Se han
forjado mitos y leyendas en relación a la contribución de la pesca con el país,
en especial en cuanto al empleo que genera; pero también se han creado
silencios en cuanto a tributación se refiere.
Los
primeros abundan en los medios, disponen de varios operadores y nos inducen a
creer solo en las bondades que la pesca brinda al país a través de sus
exportaciones y el empleo. Tan fuerte es la repetitiva mención al número de
empleos, que se le puede tener por cierta, aunque es probable que no lo sea.
Los
segundos permanecen ocultos o innombrados y se refieren a los impuestos y a los
derechos de pesca que le proporcionan al Estado.
La
información que el país debiera conocer es cuánto dinero real aporta la pesquería
al Estado peruano para su inversión o gasto en beneficio de todos los peruanos.
Esto se genera únicamente en los derechos de pesca y el impuesto a la renta, que son
las dos fuentes de financiamiento del canon pesquero. El resto de
contribuciones de un sector de la industria pesquera en forma de contribuciones
laborales y los aportes de la industria de harina de pesca al Programa de
Vigilancia y Control no son aportaciones de las cuales el Estado pueda
disponer, sino que sirven a fines específicos y que favorecen a un sector de la
masa de trabajadores y a financiar los gastos de vigilancia y control.
El
principal argumento publicitario de la industria de harina de pescado,
básicamente, es su contribución con las exportaciones nacionales. Pero eso requiere
mayor análisis, al igual que el empleo que dicen que genera.
Sin
embargo, también existen hechos concretos y objetivos.
Los
siguientes links contribuyen a conocerlos:
https://revistapesca.blogspot.com/2024/09/datos-del-anuario-estadistico-pesquero.html
https://revistapesca.blogspot.com/2024/05/pescadores-empleo-estadisticas-y-el.html
https://revistapesca.blogspot.com/2024/03/los-numeros-en-el-sector-pesquero.html
https://revistapesca.blogspot.com/2023/11/peru-y-la-contribucion-de-la-pesqueria.html
La
problemática pesquera no se enfoca sobre los temas de fondo, sino básicamente
sobre temas coyunturales y cuestiones inmediatas o circunstanciales que, ante
la ausencia de una agenda de largo plazo, llevan a los interesados, básicamente
a los diferentes gremios existentes, a sostener reunión tras reunión con las
autoridades de turno. Estas, generalmente no aterrizan en ninguna norma o
acción concreta, sobre todo porque los funcionarios que las atienden duran tan
poco y conocen tan poco, que se van antes de haber iniciado algo.
La
autoridad de pesquería tiene su propia problemática interna y con las entidades
que le son adscritas, es decir sus Organismos Públicos.
Es
así como transcurre ministro tras ministro con la cantidad de funcionarios que
llevan desplazando a los anteriores y las cosas siguen igual o tal vez peor.
En
este contexto, analicemos algunos puntos:
LA PESCA INDUSTRIAL
La harina y aceite de pescado
Existen
110 plantas procesadoras de harina de pescado: 57 de alto contenido proteico,
15 de harina estándar, 30 de harina residual y 8 de harina residual
independiente, de acuerdo al último anuario de Produce. En total 110 plantas.
Por
el lado de flota, en la web de PRODUCE se aprecia la existencia de 1544
embarcaciones de cerco destinadas al CHI. Pero no significa que todas ellas han
sido nominadas para pesca en la primera y segunda temporada de 2024.
Voceros
de la industria dicen que esta parte de la industria genera 250 mil empleos. Dicen
también que cuenta con 18,000 tripulantes y 3,500 Mypes, según se puede leer en
el siguiente link:
https://www.pressreader.com/peru/diario-el-comercio/20241103/281908778652090
Asumamos
que todos ellos forman parte de esos 250 mil. Supongamos, por otro lado, que
cada Mype emplea a 10 personas, lo que daría 35,000 trabajadores. Supongamos
que hubiese 30 trabajadores por planta, serían en total 3,300 trabajadores ya
que son 110 plantas. Más los 18 mil tripulantes serían 56,300 trabajadores. En este número hay mano de obra directa e
indirecta, ya que se presume que las Mypes son las que proporcionan esos
servicios.
Una
gran cantidad de gente para atender a una flota de aproximadamente 1,544
embarcaciones y 110 plantas. ¿Será cierto?
Por otro lado, una
versión periodística, que puede leerse en el link a final de este comentario, dice
que la industria de la anchoveta genera 750,000 puestos de trabajo.
Tenemos entonces una versión
de 750 mil y otra de 250 mil empleos. Estas incongruencias confirman que
estamos frente a una campaña de creación de imagen en base a datos inexactos.
Como es habitual, no
menciona la fuente de este número de empleos, como tampoco la contribución vía
derechos de pesca e impuestos.
https://www.pressreader.com/peru/prensa-regional/20241122/281797109541969
En
total tendríamos una cifra de empleos que, por un lado no provienen de una
fuente oficial y por otro no cuadran con algunos números que entidades ajenas
al sector mencionan, como se indica más adelante.
De
acuerdo a la información que ADEX muestra en los siguiente links, los números
de empleo en el Perú y particularmente en el sector pesquero de harina y
aceite, no cuadran:
La
nota de prensa sobre el empleo generado por las exportaciones en septiembre de
2024, puede verse el reporte aquí: https://bit.ly/4hGMsFI
https://www.cien.adexperu.org.pe/wp-content/uploads/2024/11/CIEN_RIEP_Set2024.pdf
Si
los puestos de trabajo del sector tradicional son 1 millón 249 mil, ¿puede el
sector pesquero que procesa anchoveta para harina ser de 250 mil o más?
Resulta
extraño, o curioso por lo menos, que el sector pesca de consumo humano indirecto
se atribuya una cifra de 250 mil empleos. ¿Cómo así sería esto?
¿Dónde
laboran y en qué áreas, los 250 mil trabajadores?
¿Es
verdadera esta cifra o solo es un número lanzado al aire como parte de la
campaña de inducción y concientización sobre las bondades del negocio?
Cifras
más precisas se mencionan en el siguiente link:
https://revistapesca.blogspot.com/2024/11/derechos-de-pesca-exportaciones-y.html
Lo que los operadores de la industria y el
Ejecutivo omiten mencionar, es cuánto se recaudará por impuesto a la renta de
tercera categoría e IGV, cifras que la SUNAT podría estimar, al igual que el
monto exacto de devolución del IGV por el efecto de las exportaciones.
El cálculo podría ser complicado en la medida que
el año fiscal calendario no es paralelo al de pesca, ya que parte de la segunda
temporada cada año se produce en el mes de enero del año siguiente. Pero es
parte de hechos reales que la ciudadanía merece conocer.
De la cifra de derechos de pesca, el 50% queda a
disposición de PRODUCE. El empleo de este dinero nunca se informa al público en
forma precisa, por parte del Ministerio de la Producción.
El otro 50%, es ingreso para el canon pesquero. La
otra mitad del canon pesquero proviene del impuesto a la renta de tercera
categoría de las empresas del sector, cifra que solo la SUNAT conoce y debería
informar.
Tampoco nadie informa en que se ha invertido el
canon pesquero por parte de los gobiernos locales y regionales.
La
contribución efectiva de la extracción de anchoveta para la elaboración de
harina de pescado al Estado, o sea el ingreso real del país solo proviene de
los derechos de pesca y del impuesto a la renta. Ni siquiera del IGV puesto que
al exportar, se le devuelve al exportador. La cifra de exportaciones no es
ingreso del país, sino de los exportadores. De esa cifra solo el impuesto a la
renta y los derechos de pesca son del país.
En
consecuencia, si la información se centra tan solo en las ventas,
principalmente la exportación, y no se acompaña con la contribución al Estado,
se aprecia una data incompleta que induce a apreciaciones incompletas sobre las
bondades del negocio.
La industria congeladora, conservera y de
curados
Esta
industria contribuye con impuesto a la renta; pero no con IGV, puesto que
cuando exporta se le devuelve. Pero no con derechos de pesca, salvo aquellas
empresas que poseen flota destinada a capturar especies que son sujetos de
derechos de pesca como el jurel y la merluza.
Contribuye
en parte a alimentar al mercado nacional pero en su mayor parte a las
exportaciones.
Aquellos
industriales que también son armadores pagan sus derechos de pesca cuando
corresponde; pero la flota artesanal que los abastece no lo hacen, porque de
acuerdo a ley no son sujetos de pago de derechos de pesca.
Cabe
destacar que la pota, que es el principal producto de procesamiento y
exportación, solo es capturado por la flota artesanal, por lo cual no
contribuye con derechos de pesca.
Esto
muestra una injusta situación en la medida que la anchoveta, que genera
importantes exportaciones sí paga derechos de pesca, mientras que la pota, que
es el principal recursos de exportación del CHD no lo hace.
LA PESCA ARTESANAL
Cabe
diferenciar entre el pescador embarcado, que es el tripulante de una
embarcación, el pescador no embarcado y el armador.
Esta
flota es, en su mayor parte, tributariamente informal. Acceder a un permiso de
pesca, proceso que viene siendo complicado desde hace bastante tiempo, no la
hace sujeto tributario. Por tanto, además de que la ley los exonera de derechos
de pesca, no pagarían ningún otro tipo de impuesto en la medida que la
embarcación no es una empresa que posea RUC.
En
ningún caso al pescador embarcado le correspondería el pago de derechos de
pesca o renta. Eso le compete al armador, al dueño de la embarcación.
El
pescador o tripulante, es solamente su empleado y por tanto debería ser puesto
en planilla para gozar de los beneficios de la salud y seguridad social, así
como de pensión. Pero no lo es y frecuentemente le reclama este beneficio al
Estado, cuando es a su empleador, es decir al armador, a quien le corresponde
la obligación. Además este último, si tuviese RUC, podría cumplir con los
derechos laborales de sus empleados, y sus obligaciones tributarias con el Estado.
Pero
esto no ocurre así. Además no se menciona, no se comenta, no se dice y resulta
en consecuencia que existe una masa laboral de pescadores sin derechos, que no
direccionan debidamente sus reclamos.
Por
otro lado están los pescadores no embarcados, que por su condición de
independientes merecerían un trato especial por parte del Estado que les
permite acceder a beneficios sociales.
Pero
sin embargo, la flota artesanal dispone de desembarcaderos pesqueros
construidos por el Estado sin aporte alguno de los armadores ni de nadie, sino
con los impuestos de todos los peruanos. También dispone de créditos blandos
otorgados por una entidad estatal.
Esta
flota contribuye con la alimentación nacional y con la industria procesadora;
pero no con el Estado en forma de derechos de pesca ni impuestos. Tampoco paga
IGV cuando comercializa sus productos en estado fresco.
LA REALIDAD IMPONE SU PROPIO PAISAJE
Esta
es la realidad de la contribución de la pesca con el Estado peruano. Escasa o
nula contribución tributaria, cifras de empleo que no se pueden demostrar con
fuentes oficiales y un desorden normativo que clama a gritos por una reforma
integral de la pesca en el Perú.
Grandes
campañas de publicidad sobre las cifras de empleo que no se demuestran nunca;
gran cantidad de reuniones de funcionarios con dirigentes que, rara vez
aterrizan en acciones y/o normas concretas; bastante publicidad para una
industria que exporta casi todo lo que produce y finalmente constantes reclamos
de los pescadores que, o no son atendidos o carecen de fuerza debido a la
atomización de sus gremios. Son alrededor de 1,800 gremios de pescadores, lo
cual les resta fuerza en cualquier actividad que realicen. Otra cosa sería si
esos gremios estuviesen representados por dos o tres.
La
ley general de pesca está desfasada, tiene demasiadas modificaciones y parches,
siendo el principal origen de los problemas. Una nueva ley, moderna, que
integre toda la normativa actual, contribuiría en gran medida a poner orden en
el sector.