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viernes, 27 de mayo de 2016

Revista Pesca Junio 2016: editorial

El Perú primero

La Ley General de Pesca, diseñada en la década de los 90 está basada en un esquema neoliberal y un espíritu promotor de la actividad pesquera, con una regulación flexible basada en el mercado, lo que aparta el concepto de inclusión social y justicia social. La actividad de extracción ya no debe tener un marco promotor, sino precautorio ante la evidencia de agotamiento de los stocks pesqueros y/o ausencia de información científica que permita establecer límites máximos de extracción. Puede haber especies que si pueden ser promovidas; pero con una base científica sólida que marque un límite. Los recursos pesqueros son renovables; pero no son inagotables.

Una nueva visión para la pesquería del Perú debe crear una doctrina que tiene que otorgar a los aspectos sociales, políticos y ambientales, mayor énfasis que en el modelo actual. Se debe integrar al modelo actual, las actividades socioeconómicas, las de protección del medio ambiente, las de mantenimiento de la calidad de vida de las poblaciones ribereñas y las de una justa participación social en la renta de la industria. Debe tener como meta principal disponer de pesquerías sostenibles en el contexto de una nueva  gobernanza. La visión de un nuevo modelo debe proponer construir un equilibrio entre las necesidades del mercado, las de conservación de los recursos, y la priorización de la población nacional en la atención de su alimentación basada en productos hidrobiológicos.

La expresión “pesquerías sostenibles” va más allá del simple enunciado y responde a todo un contenido de acciones y estrategias que a su vez requieren de medios para alcanzarlas, dentro de los cuales destacan, además de los económicos, el de ciencia, tecnología e innovación. El Estado tiene que ser el ente que garantiza el equilibrio entre el mercado, la justicia social y la conservación del ambiente y los recursos pesqueros, utilizando a la ciencia y la tecnología como componente importante en la nueva gobernanza pesquera. Debe orientar su visión a alcanzar el fin supremo, cual es el servicio al ciudadano a través de la provisión de alimentos de origen hidrobiológico, que contribuya a conseguir la seguridad alimentaria y a erradicar la malnutrición infantil en el Perú, en primera prioridad, antes que alimentar a otros países.

El actual modelo de gestión, sesgado hacia el mercado y la exportación, presume que las pesquerías solamente son sistemas económicos con todo lo que ello implica. Minimiza la importancia del mercado nacional y la contribución a la alimentación nacional

Denomino modelo de gestión al marco formado por una doctrina pesquera nacional que produzca una nueva base legal modernizando la vigente, sobre la cual se pueda perfeccionar el Modelo Organizacional Institucional actual. Diferencio entonces el modelo de gestión del modelo organizacional.

Los recursos hidrobiológicos marítimos y continentales  son un recurso natural que es patrimonio de la Nación. El Estado los entrega en concesión, de acuerdo a la normatividad vigente. El usufructo de los mismos se hace bajo condiciones que establece la regulación que se aplique a cada especie, la cual debe encontrar el justo equilibrio entre las necesidades del país y las del sector privado.

Artículo 66.- Recursos Naturales. Los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación. El Estado es soberano en su aprovechamiento.  Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal.
Artículo 39.-  Todos los funcionarios y trabajadores públicos están al servicio de la Nación.

En tanto las administraciones de la pesquería no entiendan que su función es servir al pueblo peruano, a la sociedad peruana, la cual es propietaria de los recursos hidrobiológicos y no a intereses de parte ni extranjeros, los recursos pesqueros estarán expuestos no solo al agotamiento, sino a una indebida utilización cuando alimentan a otros países, sin atender primero la alimentación nacional. 
Alimentar al Perú primero y después al mundo, debe ser la orientación de una doctrina pesquera nacional.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a JUNIO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.


jueves, 19 de mayo de 2016

SOBRE EL INCREMENTO DEL CONSUMO DE PESCADO

No es apropiado pretender incrementar el consumo de pescado a través de promociones, sin haber determinado cuáles son las especies que pueden ser promocionadas. Ello requiere de una investigación científica que indique con precisión qué especies existen con la suficiente biomasa como para soportar un esfuerzo de extracción sostenido. Lo que a su vez lleva a la necesidad de asignar una cuota global máxima de ser extraída en determinados períodos, reglamentando las tallas mínimas y épocas de veda reproductiva.

Los recursos pesqueros, si bien es cierto son renovables, no son infinitos y necesitan de regulación para asegurar su renovación, lo que en resumen es el significado de una pesquería sostenible.

Mientras no se conozca los límites máximos de extracción de todos los recursos pesqueros susceptibles de ser extraídos por la pesca artesanal e industrial, es irresponsable estimular mayores inversiones en la fase extractiva.

El censo de pescadores es un hecho que ya fue ejecutado y contiene información que tiene que conjugarse con la investigación científica de los recursos pesqueros artesanales. Esta última es una tarea pendiente que debe imponer limitaciones a la actividad extractiva. Conociendo el potencial de extracción existente y la capacidad de carga del ecosistema marino de Humboldt, se podría imponer cuotas. Los límites máximos de extracción no podrán ser precisados en tanto el Instituto del Mar del Perú no haga una investigación adecuada que permita proveer este dato científico al Ministerio de la Producción.

Este escenario impone aplicar una política precautoria.
Se está promocionando el consumo de pescado en el mercado nacional sin referencia alguna de las especies a promocionar. El país está exportando casi toda la producción industrial de productos hidrobiológicos que se procesan en plantas, estimulado por los incentivos y subsidios a la exportación que existen.

Las necesidades alimenticias del país demandan una política promotora de la comercialización de productos pesqueros en el mercado nacional y no para la exportación.

En el caso de la anchoveta, para su consumo en estado fresco, no es, o no sería suficiente una campaña de promoción al consumidor, sino también un cambio en la normatividad vigente que estimule la captura de esta especie para el CHD. Se requiere que la anchoveta sea extraída en las condiciones apropiadas y se le conserve en frío de tal forma que se asegure un óptimo producto sanitariamente aceptable.

Para su consumo en conservas, tiene que modificarse la normatividad para facilitar que la industria conservera disponga de adecuadas condiciones de abastecimiento, de las cuales hoy no dispone generándose capacidad instalada ociosa por falta de materia prima.

Debe regularse y controlarse que las capturas destinadas al CHD no se desvíen hacia la harina estimulando la creación de un mercado que asegure un mejor precio que el que paga la industria reductora.

Si no se actúa sobre estas variables, hablar solo de promocionar el consumo es insuficiente.

Una demanda creciente permite la generación de empleo y de empresas que a la vez proporcionan proteína a la población más necesitada. La medición del consumo en Lima, en el sector A no es el índice que debe marcar el estado del consumo de pescado per cápita, sino el consumo en el interior del país.

Sin embargo nada de esto será posible mientras no se establezcan cuotas anuales de extracción científicamente determinadas por el ente científico y un eficiente programa de creación del hábito de consumo en el interior del país, que genere un incremento de la demanda, sumado a acciones de mejoramiento de las prácticas de manipulación y envasado del pescado a bordo.

Los recursos marinos son un recurso natural patrimonio de la Nación, no son un recurso privado. Por tanto, el derecho de explotar esos recursos debe asignarse con arreglo a criterios que garanticen que la pesca contribuya lo máximo posible al interés público.

El programa “A comer pescado”, debe reorganizarse para hacer que se oriente a la promoción de recursos hidrobiológicos de mayor disponibilidad estacional dirigido hacia las poblaciones vulnerables como prioridad, creando el hábito de consumo y convirtiéndose en un factor de impulso al consumo de pescado; pero basado en las posibilidades de extracción definidas científicamente. Este deberá convertirse en un factor de apoyo al desarrollo del mercado interno dentro de una política de equiparar los mercados de exportación y el nacional en términos de incentivos.


Marcos Kisner Bueno