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lunes, 31 de julio de 2017

Revista Pesca agosto 2017: Editorial

El 10 de febrero de 2017, el Poder Ejecutivo y los gobiernos regionales suscribieron  el Pacto Nacional contra la anemia y la desnutrición crónica infantil. En el Pacto, el Gobierno central se fija la meta de reducir los indicadores de anemia y desnutrición crónica infantil que son altos en varias regiones. Por ejemplo, en el caso de la anemia infantil, que registra una tasa de 43.5 por ciento la meta es reducirla a 19 por ciento al finalizar la actual gestión. En este contexto el MINSA y el MIDIS tienen planes para actuar con miras a la consecución de estos objetivos.

En el caso del MIDIS, el “Plan Sectorial para contribuir con la reducción de la Desnutrición Crónica Infantil y la Anemia en niñas y niños menores de 36 meses, 2017-2021” fue aprobado con la  RESOLUCIÓN MINISTERIAL N° 112-2017-MIDIS.
En el caso de Salud, la RM 249-2017-MINSA, del Ministerio de Salud, aprueba el Documento Técnico Plan Nacional para la Reducción y Control de la anemia materno infantil y la desnutrición crónica infantil en el Perú 2017-2021.

La importancia del asunto amerita que las entidades con posibilidades de contribuir con estos planes se integren y se articulen estrategias conjuntas de corto, mediano y largo plazo. En este escenario, el empleo de la anchoveta y la pota se presentan como alimentos que pueden ser utilizados para alcanzar estos objetivos, si es que se reformulan algunos programas  o se crean nuevos que permitan contribuir con la alimentación nacional.

El mercado no puede resolver el problema. Hay una imposibilidad para acceder a los alimentos por parte de amplios sectores de la población que no pueden pagar los precios actuales y que no son objetivo de ventas tampoco. El empresario privado optará siempre por vender sus productos con mayor valor agregado al mejor precio y al mejor postor, con legítimo criterio comercial. En esa lógica de pensamiento siempre encontrará en la exportación un mercado dispuesto a pagar caro por alimentos o materia prima para producir alimentos gourmet que satisfagan no necesariamente el hambre sino exigencias gastronómicas. La consecuencia es que el ciudadano pobre que requiere proteína barata y no gourmet, tenderá a ser excluido de esa lógica de mercado.

De allí la necesidad de que el Estado preste atención al mercado nacional a través de programas sociales, en aquellos lugares que sean debidamente identificados por el Sistema Nacional de Focalización de Hogares. Las ventanas de oportunidades que se abren para la creación de microempresas y de puestos de trabajo, que pueden ser apoyadas con programas de innovación, son abundantes y contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria nacional. Sobre todo, dadas las expectativas de recuperación y crecimiento que se anuncian para el sector pesquero en 2017, que vendrían a compensar los últimos años no tan buenos que ha tenido el sector debido a múltiples circunstancias.

La bonanza debe trasladarse a la población nacional, sobre todo a la más necesitada.

No podemos seguir teniendo niños hambrientos nadando en un mar de proteína abundante.

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Proporciona información, ideas y opiniones obtenidas de fuentes diversas, que tienen por objeto exponer la problemática de la pesca en el Perú y el mundo.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a AGOSTO 2017 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

En formato revista en el siguiente link:


jueves, 27 de julio de 2017

NUEVO PLAN ESTRATEGICO PARA EL SECTOR PRODUCCION

El 27 de de Julio de 2017, se publicó la Resolución Ministerial N° 354-2017-PRODUCE que dispone:

Artículo 1.- Aprobar el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) 2017 – 2021 del Sector Producción, que en Anexo forma parte integrante de la presente Resolución Ministerial.
Artículo 2.- Derogar la Resolución Ministerial Nº 435- 2015-PRODUCE, que aprobó el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) 2016 - 2021 del Sector Producción.
Artículo 3.- Disponer que el Ministerio de la Producción y sus organismos públicos adscritos efectúen la elaboración y/o adecuación de sus respectivos Planes Estratégicos Institucionales y Planes Operativos Institucionales al Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) 2017 – 2021 del Sector Producción, aprobado por el artículo 1 de la presente Resolución Ministerial.

Medida que era necesaria  y que la Revista Pesca comentó en varias editoriales y notas durante los últimos meses.

Es de esperar que sea lo que el sector pesquero necesita, pero al día de hoy 27, solo se ha publicado la Resolución mencionada, mas no así  el PESEM que es un anexo. Como quiera que los días que vienen son feriados, no se podrá analizar el documento hasta la semana entrante, el lunes 31.

Hay que notar sin embargo, que aunque el nuevo documento sea apropiado, no es lo mejor para el sector cambiar de planes muy frecuentemente porque genera inestabilidad e incertidumbre.

El PESEM anterior fue inadecuado para el sector y aprobado casi a la salida del gobierno anterior, o sea relativamente hace poco. Estuvo alineado con el Plan Nacional de Diversificación Productiva, que al tenor de lo declarado hace poco por el Ministro de la Producción, “la diversificación productiva se ha convertido en un mantra, no en una realidad”.

Esto evidencia la inexistencia de políticas de largo plazo, lo que a su vez genera la ausencia de una visión de largo plazo con objetivos estratégicos e indicadores claros y que no sean cambiantes con cada nueva administración. No sabemos hacia donde se dirige la pesquería peruana en los próximos diez o quince años.

Lo curioso es que el 19 de julio de 2017, o sea 8 días antes de publicar el nuevo PESEM, la RM 338-2017-PRODUCE, aprueba la reformulación del POI (Plan Operativo Institucional) 2017.

Si el POI se elabora en base al PESEM, ¿tendrá que modificarse nuevamente el POI a pocos días de haberse reformulado? ¿O ha sido hecho conociendo el nuevo PESEM pese a que aún no había sido aprobado?

La pesquería peruana necesita de una visión de largo plazo, con políticas claras que le permitan a los agentes productivos diseñar sus planes con tranquilidad y confianza, para poder aportar al desarrollo sectorial sin sobresaltos cada vez que cambia la administración.

Marcos Kisner Bueno

Presidente de la Revista Pesca

lunes, 10 de julio de 2017

¿A dónde va la pesca en el Perú?

La pesquería está conceptuada como factor de crecimiento del PBI vía exportación, negándonos a aceptar que primero debe ser fuente de alimentación nacional. Se requiere privilegiar la alimentación de la población nacional por encima de todo. Se necesita colocar el interés nacional por encima de los intereses de parte. Lo que no significa que exportar sea malo o indebido, sino que el mercado nacional merece igualdad de condiciones, ya que a la fecha está en desventaja con el mercado externo que, en el caso de los productos de consumo humano directo, recibe subsidios e incentivos mientras que el peruano no tiene ningún estímulo.
Existe preocupación por los problemas asociados a la sostenibilidad, al incremento de las capturas en relación a las capacidades de renovación y sostenimiento de los recursos, al impacto sobre el ecosistema, a la alimentación nacional y a los costos medioambientales vinculados con una explotación que puede volverse más intensiva.

Ello requiere de una adecuada preservación de los recursos pesqueros, del ecosistema  y del ambiente, de tal forma que se garanticen alimentos para toda la población del país en forma prioritaria. De allí la necesidad de establecer, por parte del Estado, la  regulación y más aún, su participación concreta como actor económico en un área en la que se trabaja con activos cuya propiedad es de todos los ciudadanos del país.
El índice de desnutrición de nuestro país nos obliga a utilizar los recursos hidrobiológicos para que nos proporcionen alimentos. Estos recursos, además de representar un insumo importante para la alimentación, que reduzca la desnutrición y la anemia infantil, constituyen una reserva estratégica que en el mediano plazo pueden colocar al Perú en una posición ventajosa en términos de abastecedor mundial de alimentos.
Se ha aceptado como definición de desarrollo sostenible aquel progreso que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Por tanto, tiene que haber límites al crecimiento debido al agotamiento de recursos hidrobiológicos, lo que se evidencia en especial en los capturados por la pesca artesanal, que cada vez tiene mayores dificultades en encontrar cardúmenes que antes se hallaban más fácilmente a su alcance y que cada vez se aprecian en menores tallas y volúmenes. 

En la actividad extractiva, medio en el cual nadie puede controlar efectivamente el cumplimiento de las normas, la mejor garantía de su cumplimiento es que los actores del sector asuman conciencia de que detrás de la regulación hay una necesidad. En consecuencia, la educación y el cambio o introducción de un modelo educativo para el sector se torna cada vez más un imperativo y una urgencia.
La educación para el sector pesquero debe ir más allá del mero entrenamiento técnico para los pescadores y tripulaciones. Debe ampliar su radio de acción a todos los trabajadores de la industria pesquera en tierra, a todas las comunidades de pescadores marítimos y continentales y difundir información a las poblaciones costeras y aledañas a ríos y lagos. Debe trascender lo tradicional y educar en temas de protección al ambiente y a las poblaciones ícticas, debe incursionar en temas que tengan por objeto crear conciencia sobre la necesidad y responsabilidad compartida de proteger los ecosistemas y el futuro de los peces como elemento clave para garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria, base de un educación imprescindible para alcanzar un alto nivel de desarrollo. Debe estimular la creación de micro empresas formales que abastezcan al mercado nacional.
Si aspiramos a la soberanía y seguridad alimentarias se necesita una pesquería que produzca, en primer lugar, alimentos variados, sanos y accesibles para la población peruana y, en segundo lugar, para las oportunidades del mercado exterior.

La defensa del bien común impone el diseño de políticas públicas que protejan los recursos pesqueros para las generaciones futuras y que le den a la sociedad una adecuada participación. El marco normativo debe imponer reglas y normas regulatorias que hagan posible el usufructo racional de los recursos, no sólo en términos de su agotamiento y contaminación, sino de una participación justa de la renta que generan los recursos en toda la cadena de producción para beneficio del país en investigación, control y proyectos sociales alimentarios.

La protección de nuestros recursos solo pueden materializarse a partir de la existencia de un poder político que establezca planes de largo plazo y optimice el funcionamiento del aparato estatal.

Las decisiones políticas, en un sistema democrático, se sustentan en el derecho que concede el pueblo con su voto, a las autoridades elegidas para administrar el país. El poder político real de todo Estado, es la resultante de la aplicación de políticas de Estado que son ejecutadas por la administración de turno.

Existen iniciativas privadas para el desarrollo pesquero, pero que no dejan de ser aisladas y con objetivos empresariales, como corresponde. Es la naturaleza legítima de la empresa privada.

Lo que no se ve es un diseño del Estado para la actividad pesquera que marque los objetivos estratégicos para el futuro de la pesquería en el Perú, visualizando no solamente la sostenibilidad de los recursos, sino el bienestar de las mayorías nacionales. No existe, en forma visible por lo menos, una definición de la visión de la pesquería en el largo plazo. Más allá de lo que manda la Ley General de Pesca, ya obsoleta por cierto, no hay nada de planeamiento a futuro. Si analizamos el Plan Estratégico Sectorial Multianual vigente, podremos comprender mejor como a la pesca y acuicultura no se les da el tratamiento que corresponde.

Más allá de las acciones de gestión propiamente dicha, de los fundamentos en los cuales debiera basarse y de la situación económica que impone acciones puntuales marcadas por la coyuntura del momento, ¿Hacia donde se dirige la pesquería peruana? ¿Cuál es la agenda del gobierno? ¿Cada administración impondrá su propia agenda a falta de una Política de Estado? ¿Es eso lo mejor para el Perú? ¿Qué es lo que queremos para nuestra pesca en el futuro?
No existen objetivos estratégicos a alcanzar, ni políticas para lograrlo, como tampoco indicadores para evaluarlos en el corto, mediano y largo plazo.


Marcos Kisner Bueno
Presidente de la Revista Pesca