En 2013 la problemática
pesquera tuvo una inusual difusión en los medios de comunicación. Hasta hoy la
pesca fue mantenida en el anonimato para que la población no pesquera, siga
aceptando el mito de que es un éxito para el país que exportemos mucha harina
de pescado y muchos productos hidrobiológicos. La difusión se debió,
fundamentalmente a:
1. Los
enfrentamientos derivados de una confrontación entre la industria y la
Autoridad de Pesquería por el DS 005, en la cual la industria salió ganadora.
La norma fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema. Los
opositores consiguieron imponer su
agenda y la posición de la Ministra queda comprometida. Lo positivo fue la
difusión de la problemática pesquera, que siempre mantuvo perfil bajo.
2. La
denuncia de la matanza de delfines que dio la vuelta al mundo.
3. Algunos
reportajes televisivos y periodísticos aislados, pero impactantes, pese a que
algunos fueron censurados.
Existe cierto nivel difusión de la actividad pesquera, conferencias,
talleres, hay propuestas de diversas entidades y foros con mucha discusión.
Pero generalmente queda en el nivel académico o mediático y luego se archiva y
olvida.
Participan actores del propio sector, sea artesanal o
industrial, los cuales tienen en común la defensa de sus propios intereses.
Pero la ciudadanía no pesquera no tiene participación ni opinión. Está fuera
del debate o de la negociación, por lo cual siempre resulta perjudicada en
cuanto a una participación justa en la renta económica y en el aspecto
ambiental. La pesca no tiene una agenda permanente en los medios. Solo se
coloca cuando hay escándalo, denuncia, o presión de intereses que buscan
legitimar sus demandas impactando a la población a través de los medios.
Hubo voluntad y decisión política para aplicar reformas
al inicio del actual gobierno, pero la falta de continuidad de los
funcionarios, la falta de experiencia y el temor a la reacción, detuvieron el
proceso. La voluntad sola es insuficiente para enfrentar la magnitud del cambio
necesario.
La oportunidad se perdió.
Mientras tanto los ciudadanos observan, en silencio, cómo los recursos pesqueros, de los cuales
son propietarios, siguen siendo tratados como botín de minorías indiferentes a
los intereses de las mayorías.
La naturaleza de la industria es y será defender sus
intereses, procurando la maximización de su renta económica. No está en su
agenda ni en su función la defensa de los intereses nacionales. Eso le
corresponde al Estado, que por lo que se ha visto en el 2013, ya perdió su
oportunidad de hacerlo durante el presente gobierno.
A los ciudadanos peruanos no involucrados directamente en
la pesca, no les queda más opción que organizarse para plantear su agenda,
conseguir un espacio en la toma de decisiones e imponer el respeto a sus
derechos de inclusión y participación en la pesca.
La inacción ciudadana permite a la industria avanzar en
el establecimiento de alianzas que protejan sus intereses. El empleo de medios
y formación de alianzas a través de operadores eficaces, es exitoso en la
industria, a diferencia del Estado que muestra deficiencias en ese sentido.
La Revista Pesca les desea una feliz Navidad y que el año que viene
sea mejor que el que está por terminar en materia pesquera, si es que aún es posible.
Marcos Kisner Bueno
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