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miércoles, 29 de abril de 2015

Revista Pesca, mayo 2015: Editorial

Los volúmenes de peces que antes existían ya no son los mismos. Ya no es tan rentable pretender vivir de su captura como antes. Ese es el escenario de vida del poblador costero.

La pesca industrial de anchoveta, para los que se dedican a ella, no les genera empleo mas allá de 60 o 70 días al año, forzándolos a convertirse en supervivientes laborando en cualquier empleo temporal.

Las poblaciones de peces son recursos renovables; pero solamente si se tiene cuidado de permitirles renovarse, podrán explotarse indefinidamente.  Por ello se impone una ordenación adecuada, lo que significa que las cantidades capturadas deben mantenerse dentro de los límites ecosistémicos definidos científicamente. Las pesquerías deben regularse para que sean sostenibles. Tenemos la grave responsabilidad y el deber de actuar con precaución, colocando en primer lugar, las necesidades alimentarias de nuestra propia población.

Es necesario tener en cuenta los impactos medioambientales y ecosistémicos así como los aspectos institucionales. Para la ordenación de cualquier recurso es necesario disponer de la capacidad técnica y legal para controlar el acceso al mismo y contar con los medios para efectuar ese control.

Se requiere mayor cantidad y calidad de información científica sobre las especies del dominio marítimo peruano y sus aguas continentales.

Se puede innovar en regulación pesquera en beneficio de todos si los diversos estamentos de la colectividad pesquera concordaran sus iniciativas. Debemos superar aquello que nos coloca en posiciones antagónicas cuando en el fondo estamos del mismo lado. Cada quien con una visión defensiva de sus intereses que tiene que ser conciliada en beneficio del país en el largo plazo.  Lo que la ciudadanía en su conjunto requiere, más allá de la tecnicidad y complejidad de la administración y regulación de las pesquería, es que se vean resultados concretos que satisfagan expectativas y requerimientos simples.

Cómo se llega a cumplir estos objetivos es el resultado de una adecuada decisión y voluntad política ejecutada por funcionarios y técnicos que apliquen su experiencia y la ciencia necesaria para ello.
La ciudadanía no quiere seguir siendo espectadora de confrontaciones públicas. No quiere ser más un objeto necesario y usado solamente para legitimar intereses empresariales ni  políticos. Quiere resultados. Quiere ser el objetivo de políticas que le brinden bienestar, seguridad  y alimento accesible.

Marcos Kisner Bueno

El objetivo de la revista Pesca es ofrecer información diversa y constante que permita ampliar nuestra visión de la pesquería mediante la lectura y el análisis individual. Debemos leer, formarnos nuestra propia opinión y participar en la vida política del país porque nos afecta a todos, inclusive en la pesquería.

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.
Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.


Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a MAYO 2015.


EN LA EDICION DE MAYO:

El colapso de los peces forrajeros; La última edad de hielo; ¿Puede Indonesia cambiar su pesca?; La basura ahoga a los mares; El tesoro invisible del océano; El derretimiento antártico y El deshielo del Ártico; Un millón de especies marinas por descubrir; Aún hay tiempo de evitar el desastre; Los retos de la regulación ambiental; Relaves mineros al mar; Artes y técnicas de pesca; Los objetivos del desarrollo sostenible; La cadena de distribución del pescado; Lecciones económicas de una lata de anchoas; Manejo adecuado de recursos oceánicos; Barcos chinos vacían el mar argentino; No más pescadores sumisos; Las conservas de atún y su origen; La colusión en la ley de pesca chilena; El mar no se salva, demasiado poder en juego; El sector pesquero mexicano; Sechura: maricultura o gas; Un problema al que enfrenta el sector pesquero; 8 pesquerías colapsadas; El Niño, incapacidad estatal y la anchoveta; Gastón Acurio y la proteína perfecta; El Estado y su papel en la alimentación; Historia de la ciudadanía (5); Alternativas al acaparamiento de océanos; Capitalismo, imperialismo, neoliberalismo; No hay nadie a cargo; La construcción de un mejor país; Salir del círculo de la pobreza; El verdadero desarrollo sostenible; La gran aceleración; El fin del capitalismo; Terrorismo neoliberal; Chile: No más corrupción.
                       
Se puede leer en formato revista en el siguiente link

Y se puede bajar en PDF en el siguiente link:

viernes, 24 de abril de 2015

La Revista Pesca

El objetivo de la revista Pesca es ofrecer información diversa y constante que permita ampliar nuestra visión de la pesquería mediante la lectura y el análisis individual. Debemos leer, formarnos nuestra propia opinión y participar en la vida política del país porque nos afecta a todos, inclusive en la pesquería.

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.


Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Todas las ediciones de la Revista Pesca pueden descargarse en forma gratuita desde el siguiente enlace:


Las ediciones de la revista pueden leerse en un amigable formato de revista en el siguiente enlace:

sábado, 18 de abril de 2015

LA ANCHOVETA, LA INDUSTRIA PESQUERA Y EL ESTADO PERUANO

No se puede imponer el consumo de anchoveta por la fuerza ni por la ley, ni se puede desaparecer a la industria reductora de harina de pescado. Pero por otro lado tampoco se puede incentivar su consumo, o el de pescado en general, en un escenario donde el mercado interno compite en desventaja con la exportación.

Crear mercados dentro del Perú, incentivar el consumo de pescado y crear el hábito de consumo de anchoveta en especial, requiere de una decisión política que vaya mucho más allá de los actuales programas que existen. Es mucho más fácil exportar pescado por la facilidad logística, obvia y por los subsidios que genera la actividad como el drawback y la devolución del IGV.

La venta al mercado nacional tiene tremendos retos logísticos, hay que invertir en infraestructura y no tiene incentivos ni subsidios.

La iniciativa privada requiere de mayor esfuerzo e imaginación desde el Estado para apoyarla. Cambiar hábitos de consumo o crearlos toma más tiempo del que dura un gobierno. Los viejos de hoy nos acostumbramos al pescado blanco y difícilmente aceptamos la anchoveta.

Los niños de hoy pueden ser habituados a consumir anchoveta y también pota de forma tal que cuando sean adultos les sean tan normal su consumo como para nosotros la corvina, por ejemplo. Pero eso toma tiempo, requiere continuidad de políticas y compromiso de funcionarios.

Mientras esto no se entienda y no se diseñen Políticas de Estado de largo plazo que tengan por objeto crear el hábito de consumo en la niñez, diseñando además estrategias que abaraten el costo de los productos hidrobiológicos, en no habrá resultados eficaces.

Tenemos que pensar como país y no como gobierno de 5 años. El éxito en la creación del hábito de consumo de anchoveta no será cosechado en el gobierno que inicie una acción eficaz al respecto, sino en el siguiente o subsiguiente.

Por tanto, mientras subsista el egoísmo de hacer cosas para salir en la foto durante la gestión, la desnutrición infantil seguirá siendo un problema, entre otros. Mientras sigamos peleando por el destino de la anchoveta el lugar de consensuar y diseñar mecanismos duraderos que beneficien a la población, no estaremos haciendo país. La población está cansada de ver peleas, de la demagogia y de ausencia de planes y políticas de largo plazo. La ciudadanía espera soluciones y acciones de sus gobiernos; espera acciones concertadas del empresariado con las autoridades para generar hechos concretos que la beneficien.

Disponer de una abundante biomasa de anchoveta no significa que se puede hacer de dicho recurso un alimento para resolver de inmediato los problemas de desnutrición y seguridad alimentaria del país. El problema es más complejo e integral puesto que:

• no existe hábito de consumo de anchoveta;
•no existe infraestructura adecuada ni suficiente para transformarla y permitir su almacenamiento y distribución;
• la normatividad de la extracción y venta proveniente de las embarcaciones que capturan para CHD no es precisamente la mejor;
• no existen mecanismos que permitan una adecuada competencia entre la industria harinera y la de consumo humano directo.

Si los precios que paga la industria harinera superan a los que paga la industria de CHD, ¿cómo podemos esperar que los pescadores dediquen sus capturas a este último? El incentivo para pescar anchoveta es el precio que paga la harina y que supera al que paga el consumo humano directo. Esto es una realidad y ningún discurso lo cambiará, sino la acción concertada con verdadera voluntad de hacerle un espacio al consumo interno.

La inútil confrontación con la industria reductora no resuelve nada. Más allá de la constante pelea y exposición de motivos por los cuales es buena o mala, las cosas siguen igual. Lo inteligente es que la industria de CHI y CHD y los pescadores artesanales concerten con el Estado en temas básicos como una adecuada normatividad para la extracción destinada al CHD, entre otros. La labor del Estado debería ser la creación del hábito de consumo de anchoveta través de acciones que creen la demanda.

La industria no tiene estímulos para atender un mercado nacional que de inicio será pequeño e incipiente, pero sí puede estimular la creación de micro empresas que puedan ir atendiendo una demanda cada vez más creciente. Este podría ser un mecanismo innovador si se diseñan mecanismos que permitan que estos mercados convivan sin entorpecerse. Con el tiempo, las fuerzas del mercado actuarán solas y la oferta y la demanda encontrarán su equilibrio.

Mientras no se aborden estos temas colaterales, hablar de la anchoveta como solución para los problemas alimentarios nacionales no es nada más que un declaración lírica de buenos deseos.

Es importante tomar en cuenta que aunque el Perú tiene una participación importante en la explotación de recursos pesqueros a nivel mundial, esta no aporta los beneficios que merece la población peruana. El hecho es que, en nuestro país, una parte considerable de la población continúa con bajos niveles de consumo y de acceso a los alimentos, con la consecuente persistencia de niveles de desnutrición.

La desnutrición que azota a la sociedad peruana de menores ingresos poco o nada tiene que ver con la escasez de productos alimenticios, porque no tenemos escasez. Lo que tenemos es una inadecuada distribución de los recursos.
Es imposible negar esta realidad, menos aún ante una de las características más espeluznantes de la estructura pesquera nacional: la coexistencia del hambre con la exportación de nuestros productos alimenticios hidrobiológicos.

No se debe llevar la extracción de nuestros recursos pesqueros a límites peligrosos para la sostenibilidad del ecosistema, para atender necesidades de alimentos para otros países mientras nuestra población sufre carencias poniendo en riesgo el futuro de nuestras generaciones venideras. No se puede abandonar el mercado interno con el argumento de que la exportación trae divisas (que no son propiedad del Estado sino del exportador) mientras simultáneamente la industria no contribuye con tributos apropiados; no prioriza la alimentación nacional y no protege la fuente de alimentos marinos para las futuras generaciones de peruanos. Pero la pelea no aporta soluciones, mientras que la conversación en búsqueda de mecanismos que creen un nuevo escenario ofrece esperanzas.

La desnutrición crónica es un indicador que tiene frenado al país y que mientras no se resuelva no permitirá el crecimiento nacional con equidad e inclusión.

Nuestra única posibilidad está en nuestras generaciones futuras, y ello lleva implícita la mejor alimentación posible.

Generaciones bien alimentadas, bien educadas y bien entrenadas son nuestra única posibilidad y defensa contra la incertidumbre del futuro de la economía globalizada. El modelo vigente se da el lujo de exportar sus recursos naturales alimentarios mientras posee un índice de desnutrición del 24% como promedio nacional.

Se debería ponerse especial énfasis en la educación e información para las poblaciones costeras y comunidades de pescadores a fin de que estas tomen conciencia de la realidad de la pesquería. De esta forma constituirán un defensa natural de su propio ecosistema y contra la desinformación proveniente de grupos o de medios que por desconocimiento o interés siempre pretenden anteponer intereses de parte sobre el interés colectivo.

Se impone enfocar una nueva estrategia que consiste en llevar la actividad pesquera artesanal a convertirse en un negocio más rentable con el objeto de que oriente su producción y distribución hacia el interior del país.

El Estado no está interviniendo nada más que dando el marco regulatorio dirigido a cumplir metas de control biológico y de protección. Las medidas comúnmente aplicadas son: las vedas, las cuotas, limitaciones al tamaño mínimo, control de artes y sistemas de pesca, etc. El objetivo de este ordenamiento es la preservación de las especies más explotadas, restringiendo la presión sobre su biomasa en etapas críticas. Pero la regulación pesquera vigente no considera aspectos de inclusión social ni de alimentación nacional. Aparentemente la tesis peruana es que la seguridad alimentaria no necesita (y por tanto no existe) una política pesquera, pues el mercado se hace o debería hacerse cargo de ella.

En ese orden de cosas, la exportación es más atractiva por los beneficios tributarios que se derivan de ella para los exportadores. El mercado interno carece de similares estímulos. Por tanto es posible hablar de subsidios a la exportación pesquera en perjuicio de la atención al mercado interno.

Si bien es cierto que la selección de mercados es una decisión empresarial, también es cierto que el Estado no debería ser ajeno al tema, ya que la alimentación popular es una obligación de la cual no puede evadirse.

CONCLUSIONES

Básicamente se tiene entonces, que:

1. El sector privado no tiene incentivos para invertir en la distribución y venta de productos ícticos en el mercado interno ni mucho menos para atender a las zonas alto andinas.
2. Se justifica entonces la existencia de programas sociales que cubran ese espacio desatendido por la empresa privada, en razón de la necesidad descrita.

3. Sin embargo los programas sociales no pueden ser permanentes, por lo cual se requieren proyectos que pretendan: crear el hábito de consumo (léase mercado), crear y articular la oferta a través de la generación de negocios (microempresas) en la zona costera cercana; y estimular la aparición de pequeños negocios que adquieran esos productos en la zona objetivo. El resultado complementario es la aparición de un negocio que pone en contacto al consumidor con el productor, el cual al rentabilizarse no solo genera empleo y riqueza sino que le da sostenibilidad al abastecimiento de productos ícticos desligando poco a poco la intervención del Estado en esta actividad.

Marcos Kisner Bueno

viernes, 10 de abril de 2015

Ocho pesquerías están agotadas

NOTA DE PESCA
Esta nota nos hace conocer que la autoridad de pesquería chilena tiene un análisis técnico de 38 pesquerías, mientras que en Perú, que se sepa, apenas si tenemos información sobre la anchoveta, merluza, y algo sobre la pota, jurel y caballa.
No se conoce, públicamente por lo menos, que existan estudios sobre otras especies de tal nivel que permitan tomar decisiones administrativas y regulatorias acertadas y precisas en base a sustento técnico científico.
La tendencia en el Perú es dejar la regulación y administración en niveles de confrontación mediática, de conflicto social, de pugnas por el poder de controlar la pesca. Olvidamos que los recursos naturales no son patrimonio de unos cuantos sino de toda la Nación. Se puede innovar en regulación pesquera en beneficio de todos si los diversos estamentos de la colectividad pesquera concordaran sus iniciativas. Debemos superar aquello que nos coloca en posiciones antagónicas cuando en el fondo estamos del mismo lado. Cada quien con una visión defensiva de sus intereses que tiene que ser conciliada en beneficio del país en el largo plazo.
Ocho pesquerías nacionales fueron declaradas en estado de colapso y otras ocho en sobreexplotación. Esto, a partir del último informe de estado de conservación.
Un panorama nada alentador arrojó el último informe del “Estado de Situación de las Principales Pesquerías Chilenas”, dado a conocer por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca). En el documento se informa que ocho pesquerías están agotadas, ocho en estado de sobrexplotación y 22 en un estado de plena explotación.
Cabe destacar que por primera vez en nuestro país se definen oficialmente Puntos Biológicos de Referencia (PBR) como indicador objetivo para precisar el estado de conservación de los recursos pesqueros. De las 38 pesquerías analizadas, 22 cuentan con sus respectivos PBR que fueron determinados gracias a un esfuerzo conjunto de expertos internacionales, científicos nacionales y la Subpesca, alcanzando los mejores estándares recomendados a nivel mundial.
La merluza común, entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos, está entre los recursos que muestra un delicado estado de conservación, siendo clasificada como en estado de agotamiento o colapso. Se trata de uno de los recursos más emblemáticos de nuestro país y comercialmente muy importante para pescadores artesanales de regiones como Valparaíso, Maule y Biobío.
Hasta hace solo dos años la cuota permitida de captura de merluza común para el país alcanzaba las 40.000 toneladas, pero para este 2015 la cuota recomendada por el Comité Científico Técnico es de tan solo 23.000 toneladas, un 42,5% menos. Lo anterior es una consecuencia práctica de la delicada situación por la que atraviesa esta pesquería y, según enfatizó el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Raúl Súnico, “si no tomamos medidas de administración, por muy fuertes o duras que sean, de manera oportuna y sustentable, arriesgamos que en los próximos años la merluza sea muy difícil de encontrar”.
Junto con la merluza, la anchoveta de la zona centro sur, la sardina española, el congrio dorado, el alfonsino y el besugo están declaradas en colapso o agotamiento. Por su parte, los recursos declarados en estado de sobreexplotación son la anchoveta del norte, el jurel, la merluza de cola, merluza del sur, merluza de tres aletas, la raya y el bacalao de profundidad.
Súnico sostuvo que “estos resultados nos ponen un desafío muy importante para el futuro y como Gobierno tenemos un compromiso para recuperar nuestras pesquerías, respetando los criterios científicos para una adecuada administración, proyectar la actividad pesquera extractiva, sobre todo la artesanal o pequeña escala, y darle sustentabilidad para el futuro”.
Todas las pesquerías mencionadas se encuentran bajo estrictos regímenes de administración que incluye la aplicación de vedas, tallas mínimas, restricción de artes de pesca, cierre de registros y cuotas establecidas por Comités Científicos Técnicos que buscan y apuntan a recuperar estos recursos.
Revise íntegramente el informe descargando el siguiente documento: 

Fuente

miércoles, 8 de abril de 2015

EL CAMBIO CLIMATICO Y CHIMBOTE

Lo más probable es que antes de finalizar el presente siglo, la situación mundial sea la que todos queremos evitar.  Frente a estos escenarios la mayoría de los pueblos del mundo están planificando acciones para  adecuar sus territorios a las nuevas condiciones que nos viene imponiendo y que nos seguirá imponiendo la naturaleza. 

En este contexto el probable escenario que tendremos que enfrentar en Chimbote, seria debido a  los impactos en el stock de  “anchoveta”, con repercusiones de índole económico y social, por la probable desaparición de la industria de la harina y aceite de pescado, escenario que ya hemos experimentado en eventos “El Niño” fuertes. 

Los invito a leer el artículo EL CAMBIO CLIMATICO Y CHIMBOTE en la edición de abril de la Revista Pesca

domingo, 5 de abril de 2015

LAS CIFRAS OFICIALES DE LA PESQUERIA PERUANA EN EL 2014

En base a la información proporcionada por el Ministerio de la Producción, la Dirección General de Presupuesto Público del Ministerio de Economía y Finanzas procede a efectuar los respectivos cálculos para la determinación de los Índices de Distribución del Canon Pesquero provenientes de los Derechos de Pesca

 Los invito a leer la sección LA PESQUERIA EN CIFRAS en la edición de abril de la Revista Pesca

miércoles, 1 de abril de 2015

EL FENOMENO EL NIÑO EN EL PERU Y LA PESQUERIA

Estas son las últimas noticias de fines de marzo en  relación a El Niño y la pesca. Algunas contradictorias, otras tímidas. Pero todas inducen a permitir la extracción de anchoveta sea como sea, cueste lo que cueste.

El punto es que el modelo impone que el éxito del país se mide con el crecimiento del PBI y de las exportaciones. Por tanto la presión por mantener el ritmo de producción de harina y aceite de pescado, y en general de los productos exportables pesqueros, es lógica y consecuente con la doctrina vigente.

Los invito a leer el artículo EL FENOMENO  EL NIÑO EN EL PERU Y LA PESQUERIA en la edición de abril de la Revista Pesca