ha vendido en el país.

Por tanto este análisis podría mostrar ratios menos favorables para el país si se sumase la venta nacional a la venta al mercado externo. A mayor venta, menor ratio de participación por renta y derechos de pesca.

Debe sumarse al análisis el impacto ambiental que causa la industria y que se refleja en las bahías principalmente. Es evidente que habrá que hacer un gasto, en algún momento, para limpiar y descontaminar. No se sabe cuánto cueste hacerlo. ¿Quién asumirá el costo de dicha descontaminación?

En términos de contribución monetaria al fisco, y por consiguiente para el país, la perspectiva del ciudadano debe evaluar si el monto cobrado por el Estado para ser utilizado en beneficio de toda la ciudadanía del país es equitativo, adecuado, o justo. Si no lo es, amerita un análisis y la búsqueda de alternativas de mejoramiento.


El enfoque ciudadano puede dejar a otras organizaciones el análisis y discusión sobre aspectos técnicos y científicos propios de la pesquería. Debe más bien, preocuparse por su participación en la renta pesquera, considerando que es el propietario del recurso pesquero que está siendo explotado por una pequeña fracción de ciudadanos, los cuales deberían pagar un justiprecio por el derecho y el privilegio de lucrar con un recurso natural que, está siendo gratis en el caso de la pesca artesanal y muy barato en el caso de la pesca industrial.

La pesca artesanal no está obligada al pago de derechos de pesca. Pero si bien es cierto una parte de sus desembarques va a los mercados nacionales para consumo interno, también es verdad que otra parte va a las plantas congeladoras y enlatadoras que exportan sus productos. ¿Es correcto, y justo desde el enfoque ciudadano, que se exporten productos sin pago de derechos de pesca al igual que los productos que se venden en el país? Más allá de esto ¿no deberían pagar derechos de pesca, es decir el derecho a la extracción de un recurso natural del cual los 30 millones de peruanos somos propietarios, todos los pescadores que realizan esfuerzo pesquero?

Este enfoque también debe dirigirse a analizar los precios a los que se vende el pescado en el mercado nacional y los volúmenes que se encuentran disponibles para las poblaciones de la costa, de la sierra y de la selva. Siendo propietarios de los peces y siendo una de las pesquerías más grandes del planeta, debemos preguntarnos si la cantidad disponible de pescado alcanza para todos los sectores de la población y si sus precios son asequibles para las mayorías.

Un análisis objetivo, sin agresiones, debería conducirnos a la búsqueda de alternativas para hacer de la pesquería peruana una actividad más inclusiva y más justa.

Hoy no es inclusiva porque muy pocos se benefician, no es equitativa porque el país no es adecuadamente remunerado por el lucro que generan sus recursos pesqueros y es discriminatoria porque unos pagan derechos e impuestos y otros no pagan nada o pagan muy poco.
Las políticas públicas tienen que orientarse al ciudadano y a procurar mejorar su calidad de vida. Debemos preguntarnos y evaluar si hoy en día, en el caso de la pesca, el ciudadano peruano está recibiendo beneficios, cuáles son estos y cuántos lo están recibiendo.

En el período 2003-2014, se han desembarcado, o sea extraído, casi 81 millones de toneladas de productos pesqueros de acuerdo al siguiente cuadro. 



Cuando se ve, desde la perspectiva de la renta y del ciudadano, que todos los desembarques para consumo humano directo, o sea casi 13 millones de toneladas, no han pagado derechos de pesca porque la norma así lo permite, surge  el tema planteado en relación a enfocar la pesca desde la perspectiva ciudadana no pesquera. Esto porque el recurso natural no es propiedad de los pesqueros, sino de todos los peruanos. Si fuese una actividad y/o industria que no emplea un recurso natural, este análisis sería innecesario.

Si además el vendedor del producto pesquero es informal, o sea que no paga renta ni IGV (porque la venta de pescado fresco está exonerada), estamos ante una situación discriminatoria e injusta. 

El hecho es que un grupo de ciudadanos extrae nuestros peces del mar a precio muy barato y otro grupo lo hace gratis, sin pagar nada. Este estatus excluye a la mayor parte de ciudadanos del país del beneficio de la pesca, porque tampoco disponemos de pescado abundante y barato para nuestra alimentación.

Los Derechos de Pesca en el Perú y toda la estadística pesquera al 2014 en el siguiente link:



Marcos Kisner Bueno

viernes, 27 de noviembre de 2015

Revista Pesca Diciembre 2015 Editorial

El sexto y último objetivo de la política pesquera debiera ser: ORGANIZAR Y DESARROLLAR COMPETITIVAMENTE LA PESCA ARTESANAL, redefiniendo el  concepto de pesca artesanal  reordenando dicha actividad, mejorando la gobernanza de la actividad pesquera artesanal e impulsando su competitividad en aguas marítimas y continentales. Se debe fortalecer las capacidades de los agentes de la pesca artesanal y modernizar la infraestructura pesquera artesanal.

La pesca en el Perú requiere ineludiblemente que el conductor y responsable de la Política Nacional, es decir el Presidente de la República, conozca perfectamente  la realidad sectorial de forma tal que le permita diseñar objetivos y políticas de largo plazo.  El derecho pesquero y el derecho a la extracción de recursos hidrobiológicos existen en función a la disponibilidad de los mismos y no en función a las demandas sociales de ningún grupo humano ni a las demandas económicas de ninguna empresa o gremio empresarial. El recurso pesquero no aumenta en función a la demanda. Un recurso pesquero extinguido es imposible de ser regulado.

“Los recursos marinos son un bien público, no un recurso privado. Por tanto, el derecho de explotar esos recursos debe asignarse con arreglo a criterios que garanticen que la pesca contribuya lo máximo posible al interés público”. En el Perú se ha atribuido siempre a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable. Se ha elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos, creyendo que los recursos pesqueros son infinitos e inagotables y forzando la extracción hacia límites impredecibles en sus consecuencias.

La pesquería peruana, una de las más grandes del mundo, requiere de la visión de un Estadista que tenga clara la necesidad de introducir reformas en la pesquería. Mientras no exista voluntad y decisión políticas de Palacio de Gobierno para manejar debidamente el sector pesquero, dotarlo de un Ministerio no resolvería realmente nada de fondo, sino tan solo de forma. Un Ministerio de Pesquería con un Ministro inadecuado, tampoco contribuiría apropiadamente al mejoramiento del sector, aún cuando en el Consejo de Ministros la Pesquería tuviese un asiento exclusivo.

En tanto no exista una Política de Estado definida por el Presidente de la República; en tanto no mejore la eficiencia en la ejecución  y en la calidad del gasto; en tanto no vaya acompañada de una reforma en la tributación y la participación de la industria para que el Ministerio disponga de recursos suficientes para introducir reformas sustanciales, sería inútil.

El diseño de una política pesquera requiere de una definición de lo que se quiere para el futuro y qué rol jugará la pesca en la alimentación nacional y los programas sociales que se requieren.

La política pesquera tiene que formar parte de una estructura de plan de gobierno con contenido ideológico y conceptual que sustente las decisiones técnicas que deban tomarse, acciones que ocurren antes de la asunción del cargo.


Marcos Kisner Bueno

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a DICIEMBRE 2015.

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera. 

En esta edición: todo el tema generado por la polémica decisión de aperturar la temporada de pesca de anchoveta en el Perú.

domingo, 22 de noviembre de 2015

La anchoveta en un mar de intereses

¿Qué sentido tiene, o ha tenido para el ciudadano peruano común y corriente, toda la pelea entre el Estado, la industria pesquera y las organizaciones ambientalistas y de todo tipo?

Si finalmente es un convidado de piedra al festín pesquero... Casi el 90% de la producción pesquera, sea para CHI o CHD se exporta. Muy poco queda para el país, y ni siquiera de la misma calidad, porque hay una “calidad de exportación”. Tampoco recibe una justa participación en la renta pesquera. Aún ese poco, es pésimamente distribuido por los índices irreales de un canon pesquero absurdo.

El ciudadano es utilizado como público espectador del debate, de la pelea, de la argumentación. 

Todos los contrincantes, en busca de legitimar sus posiciones, acuden al ciudadano a través de los medios para pedir  su opinión sobre el tema, que conoce poco o nada de la pesquería.

¿Por qué salen a la pantalla televisiva y a los diarios? Porque de una u otra forma nos necesitan. Eso se llama buscar la legitimación. ¿Y por qué nos necesitan? Porque requieren de un eco, de una caja de resonancia, de índices en las encuestas que les den la razón y queden bien ante el mundo por el acto de defensa de lo que dicen que defienden.

La verdad, por otro lado, es que el ciudadano común, mal informado y escasamente interesado, cree que somos bacanes porque exportamos mucho y le interesa bien poco lo que pasa con la bronca de la anchoveta. Creo que ni se da cuenta de que cada vez el pescado es más caro y/o más escaso en los mercados nacionales.

No sabe, o no quiere saber, que tenemos índices de anemia y desnutrición infantil alarmantes y que nuestra población de las zonas más deprimidas no tiene acceso a una alimentación sana, que podría cubrirse con pescado y programas sociales. Pero, claro eso ocurre muy lejos y no tenemos la culpa de ello. ¿No? Pero la verdad es que esa pobreza existente en un sector de la población es de una u otra forma culpa nuestra. Las comunidades indígenas, hoy campesinas en la sierra, eran prósperas hasta la llegada de los españoles que los conquistaron y embrutecieron con la coca en las minas, hasta convertirlos en poblaciones pobres.

La sociedad peruana es víctima ¿o cómplice? de ese acto de injusticia histórica que hoy prefiere no reconocer para evadirse de actuar. El hombre blanco vino a América y al Perú a saquear sus tesoros destruyendo una civilización en el proceso. Este país era de ellos antes que de nosotros. La invasión española con todas sus secuelas, hasta la inmigración de muchos de nosotros, despojó a una raza entera de sus territorios y de su forma de vida.
Somos una república heredera de los vicios y abusos de la Conquista y del Virreynato. Somos una República que no tiene ciudadanos. Somos miembros de una sociedad que ha vivido casi doscientos años marginando a los legítimos propietarios de esta Nación, sin querer reconocer sus obligaciones para con aquellos quienes fueron despojados de sus territorios y su forma de vida. Somos, de alguna manera, responsables del estado actual en el que viven.

Es más cómodo no hacer nada y ver en la televisión como se pelean pesqueros,  ambientalistas y ONGs, que al final de cuentas pelean solo por la propia industria, dándose cuenta o no. pelean No por el ciudadano ni por sus derechos. Esto es lo último en lo que piensan. Defienden intereses aparentemente divergentes, pero que al final convergen beneficiando a la industria pesquera. Lo que no es intrínsecamente malo, aunque deberían despojarse de tanta parafernalia y discurso innecesario, sobre todo porque la industria va a ganar siempre

El industrial pelea y defiende su derecho a convertir naturaleza en dinero y no tiene mayor interés que ese. Tampoco tiene mayores obligaciones que cuidar su dinero y su negocio. Que la anchoveta sea sostenible, en consecuencia, es una lógica necesidad de supervivencia del mismo.
Más anchoveta para exportar es la meta. Cuentan para su defensa con sus propios medios y las organizaciones satélites de las que dispone, articuladas o no, concientes o manipuladas, no importa. El Estado, con el argumento del crecimiento económico, siempre será un defensor de la industria, bajo cualquier disfraz o argumento. Los defensores del ambiente, del ecosistema o de lo que fuese, no cuentan con los mismos medios para defender, en una irónica situación, a una anchoveta que a la larga es para beneficio de la industria con la cual pelean por hacer sostenible el insumo principal de su negocio. Así que, al final sirven a los propósitos y fines de una industria que está bien lejos de servir a los intereses del país.

¿Qué le importa todo esto al peruano que no vive de la pesca ni responde a los intereses de la industria? Nada en realidad. Pero debería importarle en la medida que es el dueño de ese recurso natural, cuya explotación no le genera los dividendos que debería.

Se pesque más o menos anchoveta, se la convierte en harina o en conserva, e igual se va a los mercados internacionales con beneficios para una élite nacional que vive de la pesca.  ¿Qué ganamos entonces con toda esta grosera bronca por la anchoveta en la cual involucran a una ciudadanía que vive ajena a la pesca y al mar?

Si alguien cree que le va a ganar a la industria, está  equivocado. Es muy dudoso que el Estado se arriesgue a bajar más aún el índice de crecimiento del PBI. Si la pesca ayuda a que esa cifra crezca, pues esa es y será su prioridad. Por tanto y por algunas razones más, el Estado siempre será un defensor de la industria, bajo el argumento del PBI o del empleo o del impacto "social".  A veces se usa la palabra "cuota social de pesca". ¿Qué significa eso?  No importa porque actuar en beneficio de mucha gente siempre genera dividendos políticos, especialmente cuando esa gente puede hacer bulla, apoyada o no por gremios o instituciones, manipulada o actuando con convicción. El impacto es el mismo.
El problema es la otra cantidad de gente, también impactada de una u otra manera, que no hace bulla. O porque no le intersa, o porque somos sumisos, o por falta de apoyo institucional. Pero ¿no es acaso esa la forma de vida política de la ciudadanía nacional? Criticar y no hacer nada salvo por algún rédito ¿no es acaso una tradición en el país?

Persistir en ilusión de que una campaña mediática va a provocar que se priorice la agenda de temas ecosistémicos y ambientales sin ver el tema de fondo y sin acudir a la ciudadanía informando y educando, llamándola a la acción concreta, es  una pérdida de tiempo.  El objetivo final que dicen buscar es inalcanzable. El futuro le pertenece a quien tiene más dinero y más poder, como todo en la historia de la República. Y esa es la única razón que explica la gran cantidad de defensores a ultranza de la industria. Lo demás son dibujos animados, discursos más o menos interesantes.

¿Hasta cuándo? Hasta que despertemos y asumamos la responsabilidad de volvernos ciudadanos activos y no dejemos que nos usen como caja de resonancia, o espectadores cuando se trata de recursos naturales de los cuales somos los propietarios.
Estamos a escasos meses de un cambio de gobierno. Lo que debe hacernos reflexionar en la necesidad que existe de una participación ciudadana más activa.

Somos un hambriento nadando en un mar de proteínas abundantes que benefician a todos menos a nosotros.


Marcos Kisner

viernes, 30 de octubre de 2015

Editorial Revista Pesca noviembre 2015

Es incuestionable la necesidad de que exista un Ministerio exclusivamente dedicado a la pesquería como concepto, pero si no va acompañado de un cambio estructural integral, sería un gesto mas no una solución.

La actual organización del Ministerio no ha sido la más apropiada y ha creado más problemas e ineficiencia que los que antes tenía, por lo cual en el contexto de creación del Ministerio de Pesquería tiene que abordarse esta problemática.  La lentitud en los procesos de responsabilidad de la Secretaria General, por ejemplo, se explican en parte porque atiende a 2 Viceministerios, el de Industria y el de Pesca.  Ambos demandan abundante tarea administrativa y logística. Si solo atendiese a Pesca, las cosas mejorarían y los recursos directamente recaudados, como los derechos de pesca, se utilizarían solamente en el sector pesca y se compartirían con Industria como indebidamente se hace actualmente.

El cuarto objetivo de la política pesquera debiera ser LA EDUCACIÓN, debiendo ponerse especial énfasis en la educación e información para las poblaciones costeras y comunidades de pescadores a fin de que estas tomen conciencia de la realidad de la pesquería. De esta forma constituirán un defensa natural de su propio ecosistema y contra la desinformación proveniente de grupos o de medios que por desconocimiento o interés siempre pretenden anteponer intereses de parte sobre el interés colectivo. Los centros educativos del sector,  deben reorientar sus planes educativos a través del ex CEP Paita, venido a menos desde su fusión con el FONDEPES, hacia la educación en temas de sostenibilidad y de conservación del medio ambiente en las poblaciones costeras y llevando al pescador al siguiente nivel para que se convierta en microempresario que de valor agregado a sus productos y encuentre nuevos mercados. No puede continuar formando nuevos pescadores.

El quinto objetivo debiera ser: CREAR SEGURIDAD ALIMENTARIA CON CRECIENTE CONSUMO DE RECURSOS PESQUEROS ABUNDANTES, ESPECIALMENTE EN ZONAS DE EXTREMA POBREZA, para lo cual el Estado debe colocar las ventas de productos hidrobiológicos a los mercados externo e interno en el mismo nivel. La promoción de estas exportaciones vía Drawback y otros beneficios, devienen en una desleal competencia para con el mercado nacional que no tiene estímulos para invertir en el mismo. Se debe articular los esfuerzos de promoción del hábito de consumo a través de una estrategia de alcance nacional, desarrollando una una estrategia de comunicación de alto impacto. Se debe promover el desarrollo de una infraestructura de distribución y comercialización de productos hidrobiológicos para el mercado interno y mejorar las condiciones de  desembarque   adecuándolas a la norma sanitaria

Deberá implementarse igualdad de condiciones para la exportación y para la venta al mercado interno de todos los productos hidrobiológicos destinados al consumo humano directo. La decisión de exportar o alimentar a la población nacional deberá ser de la empresa privada pero en igualdad de condiciones e incentivos. Hoy se incentiva y privilegia a la exportación en desmedro de una población local con altos índices de desnutrición.

Marcos Kisner Bueno

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a NOVIEMBRE 2015.
La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.
Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.


Se puede leer en formato revista en el siguiente link
http://issuu.com/revistapesca/docs/revista_pesca_noviembre_2015

domingo, 18 de octubre de 2015

Esos ambientalistas....

Algunos industriales pesqueros, y algunas otras personas también, tratan despectiva y agresivamente a quienes están preocupados por el ambiente en relación a los impactos negativos que causa no solo la pesquería, sino otras actividades también.

Resulta interesante observar cómo algunas de esas personas que tienen eco en los medios de comunicación, no son combatidas sino más bien son apoyadas por quienes comparten los argumentos que enarbolan, como la defensa del crecimiento económico (a nivel del cifras del PBI) y del empleo. 

La necesidad de trabajo y de que el PBI crezca, han puesto al ambiente como factor secundario, lo que convierte a quienes defienden a la naturaleza en enemigos del desarrollo y del crecimiento.

La ironía es que todos compartimos la misma naturaleza, solo que algunos colocan el dinero por encima de la calidad de vida de los ciudadanos y de la conservación del ambiente. Como si viviesen en otro planeta o como si el deterioro ambiental no los fuera a alcanzar. Aunque, temporal y eventualmente podrían evadirse de esos impactos liquidando sus negocios, convirtiéndolos en efectivo y migrando a lugares menos impactados. Claro que en esa circunstancia poco o nada les importará lo que dejan destruido, el desempleo y el término “crecimiento económico”.

En ese momento quienes los apoyaron, confiaron y creyeron en ellos no tendrán ni empleo, ni dinero, ni calidad de vida. Ojalá quede todavía un ambiente dignamente habitable, con suficientes peces y agua que pueda ser recuperada.

Pero… ¿Quién asumirá el costo de la descontaminación y limpieza de las bahías? ¿Los habitantes de esas poblaciones costeras? ¿El Estado? Porque la industria no lo hará.

Los industriales pueden defenderse recurriendo a los medios de comunicación, lobistas, operadores políticos y sicosociales. Poseen los recursos técnicos y financieros para hacerlo. Generalmente triunfan. Copan las noticias propalando información y datos en su favor, influyen en la toma de decisiones, colocan y sacan personas en la administración.

Lo trágico es que el trabajador pesquero, en última instancia, defenderá a su empleador por encima de los intereses ambientales porque depende de él para recibir su salario. El ambiente, por tanto, se convierte en algo de menor importancia. No importa respirar aire contaminado mientras se reciba dinero. Dicen que ese mal olor que proviene de las fábricas es el olor del dinero. Por tanto son los jóvenes y los ciudadanos que no dependen de un salario derivado de la pesca los llamados a defender su derecho a un ambiente saludable.

El ciudadano común y corriente, el que no labora en la pesca pero vive en las poblaciones impactadas por la industria, es un ciudadano pasivo, no tiene quién defienda su derecho a una adecuada calidad de vida ambiental.

La única manera de que prevalezca es volviéndose ciudadano activo y creando incidencia política. Precisa de una organización cívica la cual poco a poco estará obligado a conformar si es que desea vivir dignamente en un ambiente libre de contaminación. Es su territorio, es su lugar, es su hogar. El industrial, por lo general, no vive en el lugar que contamina. Solo lo hacen sus empleados, quienes priorizan el dinero que reciben hoy en forma de salarios. ¿Mañana seguirán recibiéndolo? ¿Quién sabe?

No se trata de una confrontación con la industria ni de su erradicación, sino de que se apliquen y se cumplan estándares de calidad ambiental apropiados sin recurrir a la manipulación, ni a la evasión de obligaciones y responsabilidades a fin de reducir costos que solo benefician a la industria y no a la población. El costo de alcanzar adecuados estándares de calidad tiene que ser asumido por la industria que lucra con un recurso natural por el cual paga muy poco al propietario, tanto en derechos de pesca como en impuesto a la renta.

El caso minero tiene una connotación distinta, ya que el impacto contaminante que causa sí ha generado y sigue generando reacciones de la población afectada que sale a protestar en defensa a su derecho a una vida ambientalmente saludable. Extrañamente el caso pesquero genera poca o ninguna reacción de las poblaciones y nula atención de la prensa.

El Estado debe establecer Límites Máximos Permisibles y estándares de calidad adecuados y controlarlos apropiadamente. La Industria debe aplicarlos a sus PAMAS y convivir armoniosamente con el ambiente y los pobladores. Es así de simple, sin manipulaciones ni lobbys.

Como dijo el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si: “El ambiente es un interés en común, que pertenece a todos y con significado para todos”.

Marcos Kisner Bueno

 “Qué es el ambientalismo

Qué es el ambientalismo.  Es un movimiento social que se centra en la conservación y recuperación de los recursos naturales, es una campaña a favor del ambiente. También se conoce como conservacionismo, o Política Verde.

Representa movimientos en defensa del ambiente con mayor o menor relación con otras problemáticas sociales, económicas y políticas.

Un ambientalista es alguien que cree que el medio ambiente, por ser la fuente de recursos de la humanidad, debería tener su explotación de forma más planeada a fin de no agotar el planeta para las generaciones futuras.

Los ambientalistas parten de la Teoría de Evolución de Charles Darwin, que afirma que los seres humanos son animales como cualquier otros, frutos de la evolución de las especies.

Lentamente se está tomando conciencia de la ecología y la conservación de las especies, pero faltan muchísimos logros aún para crear leyes de protección; grupos ambientalistas como Amigos de la 

Tierra, Greenpeace entre otros son profundos activistas de la ecología y su defensa”

Fuente

“Ambientalismo es la promoción de la conservación y recuperación del mundo natural. También se conoce como conservacionismo, o Política Verde.

Un conservacionista es una persona que está preocupada por el deterioro del entorno(Medio Ambiente).

La usurpación de términos relativos a la ciencia ha causado confusión con respecto a lo que es científico en ambientalismo, lo que es acientífico, o de plano anticientífico. Veamos el significado real de los términos y de cómo deben aplicarse:

Las etiquetas, que son idénticas para dos clases de ambientalistas, no nos deben confundir: activistas o ambientalistas radicales y ambientalistas científicos son dos clases opuestas de conservacionistas, tanto en forma como en objetivos.

Hay una divergencia enorme entre el ambientalista radical y el ambientalista científico, principalmente por los estatutos sobre los que ambos grupos se basan. A menudo, los activistas no se fundamentan en la ciencia, sino que la mayoría de las veces están diametricalmente opuestos a la ciencia (Anticiencia).

Además, no debemos usar indistintamente el término "Ecología" y "ambientalismo". La ecología es la rama de la Biología que estudia las relaciones entre los seres vivos y su ambiente, mientras que "Ambientalismo" es una campaña a favor del ambiente.

La misma cosa ocurre con los términos "Ecólogo" y "ambientalista". Ecólogo es un profesionista, científico, dedicado al estudio de la Ecología, mientras que, ambientalista es una persona que se preocupa por el deterioro del Ambiente.

Permítame darle un ejemplo: Cuando una persona dice que "las emisiones de tal industria empeoran la ecología de nuestra ciudad", realmente está diciendo que "las emisiones de tal industria empeoran la ciencia que trata sobre las relaciones entre factores bióticos y abióticos", lo cual resulta en una aberración lingüística.

Por lo tanto, debemos tener cuidado con las etiquetas de los grupos ambientalistas y con la aplicación de los términos "Ecología", "Ecólogo", "ambientalismo" y "ambientalista"”.

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jueves, 15 de octubre de 2015

Opiniones sobre la segunda temporada de anchoveta 2015

Nota de Pesca: Un editorial responsable del diario de Chimbote y una nota del diario Gestión con una opinión interesante del congresista Fredy Sarmiento.

LA CRITICA SITUACION DE LA ANCHOVETA

Editorial del diario de Chimbote

Tal como ocurrió el año pasado, existe la posibilidad que el Ministerio de la Producción suspenda la segunda temporada de pesca de anchoveta en razón que el informe que ha evacuado el IMARPE no es favorable a una campaña de capturas porque existe el riesgo que se deprede el recurso.

Esta información se ha podido conocer el pasado fin de semana ante la advertencia de un informe remitido por el IMARPE dando cuenta de los resultados del crucero de investigación en relación a la biomasa existente en el mar peruano, el mismo que era esperado con impaciencia teniendo en cuenta que estamos en un año de advenimiento del fenómeno de El Niño.

Como es de dominio público, este fenómeno se caracteriza por el ingreso de corrientes de aguas calientes al mar territorial, de tal suerte que no solo genera emergencias derivadas de la intensidad de las lluvias que provocan los desbordes y daños en la agricultura y en las carreteras, sino que aleja el cardumen y afecta seriamente la actividad pesquera.

De allí que los resultados de este informe no han sido los más auspiciosos, por el contrario, encierran una seria incógnita respecto al futuro de la actividad pesquera en lo que resta del año, lo que colocaría a la pesca en el mismo nivel del año pasado cuando las autoridades del sector se vieron obligadas a suspender la segunda temporada.

El reciente informe de observación del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), concluye que el nivel de biomasa detectada es mucho menor a la esperada, por lo que resulta “insuficiente” para estimar una cuota de pesca de segunda temporada.

Este informe señala que la biomasa del stock de anchoveta a setiembre en la zona centro-norte es de 3.3 millones de toneladas, menor en 48% a la biomasa esperada de 6.4 millones. La biomasa observada “es una cifra comparable a la registrada durante el segundo semestre del año 2014”, cuando tampoco se abrió la segunda temporada de pesca, generando serias consecuencias en la actividad económica.

Aun cuando algunos segmentos de la actividad pesquera dudan de la dimensión de este informe, como los gremios de motoristas o de las nuevas embarcaciones, quienes demandan que se realice una pesca exploratoria de inmediato a efectos de verificar las cifras proporcionadas por el IMARPE, lo cierto es que este organismo científico es el que determina la población pelágica y las decisiones de la autoridad se adoptan de acuerdo a sus conclusiones.

Esto no es un capricho o la decisión de un ministro, así lo establece la ley, de tal suerte que si estas proyecciones no varían en cuanta nueva actividad exploratoria que se realice, lamentablemente el sector pesquero quedará nuevamente paralizado hasta el próximo mes de abril, cuando se retome el calendario biológico de la anchoveta.

Ello porque, infortunadamente, la presencia de un mayor porcentaje de especies en tamaño juvenil, no recomienda que se reinicien las actividad de captura porque ello solo equivaldría a una criminal depredación cuyos efectos se advertirán posteriormente, con el agravante que la cantidad de anchoveta que se ha establecido llega apenas a la mitrad de lo que se recomienda para la apertura de una temporada de pesca.

Si los empresarios y los pescadores no quieren pasar nuevas penurias en el futuro, no deben alentar una nueva campaña de capturas porque estarían matando a las especies que están en fase de reproducción, es evidente que la presencia de El Niño ha alterado el stock de la anchoveta y los periodos de desove de la especie, por lo que se depende mucho de los estimados y la observación que realizan los organismos científicos para retomar la actividad pesquera.

Inclusive, hay que estar preparados para lo venga más adelante porque existen algunos entendidos que consideran que estas alteraciones que se observan en el comportamiento del cardumen no tienen necesariamente que ver con la presencia del fenómeno de El Niño y el calentamiento de las aguas, y, en tal sentido recuerdan que el año pasado no hubo la presencia de este fenómeno e igualmente se alejaron los bancos de peces, se redujo la población pelágica y no hubo otra salida que suspender la temporada.

Estos entendidos en la actividad pesquera consideran que existen otras causas por las cuales la anchoveta está desapareciendo y comienza a desovar en estos meses del año, tanto así como han llegado a sentenciar que sin El Niño la situación no variaría y el PRODUCE también se vería obligado a suspender las faenas.

Sea lo que fuere, lo cierto es que esta incertidumbre ha generado serios desfases de la actividad económica de Chimbote, los operadores financieros han comenzado a tomar sus precauciones desde hace algunos meses, advierten que la economía comienza a desfallecer y por ello se restringen las posibilidades de crédito de quienes no pueden acreditar la suficiente capacidad de devolución.

Empero, en medio de esta batahola de vaticinios y lamentos, lo que no podemos dejar se recordar son las declaraciones públicas del ministro de economía, Alonso Segura, al iniciarse este año y anunciarse la apertura de la primera temporada de pesca, cuando advirtió que este sería el mejor año de la pesca después de muchas décadas.

Esto lo dijo a sabiendas que ya se había detectado la presencia del fenómeno de El Niño y que por ello se tomó la decisión de adelantar la primera temporada de faenas, lo que genera serias dudas respecto a un operador de la economía que tiene mucha información sobre los desvaríos de las principales actividades que mueven la economía del país y una de las cuales es la pesca.

¿Cómo es posible que el Ministro haya dicho eso a sabiendas de las dificultades que le esperaban a la pesca? ¿Lo engañaron? ¿Le entregaron cifras maquilladas? Es preocupante que un funcionario del más alto nivel y uno de los representantes del Poder Ejecutivo  se equivoque de esta manera, genere falsas expectativas en un importante sector de la actividad productiva del país y ahora quede muy mal ante ellos que hicieron planes diversos de financiamiento y endeudamiento partiendo de sus proféticas palabras que muchos creímos eran  las más entendidas. El panorama nos dice en este momento que la crítica situación de la pesca no es un cuento chino.

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Habrá nueva exploración de anchoveta para decidir si se abre o no la segunda temporada de pesca

Del Diario Gestión 

El ministerio de la Producción enviará nuevo crucero de investigación denominado “Operación Eureka” este 19 y 20 de octubre. Los resultados de la investigación estarían listos el 22 de octubre, tras lo cual el ministerio tomará la decisión.

Con la participación de 30 embarcaciones pesqueras, el 19 y 20 de este mes se realizará en el mar peruano la ‘Operación Eureka’ para evaluar si en el presente año habría una segunda temporada de pesca industrial de anchoveta en la zona centro-norte de la costa.

Así lo anunció el congresista Freddy Sarmiento (Fuerza Popular) ante la Comisión de Producción del parlamento, después de acudir como invitado a la sede del Ministerio de la Producción (Produce), donde el titular del sector, Piero Ghezzi, le confirmó esta decisión.

El parlamentario explicó que científicos de Imarpe, expertos de Produce y pescadores realizarán la exploración de biomasa existente para determinar si es suficiente para una segunda apertura de pesca del cardumen.

Cabe recordar que el último informe del Imarpe, tras un crucero terminado a fines de setiembre, reportó una biomasa de anchoveta menor a la esperada, por efectos del Fenómeno de El Niño.

Por ello el ministro de la Producción, Piero Ghezzi, indicó que se buscará de más información de la biomasa antes de decidir si habrá o no una segunda temporada de pesca.

Sarmiento Betancourt consideró que los informes de Imarpe no tienen credibilidad después de sus pronósticos sobre la cuota de pesca en los últimos tres años, que produjeron la suspensión de las segundas temporadas de pesca.

“El nivel de biomasa puede disminuir por efecto del fenómeno de ‘El Niño’, pero no en forma significativa, como para no estimar una segunda temporada, que implica trabajo y sostenimiento de más de dos millones de personas e insumos para la industria de harina de pescado”.

Finalmente, el congresista señaló que el 22 de octubre se emitirán los informes correspondientes a los resultados de la ‘Operación Eureka’, que serán la base para una toma de decisiones de Produce en torno a si se apertura o no la segunda temporada de pesca.

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domingo, 11 de octubre de 2015

LAS DECISIONES SOBRE LA ANCHOVETA Y OTRAS ESPECIES

La anchoveta, asi como otros recursos, generan polémica y controversia en cuanto a su regulación, que tienen que resolverse objetivamente.

El escenario ideal y más optimista es un informe técnico con recomendaciones  científicas irrebatibles que deberían surgir del alto nivel de eficiencia, exactitud y seriedad que inspira el ente científico. Por tanto, el primer problema a atender está relacionado con crear las condiciones que lleven al Instituto del Mar del Perú a generar confianza.

Cuando en 2011 la administración pretendió hacer una auditoría científica a la institución para validar sus procesos y reforzar su calidad como ente investigador, la industria y mucha gente salió a los medios a criticar la medida, argumentando que era una entidad de prestigio reconocida internacionalmente y que la auditoría era ofensiva, poniendo en riesgo la credibilidad de sus informes y recomendaciones. La oposición fue tenaz.

Pero como ahora la opinión del ente científico no es favorable a los intereses comerciales de la industria, se le cuestiona por todos lados y se exigen pescas exploratorias o cualquier otra acción que permita cambiar el resultado de la investigación a satisfacción de los interesados.

Es decir que, cuando la opinión científica favorece al negocio es válida; pero cuando no lo favorece, no lo es y se exige seguir investigando hasta que el resultado sea el que la industria quiere. Eso es una suerte de manipulación, para lo cual emplean eficientemente a los medios de comunicación y a algunas organizaciones. Estrategia ante la cual el Estado carece de capacidad de respuesta.

Con un ente científico poco creíble (como lo presentan en el actual caso de la anchoveta 2015), no se pueden tomar decisiones acertadas y oportunas. Es un poco la realidad y el mensaje que las reacciones del sector hacen llegar a la ciudadanía.

Hay que recuperar entonces al IMARPE a través de una nueva ley orgánica, para que se convierta en un organismo autónomo, dirigido por el mejor científico que pueda conseguirse, para que se reestructure y se le dote de los recursos económicos adecuados. Entonces, sus informes y recomendaciones deberían dejar de ser observados porque serían creíbles, serios, objetivos y estrictamente imparciales  por ser puramente científicos.  Perú, que es el país donde se desembarcan los volúmenes más grandes de pesca del planeta, merece un ente científico dirigido exclusivamente por científicos de talla internacional.

No sería, ni es su responsabilidad ni función, opinar desde el punto de vista laboral, social o económico. Esa es tarea de la administración de pesquería.

La institución nació bajo la administración y dirección de la Marina de Guerra. Lo que pudo haber sido apropiado en su momento. Hoy en día el  escenario ha cambiado y es tiempo de que se libere de la tutela de la Armada. No es válido ya que por ley, su presidente sea un vicealmirante en situación de retiro. Es hora de tecnificar la dirección de la entidad, dándole de total autonomía y libertad, sin dejar el menor espacio a la posibilidad de presiones,  manipulación o la corrupción.

Mantener a la Marina de Guerra del Perú al frente del Instituto no es técnicamente apropiado ni tampoco una garantía de independencia ni de eficiencia. La entidad requiere de una dirección estrictamente científica del más alto nivel internacional.

Con este primer paso, la autoridad de pesquería, de acuerdo a la normatividad vigente, que tiene la potestad y la obligación de regular las pesquerías, tendría un documento de trabajo incuestionable. Le quedaría entonces la tarea de evaluar las necesidades de la población laboral, de las empresas y de las biomasas de peces en cuanto a su sostenibilidad en beneficio de las generaciones futuras para finalmente contrastarla con las necesidades del país en el mediano y largo plazo.

Con una base científica incuestionable, el reto es diseñar mecanismos de información para la población pesquera y no pesquera, apropiados y eficientes para que estén debidamente informados de la situación de los recursos pesqueros. También es necesario desplegar adecuada capacidad de concertación con los gremios pesqueros, la industria y la ciudadanía.

Finalmente la decisión del Estado se toma en base a la recomendación científica y los intereses del sector; pero también los de la Nación. El Perú está comprometido, además, con los objetivos de desarrollo sostenible que han reemplazado a los objetivos del milenio y no puede perder de vista que asegurar la sostenibilidad de las pesquería es su deber y su función principal.

Pero esto es tarea del próximo gobierno, en el cual seguramente se recompondrá la estructura de poder y de influencias en el sector pesquero.

Para efectos de la segunda temporada de pesca de anchoveta del 2015, el Estado tiene una decisión que tomar y tendrá que asumir las responsabilidades de los efectos que sus decisiones puedan generar en el corto y en el mediano plazo.

Las autoridades y funcionarios de hoy, la mayor parte de los cuales con toda seguridad ya no estarán en sus cargos en el siguiente gobierno, tienen una gran responsabilidad por las decisiones que tomen, cuyos efectos serán evaluados por el próximo gobierno. La Nación entera los observa.

Como dice la fórmula de juramentación de los ministros “si así lo hicieren que Dios y la Patria os premie, y si no que él y la Patria os lo demanden”. El problema es que así hubiese delito, ni Dios ni la Patria formulan demandas. Por tanto quedará en manos de los funcionarios del próximo gobierno la evaluación de las decisiones tomadas en los pocos meses que le queda a la actual administración y las acciones que deriven de ella.

La FAO ha efectuado un reclamo por más investigación y apoyo económico para lograr una pesca sostenible en la cumbre mundial de Conxemar y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), bautizada como I Foro Internacional de Stakeholders [actores, agentes] de la Pesca que fue clausurada el 9 de octubre. La organización exige el apoyo de gobiernos, empresas e investigadores para conseguirla.

"Mirando al futuro, la buena gestión pesquera dependerá más de las personas que del pescado en sí mismo", señaló el subdirector general de Pesca y Acuicultura de la FAO, Árni Mathiesen.


Marcos Kisner Bueno