Hay muchas formas de corrupción, la cual solamente es posible cuando hay un corrompido, pero la existencia de este último solo es posible gracias a la existencia de un corruptor. Sin embargo más allá de ello es evidente, conocida y notoria la actuación de algunos astutos profesionales que le encuentran la salida a la norma, más aún cuando esta es laxa, flexible y animada de un espíritu de favorecer al infractor. La industria pesquera no puede eximirse de la responsabilidad ética y moral derivada del uso de argucias, como tampoco puede evadir su responsabilidad en los escasos aportes tributarios que le da al país.
Durante décadas el sector pesquero ha sido dirigido, manipulado o influido por una industria pesquera que poco ha aportado al país como lo demuestra su contribución por impuesto a la renta de tercera categoría y derechos de pesca.
Lo que el sector necesitaba es un gobierno comprometido con la Nación, con el pueblo, con los pescadores artesanales, como viene demostrando la actual administración.
Las evidencias y las cifras demuestran que la pesquería en el Perú ha sido negocio de pocos y pérdida para la Nación. Más allá de la propaganda mediática sobre crecimiento de exportaciones y un relativo aporte de empleo, la verdad es que el país jamás participó adecuadamente de la riqueza de su pesquería. La Nación ha asistido indolente y desinformada a un crecimiento de los desembarques pesqueros en beneficio de unos cuantos. Cualesquiera fuesen las razones, esa realidad impone su propio paisaje. Cuando la prensa y la opinión pública empiezan a desgarrar el velo de la indiferencia y del desconocimiento y la Sociedad civil tenga el coraje de levantar su voz exigiendo una administración pesquera transparente y dedicada a satisfacer las necesidades de la población, la legítima propietaria de los recursos pesqueros, recién estaremos encaminados hacia una reforma de la pesquería.
La esperanza de todo el sector pesquero artesanal y de las grandes mayorías del país están puestas en el Presidente Humala, quien ha asumido un compromiso con la Nación. La actitud presidencial de las próximas semanas le dirá al país qué le espera a la pesquería durante los próximos 5 años.
Miles de pescadores artesanales esperan de este Gobierno acciones concretas en beneficio de su inclusión social, lo cual solo es posible con un Ministro comprometido con el país y los pescadores, antes que con los intereses de una industria, tributariamente poco aportante pero sí sensiblemente contaminante del medio ambiente y altamente impactante de nuestro ecosistema marino sin que el país sea debidamente compensado por la extracción de recursos naturales que realiza.
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