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lunes, 13 de abril de 2020

El ordenamiento pesquero


Todo sistema de ordenamiento pesquero considera, según sea el caso, régimen de acceso, captura total permisible, magnitud del esfuerzo de pesca, períodos de veda, temporadas de pesca, tallas mínimas de captura, zonas prohibidas o de reserva, artes, aparejos, métodos y sistemas de pesca, así como las necesarias acciones de monitoreo, control y vigilancia.

El ordenamiento pesquero debiera ser la suma de normas y acciones conducentes al logro de tres objetivos genéricos: Alimentación, Empleo e Ingresos Económicos. Ello exige  contar con información científica y evaluar factores económicos y sociales que inciden directa o indirectamente en la actividad pesquera.

Los retos para el manejo de nuestra pesquería implican incrementar el conocimiento de las interrelaciones propias del ecosistema de la Corriente Peruana, así como sobre la variabilidad climática y su impacto en los recursos pesqueros.

Es necesario aplicar a nuestra pesquería el concepto y los principios del manejo ecosistémico; diversificar el esfuerzo pesquero y propiciar iniciativas que redunden en el consumo humano de nuestros recursos pelágicos, en particular, de la anchoveta.

El Estado peruano debe asignar prioridades especiales al desarrollo de la pesca artesanal y de menor escala como fuente de empleo e ingresos para muchas comunidades costeras.

Alcanzar pesquerías sostenibles y socialmente responsables no puede ser producto únicamente de leyes o normas, sino, además, de una adecuada capacitación y educación que facilitará el cumplimiento de la normativa en toda la cadena de valor de la pesca artesanal.

La mejora de la productividad y competitividad requiere de un nuevo enfoque basado en la perspectiva de los derechos y necesidades  tanto del ciudadano, como del pescador enfatizando el rol fundamental del consumidor final, como objetivo principal de toda la actividad pesquera.

Para la mayoría de los pescadores artesanales, uno de los haberes más preciados es su capital intelectual, el cual se encuentra representado por un conocimiento detallado del caladero y el comportamiento de las poblaciones de peces. Es precisamente este conocimiento específico el que lo ayuda a sobrevivir en la competencia con las embarcaciones más grandes y poseedoras de una mayor tecnología. Sin embargo,  su supervivencia solo mejorará en función de la capacitación contínua a la que acceda y a la inversión en tecnología que ejecute, con el objetivo de lograr una ventaja a corto plazo en la competencia por el recurso marítimo.

El no hacerlo, por no contar con garantías para acceder a financiamiento o por otras razones, limita sus alternativas en términos de estrategias de supervivencia e implica un aumento de su esfuerzo y márgenes menores de utilidad; o, por supuesto, su salida del sector.

En dicho contexto, repensar los objetivos de una educación y capacitación para el pescador artesanal se torna indispensable; pero sin descuidar al resto de la cadena productiva del CHD puesto de que de nada vale un producto de calidad desembarcado, si a partir de ese momento hasta su recepción por el consumidor final se deteriora por falta de buenas prácticas de manejo. Están los estibadores, los ayudantes, los transportistas, los comerciantes, los puestos de los mercados, que forman parte de la cadena.

Los pescadores artesanales, que antes capturaban sus especies a poca distancia de sus poblaciones hoy se han visto obligados por la necesidad, a convertirse en pescadores de altura sin tener la preparación ni el equipamiento apropiado y se aventuran a veces hasta las 200 millas en busca de especies sustitutas a su pesquería tradicional, como el perico, por ejemplo. Necesitan adecuarse a esa nueva realidad.

Los intentos de formalización de la actividad artesanal no han sido muy exitosos en el tiempo, lo que impone enfocar una nueva estrategia que consiste en llevar la actividad a convertirse en un negocio más rentable, para cual debe reducir sus costos y elevar su productividad. Estos elementos harán más atractiva la formalización por las ventajas que ofrece la misma. Ello requiere de innovación y capacitación. Implica una visión integral también. No es suficiente tener un permiso de pesca, sino también RUC, de tal forma que incorporen a los tripulantes en una planilla lo que resolvería automáticamente sus necesidades de seguridad social y pensiones.

Es necesario promover la generación de valor agregado a fin de poder alcanzar mejores niveles de rentabilidad en beneficio del pescador, del trabajador del sector, del consumidor y del Estado. Por tanto, es importante diseñar mecanismos que faciliten el crecimiento. El crecimiento en función a mantener volúmenes constantes de desembarque es irresponsable, toda vez que las posibilidades de extracción tienen límites naturales, lo que obliga a dirigir el esfuerzo hacia el valor agregado escalando lo máximo posible.

En la lógica de una política de sostenibilidad, ordenamiento, adición de valor agregado en óptimas condiciones sanitarias y de mínimo impacto ambiental se impone un rediseño de las actividades de capacitación orientada fundamentalmente a crear capacidades en los pescadores artesanales y procesadores primarios en las materias convenientes para lograr dichos objetivos.

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