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jueves, 19 de junio de 2025

MAS FLOTA, MENOR PRECIO

 

Los peces constituyen un recurso natural, biológico, móvil y renovable. Su reproducción no requiere la intervención humana ni implica ningún costo. Los peces no se riegan, no se abonan, no se alimentan.

La pesca está sujeta a la disponibilidad de los recursos. La existencia de demasiadas embarcaciones pesqueras acarrea la sobreexplotación y la disminución de las poblaciones. La reducción de la flota debe ser un objetivo fundamental de la política pesquera.

Cada pez capturado deja de estar disponible para los demás pescadores. Cada pescador se ve afectado por la actividad de los demás pescadores, artesanales o industriales. Por tanto, a mayor cantidad de pescadores, menos capturas para cada uno, sobre todo en un escenario de pesquerías plenamente explotadas. Por tanto, la pesquería no debe admitir más participantes.

Las poblaciones de peces no se reproducen con la celeridad y en los volúmenes necesarios para permitir que intervengan nuevos pescadores, sean artesanales o industriales. La dependencia y vulnerabilidad de los pescadores respecto de las actividades de los demás pescadores actuales es inevitable. Con mayor razón si entran nuevos.

Lo prudente sería evaluar la magnitud de las biomasas explotables y valorizarlas, deducir el costo de extracción y conocer la renta neta a que pueden aspirar los que pretenden emprender la aventura de pescar. De este análisis resultará una primera información útil que les permita evaluar si salir a pescar es negocio o si ya dejó de serlo hace mucho tiempo debido a que los recursos pesqueros van disminuyendo en la medida que el esfuerzo pesquero se va incrementando.

En una competencia, donde todos los pescadores entran a pescar libremente, los más perjudicados serían los actuales pescadores, tanto artesanales como industriales porque cada vez tendrían menos recursos para extraer y menos días de pesca. 

Por tanto, la pesca no puede ser de libre acceso. Para evitarlo es necesario establecer cuotas anuales y cuotas individuales, así como el pago de derechos de pesca según el tipo de embarcación que posea el pescador,  la capacidad de pesca del mismo y la especie a pescar.

Incorporar más flota no mejora el número de jornales puesto que estos están en relación directa a la cantidad de recurso que se extrae.

Si, por ejemplo, se tiene una granja con 100 gallinas que producen 1,000 huevos diarios que sirven para alimentar a un pueblo de 200 habitantes a razón de 5 huevos por persona, incrementar 100 personas más solo permitirá que cada persona en lugar de comer 5 huevos consuma tan solo 3.3 huevos.

Por tanto es el recurso el que define la cantidad de trabajadores y no estos últimos.

En los últimos 30 años el escenario pesquero ha cambiado radicalmente. Los indicadores lo evidencian:

-    Menores volúmenes y menores tallas en las capturas,

-    Los pescadores costeros se han convertido en pescadores de altura o proveedores de la industria harinera.

-    Los botes y aparejos artesanales tradicionales se han reconvertido y mecanizado

-    La capacidad de bodega y el esfuerzo pesquero se multiplica

-    El número de partícipes aumenta. Las temporadas de pesca exitosa de acortan

-    Persiste la ilusión del pescador de tomar riqueza del mar y aumenta su frustración.

Debe entenderse que la pesca industrial y la pesca artesanal son actividades humanas que provocan mortalidad y por tanto afectan la estructura poblacional de los recursos hidrobiológicos. La tendencia de la población costera por apostar por la extracción debe ser revertida. La percepción es errada y debido a desinformación.

El recurso pesquero no aumenta en función de la demanda.

La Ley de Pesca tiene carácter promocional y ello debe cambiar; la Ley debe volverse regulatoria, limitativa y exclusivista, aun cuando aquello parezca impopular.

Pescar no debería ser un derecho sino debería ser considerado un privilegio. El privilegio será de unos pocos que se obliguen a sacar la cantidad justa que garantice la sostenibilidad de las especies al menor costo en beneficio de la alimentación humana y a los mejores precios para los pescadores.

Los medios del Estado deben orientarse a la educación, a la capacitación y al asesoramiento previos antes de brindar apoyo financiero a la población pesquera. No debe estimularse la formación de más tripulantes ni más pescadores, ni más embarcaciones, sino perfeccionar a los actuales, convertirlos en añadidores de valor agregado, llevarlos a la creación de cadenas productivas, hacerlos microempresarios que construyan una cadena que lleve sus productos por todos los rincones del país.

El siguiente link muestra una opinión acertada:

https://www.infobae.com/peru/2025/06/18/pota-en-tiempos-de-sobreabundancia-de-oportunidad-al-caos/



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