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miércoles, 28 de marzo de 2012

FAO, SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA ANCHOVETA PERUANA

La participación de la viceministra de Pesquería, Dra. Patricia Majluf, en la 32ª. Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, que se viene desarrollando en Buenos Aires, tiene por objeto introducir en la agenda latinoamericana la conveniente utilidad de incorporar al debate la necesaria presencia de los productos pesqueros en el contexto de la seguridad alimentaria mundial.


No obstante el destacado rol que ya cumple el Sector Pesquero, todavía existe un significativo   potencial a desarrollar, que puede generar aún más beneficios si se vincula la pesca y la agricultura con los mercados locales y programas de apoyo social.


Erradicar el hambre requiere un ineludible esfuerzo conjunto a nivel nacional e internacional y la FAO está atenta para contribuir al logro de dicho objetivo, para lo cual el Perú dispone de un enorme potencial si se incorpora la anchoveta a la oferta mundial de alimentos. La creación de un mercado nuevo para este recurso no solamente contribuye a la alimentación nacional y mundial, sino que  estimula la generación de empleo en el Perú. De ahí la relevancia participativa de nuestra  Viceministra de Pesquería.

En concepto de FAO, “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.”

De acuerdo con este alcance interpretativo, la seguridad alimentaria implica el cumplimiento de  condiciones tales como una oferta y disponibilidad de alimentos adecuados; la estabilidad de la oferta sin fluctuaciones ni escasez en función de la estación del año; el acceso a alimentos o la capacidad para adquirirlos y, por último, la buena calidad e inocuidad de los alimentos.

Tradicionalmente el señalado concepto de seguridad alimentaria se relaciona con la producción de alimentos provenientes de la agricultura, relegando a un plano secundario la participación de la pesca. Se aspira, en consecuencia, a una relación pareja para que ambas actividades se constituyan en herramientas eficaces de inclusión social.

América Latina y el Caribe vive el reto de superar la paradoja de ser una exportadora neta de alimentos al mismo tiempo que 50 millones de sus ciudadanos padecen de subnutrición.

Este es, entre otros, un tema que está siendo debatidos en Buenos Aires, durante la 32ª Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Esta instancia ayuda a definir el actuar de la Organización a nivel mundial y fija las prioridades de trabajo para la FAO en la Región.


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