La Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE 2010) presentó a algunos candidatos iniciando la exposición de sus propuestas de planes de gobierno.
Un panelista tocó el punto crítico que la ciudadanía reclama: ¿Cómo lo harán?
Es muy sencillo elaborar un programa académico y dogmático en el papel y condimentarlo con una serie de ofertas populistas para granjearse la benevolencia y el entusiasmo de una población ávida de cambios, reformas y resultados que alcancen al ciudadano común y corriente, más allá de las grandes cifras macroeconómicas.
Otra cosa es exponer un plan de trabajo estratégico con metas claramente identificables e indicadores de su cumplimiento. Eso supone un trabajo serio, responsable y coherente de un equipo técnico especializado en cada una de las materias y la mística y voluntad suficientes para aplicarlo. Requiere además de la voluntad política real para llevarlo a cabo.
Todavía no estamos en la etapa de la presentación formal y detallada de los planes de gobierno. Aún es tiempo para que los candidatos en esta nueva contienda electoral presten a la pesquería la atención que se merece y formulen planes realistas, coherentes y que conduzcan a una verdadera reforma del sector.
El sector pesquero ha sido la cenicienta de todos los sectores del país en los últimos años, lo que ha favorecido a unos y perjudicado a otros: pero el gran perdedor ha sido el país que observa con indiferencia y desconocimiento la realidad de una pesquería amenazada por el cambio climático, la desaparición de especies, la falta de visión de largo plazo y la injusta participación de la Nación en el negocio pesquero.
El futuro nos pasará la factura por haber sido indiferentes e indolentes con un sector que es importante y vital desde el punto de vista de la seguridad y la soberanía alimentarias.
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