La debida gestión pesquera

El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas. Paul Greenberg

REVISTA PESCA

La Revista Pesca es un medio de información alternativo que presenta artículos, opiniones y noticias referidas a la pesca en el Perú y el mundo, con énfasis en la política pesquera, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la seguridad alimentaria. En este blog se publican notas de importancia, así como novedades del sector pesquero.

En 2023 cumplimos 64 años de publicación en el Perú.

Las ediciones a partir del 2010 se publican en formato digital (PDF) en la siguiente página web: http://www.issuu.com/revistapesca/docs


Merecemos una gestión de la pesca con visión de país y compromiso con el ciudadano.

Los peces del Perú, primero para los peruanos


sábado, 13 de abril de 2013

COMPRENDER LA PESQUERIA INTEGRALMENTE ES UNA NECESIDAD


La industria pesquera ha existido, existe y seguirá existiendo. Lo importante es continúe existiendo debidamente regulada; pero por sobre todo pagando un precio justo por la extracción de recursos naturales que son de todos los peruanos y con contaminación cero. Al mar solo debe arrojarse agua limpia y nada de basura. Esos son los temas sobre los cuales hasta ahora nadie se pronuncia.

La sobrepesca no constituye el único problema. La contaminación del entorno marino, además de la destrucción del hábitat originado por malas prácticas de extracción, son factores de creciente incidencia en términos de deterioro de la producción marina.

La industria pesquera atribuye a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable. Han elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos. El  elogio constante a la producción y exportación de harina de pescado solamente toca la parte positiva del negocio y omite el análisis integral. En este sentido se le presta, injustamente, màs atención a la minería. A éste se le deben agregar las cifras exportadas, las de los impuestos recaudados, los derechos de extracción cobrados y el empleo de dichos fondos. Una pesquería sostenible solamente será posible cuando el país alcance el adecuado nivel de madurez cívica que le permita entender y aceptar que se requiere colocar el interés nacional por encima de los intereses de parte. El interés nacional requiere que se desechen los intereses económicos grupales y se privilegie la alimentación de la población nacional por encima de todo. Ello impone tener pesquerías sustentables, una adecuada preservación de los recursos pesqueros, del ecosistema  y del medio ambiente, de tal forma que se garanticen alimentos baratos para toda la población del país en forma prioritaria.

En la actual confrontación, la sociedad civil puede resultar beneficiada en la medida que, por primera vez, escucha en la televisión y en la prensa escrita la existencia de un problema pesquero, sobre el cual no sabía mayormente nada. Esto debería y podría llevarla a informarse mejor de aspectos sobre los cuales jamás antes se había interesado. Ello permitiría fijar posiciones con mayor información sobre los temas de fondo, que no se han tocado aún: cuál es la real participación de la industria en la recaudación tributaria, cuánto se paga por de derechos de pesca, quienes pagan y quienes no pagan, cuanto empleo genera, magnitud de la contaminación que producen las plantas, la flota y los desembarcaderos, cuál es la real atención al mercado nacional y cual es su  contribución con la seguridad alimentaria peruana.

El tema no es apoyar una posición u otra, sino defender los intereses de cada poblador del país. La mejor actitud debiera ser la de investigar e interesarse más sobre el asunto pesquero ya que se trata de recursos naturales de los cuales la Nación es la propietaria, por lo que resulta grosero que una pequeña fracción de la población presente reclamos y exigencias públicas sobre recursos que no son suyos y sobre los cuales la ley y la Constitución otorga su administración y manejo al Estado.

Las preguntas que debe hacerse el público son:

¿Cuánto gana cada ciudadano peruano por la extracción de sus recursos pesqueros? Bien sea por medio del canon pesquero y/o impuesto a la renta?
¿Cuánto pescado y mariscos se destinan a la comercialización dentro del país para alimentar a los peruanos en relación a lo que se exporta para alimentar a otras poblaciones fuera del país?
¿Cuánto daño viene haciendo la industria y la flota pesquera al medio ambiente, quién y cómo  va a corregir y reparar el mismo?

El tema de fondo es que el pueblo peruano, la sociedad civil fije su posición en la participación del negocio pesquero. La Sociedad Civil, el pueblo peruano, no puede permanecer indolente ni pasivo en esta confrontación. Como la misma no genera un referéndum ni una votación, tiene que organizarse para defender sus recursos pesqueros. No para defender a la industria ni necesariamente al Estado, si es que actuase indebidamente, sino para proteger sus recursos naturales y hacer sentir su voz y presencia a través de instituciones libres de influencias y de manipulación.

·           Los derechos de pesca vigentes son bajos.
·           El impuesto a la renta también es bajo, y hasta desaparece cuando se le contrasta con los impuestos que el Estado devuelve al sector. Tema complejo que se subsanaría aplicando regalías a la extracción, es decir poner un precio a los peces, que hasta hoy no lo tienen. Las cifras indican que lo que la industria paga por derechos de pesca y de impuesto a la renta son pobres en relación con el deterioro que causan en el medio ambiente y no valorizan los peces y mariscos. Resuelta, en términos prácticos que todo lo que se pesca tiene costo cero. La materia prima les sale gratis, porque lo que se gasta en pescarlo no es coto de la misma sino operativo. Los beneficios económicos del sector pesquero marítimo alcanzan a una fracción mínima de la población costera involucrada. Los volúmenes de recursos pesqueros naturales no aumentan a la par que crece la población vinculada a la extracción. Los recursos pesqueros no aumentan en función a la demanda.
·           La contaminación y reparación del daño causado al ambiente hasta el momento no están resueltos. Los límites Máximos Permisibles (LMPs) para la descarga de efluentes asignados a la industria reductora han sido generosos y los plazos de adecuación a sus PAMAs (Programas de adecuación y manejo ambiental) también. La industria de consumo humano directo no tiene hasta ahora LMPS que permitan controlar y eventualmente sancionar el exceso de contaminantes vertidos al mar. Toda la flota pesquera no tiene el control debido de sus descargas de aguas sucias y residuos oleosos porque no se aplica la normativa del Marpol.
            Convertir a la industria en un justo aportante, que pague lo debido por la extracción de recursos naturales y que esos fondos contribuyan a mejorar el propio sector y la vida de las poblaciones costeras, es un imperativo que debe incorporarse en la agenda política y que la industria continúe su desarrollo y crecimiento.

            Por tanto, la sociedad civil debiera organizarse para exigir de la pesca lo mismo que exigió y exige de la minería: Contaminación cero y regalías. Ambos son recursos naturales; pero solamente la minería ha tenido atención por parte de los medios de comunicación y la sociedad civil. Debe incorporarse a la pesquería.

Marcos Kisner Bueno