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lunes, 7 de diciembre de 2009

LA OCEANOGRAFÍA EN EL PERÚ: APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CIENCIA DEL SIGLO XX PERUANO II (edición mar abr 09)

LA OCEANOGRAFÍA EN EL PERÚ: APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CIENCIA DEL SIGLO XX PERUANO II


Mag. Yeni Castro Peña

EL NIÑO EN LA OCEANOGRAFÍA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX


Hacia 1954 se publicó el Boletín Científico por la Compañía Administradora del Guano, en Lima. La publicación de este boletín hizo evidente el conocimiento que se tenía de la costa del Perú y de la ubicación de las Islas y Puntas Guaneras. Huelga decir que la publicación contiene un registro de las oscilaciones de la temperatura del mar y de sus ciclos en el norte del litoral peruano desde 1930 hasta 1939, con ello muestra el avance de una ciencia como la oceanografía en el Perú, a bien decir sus primeros pasos.

Este año de 1954 fue significativo, Mary Sears dio a luz el fruto de su labor: “Notas sobre la Corriente Costanera del Perú. Introducción a la ecología de la bahía de Pisco”, artículo publicado en el Boletín Científico de la Compañía Administradora del Guano.

La centuria pasada volcó su preocupación por aquellos periodos en los cuales las temperaturas del agua subían rápidamente y las aves morían de inanición por millares. Tales sucesos fueron atribuidos frecuentemente a la intrusión de aguas de menor contenido salino procedente del norte (“El Niño”), las cuales eran acompañadas por lluvias torrenciales y vientos del norte más bien que del sur, en la zona septentrional del Perú.

Los científicos de aquel entonces tildaron a El Niño como períodos de depresión ecológica (ENOS), los cuales eran esperados generalmente a intervalos de siete años (1911, 1918, 1925, 1932, 1939 y 1941). Destacando algunos como los de 1891, 1925, 1953 que se caracterizaron por su severidad en las dos centurias pasadas.

Los primeros estudios arrojaron que la vida de las aves dependía de las condiciones del mar, especialmente de la abundancia de anchovetas. VOGT hacia 1942 afirmaba que las anchovetas eran el principal alimento de las aves productoras del guano y su desaparición causaba la muerte por inanición de un gran número de dichas aves.

Significaba que El Niño hacía que las anchovetas se dirijan hacia el sur o hacia mar abierto pero en cuanto a evidencias no existían en gran número para probarlo.

Durante El Niño de 1953 se encontraron cardúmenes de anchovetas en la superficie con temperaturas de 24° y 25° C cerca de la Isla de Lobos de Afuera en el norte del Perú. Además indica que si las migraciones diurnas fueran la causa de la desaparición de la anchoveta, estas retornarían a la superficie por la noche y que los alcatraces que se alimentaban de noche tendrían anchoveta. Sin embargo, durante ENOS morían guayanayes, piqueros y alcatraces.

Las calamidades biológicas en las aguas de la costa del Perú fueron siempre asociadas a un calentamiento desusado del mar. Estas altas temperaturas fueron asimismo atribuidas a la incursión de aguas de bajo tenor salino, procedentes del norte (“El Niño”). Sin embargo, estas han sido también explicadas admitiendo la convergencia de cuñas de agua más saladas y más calientes procedentes del mar abierto y algunas veces a la descarga de ríos locales tales como los de Pisco y San Juan de Chincha. Asimismo, se ha sugerido que la radiación puede desempeñar un rol importante en el calentamiento local.


Dos fueron las clases de desastres biológicos remarcados por Sears, ambos asociados con temperaturas marinas elevadas y que en el pasado fueron considerados como consecuencia de El Niño. El primero, es el que se refiere a la ausencia de anchovetas que parten para otros lugares y es la causa de la muerte de las aves guaneras por inanición.

El segundo tipo, esta asociado con la presencia de aguas de coloración rojiza (“aguaje”). Ella trabajó con numerosos ejemplos ocurridos en otras partes, que mostraban que las decoloraciones estaban, por lo general, acompañadas de una mortalidad masiva de peces e invertebrados grandes. En cuanto a los “Aguajes” fueron frecuentemente atribuidos a la incursión de El Niño; también se presentaron en aguas de origen oceánico y en 1941, se observó su presencia en aguas afloradas entre Chincha Norte y Tambo de Mora.

Sears encontró que la intrusión de una masa de agua extraña, tal como El Niño o una lengua de aguas oceánicas, no era, pues, el requisito indispensable de una u otra clase de desastre biológico. Significaba que el agua aflorada de la Corriente del Perú podía también dar lugar a la formación de densos acúmulos de minúsculos organismos cuando sus estratos superiores habían alcanzado temperaturas del orden de los 20°C., según el mecanismo descrito anteriormente.

En este periodo no había la posibilidad de medir la intensidad del afloramiento en diferentes localidades ni se establecía la relación entre el afloramiento y los fenómenos metereológicos.

ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Hacia 1954, con el objeto de estudiar las características de las aguas de “El Niño”, se hicieron observaciones simultáneas de temperatura y salinidad a diversos niveles de profundidad frente a Cabo Blanco, esto último indicó el avance de la Oceanografía como ciencia que necesita cotejar diversos factores para brindar una opinión acertada. En esa data, los especialistas llegaron a la conclusión que ciertas características físicas de las aguas de la costa del Perú no eran suficientes para aseverar que se trataba de El Niño.

Se desmitificaron dos mitos: La uniformidad de las salinidades de las aguas de La Bahía de Pisco podía ser el resultado del afloramiento de algún estrato de agua sub-superficial; en tanto , las altas temperaturas no siempre significan El Niño, bien podían deberse a calentamientos, in situ, debido a la radiación solar.

Los avances de la oceanografía si bien fueron lentos, también fueron producto de la constancia y del apoyo tanto nacional como extranjero.





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