Incentivar
el consumo de anchoveta en el Perú debe ser una prioridad de todos los gobiernos.
Es
una costumbre satanizar a la industria de harina de pescado por no destinar el
recurso al consumo humano; pero en realidad el asunto no debe configurarse de
esa manera. La industria harinera existe porque en su momento se presentó la
oportunidad de capturar la renta de ese recurso convirtiéndolo en harina, cuyo
mercado, que es básicamente la acuicultura, fue creciendo y se volvió un
negocio rentable. Obviamente más rentable que el consumo humano directo. El
empresario apuesta a ganar lo máximo posible. Que hay necesidades de
alimentación en la población, sí; pero ese tema no es de responsabilidad del
empresario, sino que es competencia del Estado.
Producir
harina de anchoveta resultó ser un buen negocio y se ha invertido mucho en el
mismo. ¿Por qué no se ha hecho igual con el consumo humano de anchoveta? La
explicación más simple es: porque no es un negocio mejor que la harina.
¿Se
puede culpar a la industria harinera por ello? No sería justo. Es verdad que
hay temas sobre la misma que deben ser discutidos, como por ejemplo la
contaminación, los derechos de pesca y otros; pero eso no es motivo para
pretender que se deje de hacer harina. Es un negocio que bien puede coexistir
con el del consumo humano directo.
Pelearse
con la industria de harina, alegando que el destino de la anchoveta debe ser
para el consumo humano y en consecuencia debería desaparecer, es un sin sentido
y un absurdo.
Como
referencia, la industria harinera dispone de un promedio de 4 a 5 millones de
toneladas de anchoveta por año y se mantiene la biomasa saludable. Con todos
sus altibajos y problemas de tallas, zonas de pesca, etc. Pero ahí está.
En
el gobierno de PPK el Ministro de la Producción decidió otorgar una cuota de
300 mil tm de anchoveta para el CHD. Al termino del año no se alcanzó la cuota.
Al año siguiente se rebajo a 150 mil tm y tampoco se alcanzó. Claro que lo que
pasó es que quien dispuso esa cuota la dio sin sustento técnico, simplemente
porque tenía el poder y podía hacerlo. No le funcionó bien el asunto.
Esas
cifras muestran que no hay forma de destinar toda la cuota de anchoveta al CHD.
Desaparecer a la industria harinera no la reorientará al consumo humano. Son
negocios distintos que no se contraponen.
Existen
ideas innovadoras para procesar la anchoveta, pero requieren de inversión
privada. También se cree que es responsabilidad del Ministerio de la Producción
el tema de la anchoveta para alimentación nacional. Por un lado, no es rol del
Estado hacer empresa, que es lo necesario para la comercialización de anchoveta.
Por otro lado la Ley Nº 27779 establece que el Ministerio de la Producción
formula, aprueba y supervisa las políticas de alcance nacional aplicables a las
actividades extractivas y productivas comenzando en los sectores industria y
pesquería, promoviendo su competitividad y el incremento de la producción así
como el uso racional de los recursos y la protección del medio ambiente. A tal
efecto dicta normas de alcance nacional y supervisa su cumplimiento. Su ROF
dispone que el Despacho Viceministerial de Pesca y Acuicultura vela por el
aprovechamiento sostenible de los recursos hidrobiológicos y su impacto
favorable en el medio económico, ambiental y social, y promueve el consumo de
productos hidrobiológicos, entre otros.
No
le asigna funciones ni competencias en el tema alimentario y tampoco puede
tener un rol empresarial que conduzca a la comercialización de anchoveta o de
ningún otro recurso pesquero.
Por
lo tanto, no está en sus competencias nada más que actuar sobre la promoción
del consumo a través de acciones de educación y otras que puedan desarrollarse.
En
esta materia, el Programa Nacional a Comer Pescado tiene como misión fomentar,
consolidar y expandir los mercados internos para el consumo final de productos
derivados de los recursos hidrobiológicos. En este caso puntual, PRODUCE puede
reestructurar y/o reorientar el Programa Nacional a Comer Pescado para que se
convierta en un programa priorizando la creación del hábito de consumo de
anchoveta.
Este
programa para el 2025 tiene un Presupuesto de casi 16 millones de soles cuyo
destino bien podría replantearse en mejor forma. De este total, apenas 9
millones 800 mil soles se destinan a la partida de fomento del consumo de
productos hidrobiológicos. Tan solo esta suma dedicada la creación del hábito
de consumo de anchoveta y acciones colaterales, resultarían en un mejor
resultado.
La
problemática de la atención al mercado nacional con anchoveta hay que verla con
realismo y dentro del actual marco normativo. Hay temas básicos:
1.No
existe hábito de consumo de anchoveta. Se pueden mencionar todas las bondades
del recurso y su positivo impacto sobre la reducción de la anemia y la
desnutrición; pero el hecho es que no hay hábito de consumo. Por lo tanto, no
hay demanda.
2.
La anchoveta no puede manipularse a través de toda la cadena de valor en estado
fresco, sino que requiere ser transformada (congelada, enlatada o curada) para
facilitar su transporte y comercialización.
3.
No puede traerse en una embarcación a granel, sino que requiere de hielo y
cuidadosa manipulación para que no sufra daño mecánico.
4.Traerla
en cajas con hielo reduce la capacidad de estiba y aumenta los costos de
operación, por tanto será más cara que la anchoveta destinada a la harina.
5.
¿Hay plantas que puedan transformarla en forma de congelado, enlatado o curado
que puedan pagar, sino un mejor precio, por lo menos el mismo que la destinada
a la harina?
Si
se quiere que la anchoveta sea consumida por la población, tiene que ser un
negocio rentable y sostenible para que alguien se interese en invertir en el
mismo y dedicarse a ello. ¿Lo es actualmente? No.
¿Es
responsabilidad del Ministerio de la Producción? No.
¿Es
responsabilidad del Estado crear las condiciones para que se cree un negocio de
anchoveta destinada al consumo humano de la población? Sí.
Crear
mercado significa crear la demanda. Ese es el tema básico que debe atenderse.
La satisfacción de esa demanda será el resultado de inversiones privadas
mediante una oferta apropiada de anchoveta en la presentación que resulte más
atractiva.
Esta
tarea es una combinación de esfuerzos y voluntades del sector privado y de
varios ministerios como Producción, MEF, Salud, Educación y el MIDIS.
En
consecuencia, los entes estatales responsables deberían diseñar un plan de
acción articulado, (no solo una política) que conduzca a crear el hábito de
consumo de anchoveta y los estímulos que conduzcan a la inversión en
infraestructura de distribución y comercialización de anchoveta para CHD.
Trabajar
planes y programas para mejorar la alimentación nacional, en este caso con
anchoveta, resulta ser una competencia del Ministerio de Desarrollo e Inclusión
Social más que de PRODUCE, de conformidad con lo que establece la Ley 29792.
El
funcionario público solo puede hacer aquello que la ley le manda, en tanto que
el funcionario privado puede hacer todo aquello que la ley no le prohíbe.
Atribuir
a la industria de harina de pescado la responsabilidad de que el país no
consuma anchoveta, no es correcto, puesto que choca contra la realidad. Y al
final…la realidad impone su propio paisaje.
Destinar
la anchoveta para la alimentación nacional no es tan complicado como puede
parecer; pero no resultará de un enfrentamiento con la industria de harina de
pescado. Solo requiere de voluntad y decisión política alejada de todo tipo de
intereses que no fuesen los de la Nación.
En
algún momento se deberá pasar de la polémica, de la confrontación y del
discurso, a la acción real y efectiva concertando la empresa privada con el
Estado y las organizaciones sociales.
Podemos
alimentarnos con anchoveta; pero es un camino largo que requiere de
perseverancia, constancia y continuidad, voluntad y decisión política.