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domingo, 6 de diciembre de 2009

Editorial edición marzo abril 2009



Las evidencias hacen presumir que el manejo de la extracción pesquera no garantiza la sostenibilidad de un sinnúmero de recursos importantes para la sociedad y para el equilibrio del ecosistema. El impacto sobre los recursos marinos y costeros se hace cada vez más evidente, excediendo así la capacidad de carga de los mismos.

La riqueza infinita del mar peruano no es más que un mito. Este error de percepción promueve un irrefrenable incremento del esfuerzo pesquero y confunde además a la opinión pública haciendo más ardua la labor de regulación. Los beneficios económicos del sector pesquero marítimo alcanzan a una fracción mínima de la población costera involucrada. El mar peruano fue muy rico y abundante para la pesca, hoy ya no lo es.

La capacidad actual para realizar esfuerzo pesquero de extracción del pescador peruano puede superar los límites de sustentabilidad si no se reduce el esfuerzo pesquero y se limita el ingreso de nuevos actores al escenario extractivo.
Los volúmenes de recursos pesqueros naturales no aumentan a la par que crece la población vinculada a la extracción. Los recursos pesqueros no aumentan en función a la demanda.

Un ecosistema en equilibrio natural es una realidad que primó desde los orígenes de la evolución de la vida en el planeta hasta el pasado reciente (no más de 80 años atrás) Las más diversas especies existían en abundancia y en equilibrio regidas bajo la regla presa-predador. La demanda del hombre costero por pescado estaba satisfecha y no irrogaba desequilibrio.

Un ecosistema en desequilibrio por actividad pesquera constituye la realidad actual. Está provocado por la mecanización y masificación de la captura de especies marinas y por la insuficiente regulación y la ausencia de difusión de la realidad pesquera. Ello conduce a desórdenes de orden económico y social, al empobrecimiento del mar y a la frustración de los actores de la pesquería.

Un ecosistema en equilibrio con actividad pesquera debe ser el objetivo principal de la Administración Pesquera, que autoriza la extracción racional de una porción de biomasa de cada nivel trófico, privilegiando la cautela de ciertas especies y el sacrificio de otras en beneficio del hombre.

Antes de introducirse mayor esfuerzo pesquero al sistema se requiere el conocimiento científico necesario para la formulación de políticas, la toma de decisiones y la elaboración de planes y proyectos, los que deben tener como principal consideración el manejo sostenible de los recursos y la recuperación del medio ambiente marino y costero. Es la única forma de desarrollar un método de gestión que permita armonizar los valores culturales, económicos y ambientales y equilibrar la protección ambiental y el desarrollo económico de las zonas costeras.

La promoción de nuevas pesquerías y/o el aumento del esfuerzo pesquero deben estar fundamentados en una sólida base de conocimiento para emprender acciones bien sustentadas en torno al manejo adecuado del mar y de las zonas costeras.

Deberá tenerse en cuenta que el marco del modelo económico, así como la necesidad de mejoras tecnológicas que se requieren para mantener una industria competitiva, pueden inducir a un crecimiento de la capacidad de pesca que puede afectar negativamente al ecosistema.

Se requiere introducir el concepto de enfoque ecosistémico en la administración de las pesquerías.

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